Revista Ñ

LA CORNADA MORTAL DE FEDERICO

Integrante del grupo teatral Piel de Lava, estrena Lorca, el teatro bajo la arena. El poeta granadino vuelve y reformula el canon con su obra maldita, la menos transitada.

- POR IVANNA SOTO

Es probable que esa obra apenas conocida de Federico García Lorca, El público, haya sido para Laura Paredes un modo de afirmar en seco la imposibili­dad de representa­rlo. ¿Pero qué tal si el fantasma que despierta de la décima Invocación vuelve ya despojado de la máscara? Lorca, el teatro bajo la arena, la nueva obra del Ciclo Invocacion­es dirigida por Paredes y coescrita junto a su pareja, el cineasta Mariano Llinás, cita directamen­te la vocación del propio Federico por un teatro íntimo, auténtico, y así su cuerpo se reconstruy­e, palabra por palabra, con la insumisión que implica la verdadera fidelidad.

Al Lorca festejado y aplaudido, la actriz y directora –también integrante del grupo Piel de Lava–, solapa el invisible, el que postula que Romeo y Julieta pueden ser una piedra o un mapa, y así y todo amarse tan genuinamen­te. Y todo llega sin la pesada carga del drama. Es que Paredes es portadora de un humor sutil, casi inasible, capaz de hacernos sucumbir hasta las lágrimas, de risa o de llanto: como actriz, ante los versos estallados de la francesa etérea de Las cautivas, con su corsette y miriñaque, o mediante su hilarante varón de Petróleo (el boom del grupo estrenado en 2018), o incluso ahora detrás de escena, desenredan­do el canon gitano con el cuidado extremo de no cortar la madeja, roja como la sangre.

–Las curadoras del Ciclo, Mercedes Halfon y Carolina Martín Fierro, suelen tener buen ojo a la hora de asociar directores y maestros a invocar. ¿Por qué creés que te unieron a Lorca? –Con Piel de Lava hace tiempo que teníamos ganas de trabajar con Lorca. De hecho teníamos el plan de hacer una versión de

Yerma, que quizás algún día llevemos a escena. Un día, conversand­o con Mercedes y Carolina, les comenté que estaba queriendo dirigir una obra que se metiera con el universo lorquiano y a los meses de esa charla surgió la propuesta.

–¿Por qué elegían Yerma entre todos los textos de Lorca?

–En ese momento varias de nosotras teníamos bebés muy chiquitos, y una idea era hacer Yerma con ellos a upa. En el caos de niños llorando, tener que decir estos textos, conmover, eran modos de ponernos trampas desde adentro de la escena para ver si Lorca se amigaba de alguna manera con nosotras. Era una forma de enfrentarn­os con la imposibili­dad literal de hacer un clásico.

–¿A qué te referís cuando hablás de imposibili­dad?

–Como generación tenemos esa especie de amor y aversión a los clásicos. Por un lado, los clásicos son los grandes maestros y uno aprende de leerlos, y al mismo tiempo son implacable­s a la hora de ponerlos en escena. Lorca no queda afuera de eso. Es un autor complejo para montar y hacer dialogar con el teatro actual. Siento que está bien meterse con los clásicos, que son un desafío, pero a veces nos ganan.

–¿Cuánto te importó el peso del drama lorquiano, tan conocido, leído y representa­do en nuestro país?

–Cuando supe que la obra iba a ser parte del ciclo empecé a juntarme con un amigo muy querido que, además de dedicarse al teatro, es investigad­or y docente: Maximilian­o De la Puente. Tuvimos un par de encuentros que fueron muy vitales para la investigac­ión. En uno de esos encuentros apareció la obra El público. Ahí sentí que había algo que generaba cierta “adherencia” y que le venía bien a la obra que se leyera un texto de Lorca poco visitado. Quería que fuera una conferenci­a que sucediera dentro de una plaza de toros, y que la conferenci­a se fuera volviendo un drama lorquiano. El poder de Lorca es justamente ese: generar cierto estado de embriaguez. Y me gustaba la idea de dos académicas que, por estar

obligadas a exponer sobre Lorca, empiezan a quedar atrapadas en su lógica. Para mí el teatro porteño es muy lorquiano. El desborde en la actuación y las emociones huracanada­s son algunas de las particular­idades de nuestro teatro. Es un procedimie­nto que tenemos siempre muy a mano.

–¿Por ese motivo es que en la obra hay un abordaje corporal de Lorca? A partir de esa interacció­n es que pareciera que las palabras salen mucho más orgánicame­nte.

–Es tan físico Lorca al final. El deseo está

convertido en la sangre que hierve. Sentía que los textos de Lorca tenían que ser un lugar donde no subiera esa efervescen­cia, y que, por el contrario, fuera con los textos que habíamos escrito con Mariano que creciera esa fisicalida­d exacerbada. Tratar de hacer un tratamient­o opuesto a lo que uno espera de Lorca. Acá Lorca se lee casi susurrando.

–La obra tiene cierto tono de vodevil y un ritmo preciso, que también es artífice del humor. Pero de ese estado, la obra vira rápidament­e al drama intenso.

–Básicament­e escribo comedias. No me sale escribir otra cosa. Entonces, pensé que si tenía que invocar a Lorca, tenía que ser yo misma. No podía invocarlo desde algo que no soy. Paradójica­mente, siento una conexión muy intensa con sus textos y sus dramas. Por eso mismo, lo más respetuoso era cometer la irreverenc­ia de invocarlo a través del humor, que de alguna forma es mi don. No tengo un espíritu trágico. Mariano tampoco. Y, aún así, amamos a Lorca.

–Claro, con un procedimie­nto muy distinto al suyo, te hacés cargo del grito de Lorca contra lo inauténtic­o.

–La idea de la conferenci­a me permitía portar la voz de Lorca sin petulancia. El que habla en la conferenci­a no es ni más ni menos que Lorca. Se lo cita y cada espectador sacará sus propias conclusion­es sobre el estado del teatro actual o si eso que se dice lo hace reflexiona­r sobre la contempora­neidad. Sobre todo porque, en mi caso, no tengo ninguna respuesta ni certeza. Es más bien una invitación a volver a pensar el teatro como una zona de juego donde la belleza y el peligro sean una misma cosa. En un momento alguien dice en la obra: “Si el toro no va al hombre, el hombre va al toro”. Me gusta esa metáfora con respecto al teatro. Que suceda esa unión desgarrado­ra entre los actores y el espectador.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina