Gente del Rojas que ama a Yente

Esta posible trilogía, impensada en otros momentos, se estructura a partir de un renovado interés en las obras de Yente y Del Prete, el cual coincide con una nueva perspectiva sobre los artistas de los 90 reunidos en torno del Centro Cultural Ricardo Rojas. “Varios artistas y curadores asociados con el Rojas, o con su resurgimiento, también se están ocupando actualmente de la obra de Del Prete y Yente, un fenómeno que tal vez tenga su mejor expresión en la curaduría de Del Prete realizada por Santiago Villanueva en Roldán, en 2020, que incluye textos de artistas como Fernanda Laguna y Claudia del Río, ambas cercanas al Rojas”, señala en su texto para la muestra el historiador del arte Gabriel Pérez-Barreiro.

La vinculación tiene fundamentos convincentes. La generación del Rojas desestimaba las teorías muy elaboradas y los artistas se enfocaban en lo doméstico, los materiales subestimados y descartados, lo lúdico, la belleza, el goce. Como destaca Barreiro, “(…) se hallaban muy lejos de la arrogancia y la convicción ideológica de artistas como Maldonado o Hlito”. El historiador reflexiona, además, sobre el hecho de que el contacto de Del Prete con el futurismo y con Mondrian lo condujera a la verdulería del barrio en vez de a un comercio de artículos de arte, destacándose así una actitud de bricolaje similar a la de los artistas de los 90. Yente escribía sobre cómo Del Prete hizo sus primeros collages abstractos en 1932: “La muestra futurista y el contacto con la obra de Arp, Mondrian, lo llevan a sus primeros intentos abstractos. Son collages, emplea papeles de color de envases y de envoltura de frutas (su taller estaba pegado a un mercado), piolines y hojas de periódicos, algunos hebreos, cuyos caracteres le parecían partituras musicales.” Una actitud compartida también por Yente. Cuenta su sobrina Liliana Crenovich, que cuando recibían algún electrodoméstico se dividían los materiales del envoltorio: el telgopor para Yente –material hoy muy visto en trabajos de artistas contemporáneos– y el cartón corrugado para Del Prete. Además, los dos artistas recurrían al color rosa. María Amalia García señala que “(…) el rosa –por su connotación con el universo femenino, la vulgaridad, lo ridículo– es escasamente usado en la pintura moderna, y menos en la seria pintura concreta”. Y agrega: “Precisamente, el rosa –“color de ensueño”, como lo llamaría Jorge Gumier Maier– es un eco de las conexiones que la obra de la pareja tiene con los artistas de finales del siglo XX.”