¿Ante los destinos de un posfascismo?
El historiador e intelectual italiano Enzo Traverso relee su libro de 2018 para analizar las transformaciones que imprimió la crisis del Covid.
Entre el prólogo que el historiador e intelectual italiano Enzo Traverso escribió recientemente y el cuerpo del libro Las nuevas caras de la derecha: ¿Por qué funcionan las propuestas vacías y el discurso enfurecido de los antisistema y cuál es su potencial político real?, que se publicó en el año 2018, se establece un conflicto, un diálogo virtuoso, una revisión de lo ya dicho y pensado que invita a ser tomada como una hipótesis de lectura.
Es que el historiador italiano se propone en esta nueva edición que realiza Siglo XXI someter a prueba los tramos de su diagnóstico que pueden haber sido afirmados o refutados por el escenario que inició la pandemia, especialmente en relación a cómo las tendencias del posfascismo marca su recorrido, sus implicancias , persistencias o disoluciones.
En la caracterización que establece Traverso de estas expresiones contemporáneas de la derecha, la carencia de una organización efectiva (no hay detrás de Donald Trump ni de Marine Le Pen un armado político equivalente a los Camisas Negras de Benito Mussolini ni las SS hitlerianas) funciona como el rasgo que denota su debilidad.
Si el concepto de totalitarismo que esgrimiera Hannah Arendt le resulta impreciso para dar cuenta de esta modalidad política donde la ausencia de pudor de los líderes parece habilitar un discurso racista y discriminatorio, Traverso entiende que la aparición del posfascismo es coyuntural y mediática. Su estilo le habla a un ciudadano derrotado y su violencia no logra destruir el sistema democrático ni generar una alternativa, dos elementos que estaban dentro de los objetivos del fascismo original.
El profesor de la Universidad de Cornell en Nueva York expone un análisis histórico y comparativo para subrayar que una de las disposiciones que facilitaron el ascenso del nazismo al poder fue su capacidad de convertirse en interlocutor de los grandes grupos económicos y del ejército en la Alemania de los años treinta.
La lectura del texto de Traverso lleva a interpretar que ciertas acciones violentas (como las ocurridas después de la derrota electoral de Trump con la ocupación del Capitolio, o algunas conductas intempestivas de las derechas libertarias en América Latina o en Europa) dan cuenta de una falta de estrategias al momento de intervenir sobre un contexto desfavorable. Por esta razón parecen estar destinadas a quedar afuera de una dinámica política donde lo que sigue prevaleciendo es la lógica de mercado.
Traverso identifica en la pandemia una matriz política que demostró la ineficacia de los posfascismos para resolver desde el Estado el giro biopolítico que obligaba a gobernar en circunstancias de cuarentena y a diagramar campañas de vacunación masiva. La peste anuncia un retroceso del posfascismo pero en la serie de entrevistas que estructuran el libro y que le dan el tono de un texto en elaboración, la palabra de Traverso nunca es concluyente.
Francia, país en el que Traverso desarrolló su actividad académica durante veinte años, le sirve como ejemplo para describir la singularidad que expone hoy el posfascismo en Europa. Un dato central es la islamofobia como reemplazo del antisemitismo, más allá que Traverso reconoce distancias fundamentales, ligadas a las condiciones excepcionales que hicieron posible los campos de concentración en la Alemania nazi y la implementación de la solución final (instancias que están lejos de ser replicadas).
En el odio al Islam, en esa falta de elaboración sobre los matices y diferenciaciones que la pertenencia al mundo islámico implica, percibe la utilización de la laicidad como una justificación para la exclusión religiosa y la manifestación de una nueva interpretación de la república francesa, donde las libertades y los derechos no serían para todos. Su condición de posibilidad estaría en la expulsión de un sector, en este caso señalado en el Islam. Se deduce aquí que Traverso llama a estar más atentos a las posiciones y variaciones de la política cotidiana que al carácter de los líderes.