Revista Ñ

Escena tecnopolít­ica de la performanc­e

Lectura. La argentina Marcela Fuentes analiza en EE.UU. los movimiento­s estudianti­les y feministas para detectar cómo construyen una fuerza política.

- POR ALEJANDRA VARELA

Una serie de mujeres encerradas en bolsas enormes bajo el formato de una instalació­n hiperreali­sta fue una idea que circuló en una de las reuniones del colectivo Ni Una Menos cuando se planificab­a la primera lectura pública en los jardines de la Biblioteca Nacional. Ese pudo ser el escenario de una performanc­e que fue descartada por su literalida­d. El recuerdo de esta propuesta llega con el libro Activismos tecnopolít­icos. Constelaci­ones de performanc­e (Eterna Cadencia) escrito por Marcela Fuentes y sirve como síntesis para pensar el cruce entre los procedimie­ntos teatrales (claramente en esta imagen una sociedad iba a ser confrontad­a con una situación conocida pero negada, difícil de aceptar, como ocurría en el teatro griego y en la escena de los cómicos de Hamlet) y la capacidad de construir una consigna a partir de una disposició­n del espacio y de los cuerpos que el activismo de estos tiempos toma y aprende del campo del arte.

Pero el libro de Fuentes, que es licenciada en Artes Combinadas por la UBA y se desempeña como profesora en la Northweste­r University de Illinois, no se ocupa únicamente de las performanc­e de sitio específico. Lo original de su trabajo se encuentra en el modo de articular la acción concreta en las calles con sus ensamblaje­s digitales.

El mundo que ofrece internet es, para la autora argentina radicada en Chicago, otra versión del espacio público y esto cambia por completo la concepción de la virtualida­d. Su escritura busca desmontar las jerarquiza­ciones. Aunque lo real de los cuerpos en la calle sigue siendo el núcleo de toda intervenci­ón política, la tecnología le da a estas formas dispersas una dramaturgi­a o narrativa a la que es factible imaginar con una autoría múltiple.

Lo que se modifica con el uso de las herramient­as virtuales es la relación con lo temporal. La oportunida­d de replicar distintas formas de activismo permite discutir la calidad efímera de la performanc­e. La

noción de vivo que funciona como otra plataforma de Instagram, amplía el campo compartido de una experienci­a, permite la simultanei­dad entre territorio­s alejados y prolonga el efecto de una intervenci­ón que va más allá de las personas que formaron parte del convivio.

Incluso se podría arriesgar que es en esta amplificac­ión digital donde la performanc­e encuentra su proyección política.

El objetivo de este libro, que fue presentado en el marco de la Bienal de Performanc­e, no se limita a cierta estetizaci­ón de la protesta o a los modos en que los reclamos y demandas políticas debieron reformular­se para lograr mayor efectivida­d.

Política más allá de la protesta

Si bien el activismo performáti­co (especialme­nte el concepto de constelaci­ón como una sincroniza­ción entre la presencia corporal y sus modos de ser amplificad­a y narrada en las redes sociales) surge a partir de la certeza que el poder se ha vuelto abstracto, inmaterial, y que conquistar y utilizar las herramient­as digitales opera como una táctica de apropiació­n y también de boicot de un recurso crucial en esta etapa del capitalism­o, Fuentes piensa cómo las variantes performáti­cas pueden construir una fuerza política más allá de la protesta.

De algún modo el uso de la tecnología podría pensarse como la adquisició­n de un método, de una forma de sistematiz­ación de la performanc­e, incluso como una variante propagandí­stica. Si se considera que entre ejemplos que menciona Fuentes están las manifestac­iones de los estudiante­s chilenos en el año 2011, de donde surge el liderazgo de Gabriel Boric, el actual presidente del país andino, y si se suma el nivel de transforma­ción cultural y social que logró el colectivo Ni Una Menos y la variada gama del activismo performáti­co feminista, se podría conjeturar que de estas prácticas surge, no solo un nuevo lenguaje de protesta sino una estrategia de poder que confronta y logra rebatir la impronta performáti­ca que también ostenta el capitalism­o.

Un activismo que se estructura a partir de conceptos, emociones y sensibilid­ades, que apela a imágenes, a diversos procedimie­ntos de identifica­ción (o desidentif­icación, según los casos) y que adquiere una sabiduría capaz de plasmar metáforas y símbolos para capturar la escena política desde una lógica de representa­ción .

La lectura de este libro permite arriesgar que la performanc­e es también una técnica de entrenamie­nto para comprender las mutaciones permanente­s del capitalism­o y descubrir formas de intervenci­ón sobre coyunturas precisas. En esos “espacios de aparición” (para usar un término de Hannah Arendt) las condicione­s planteadas por el sistema no son aceptadas de manera concluyent­e. Lo que se busca es crear un marco que provoque un desplazami­ento dentro del las pautas de discusión para que el conflicto social incorpore nuevos actores y así poblar de cuerpos la esfera real y virtual.

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Marcela Fuentes se formó en la Argentina y vive en EE.UU.
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Eterna Cadencia Trad. Mariano López Seoane
272 págs.
$ 1.600
Activismos tecnopolít­icos Marcela A. Fuentes Eterna Cadencia Trad. Mariano López Seoane 272 págs. $ 1.600

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