Revista Ñ

Zarandeos de la intemperie

Con su tono paródico magistral, miró el filo dramático de la crisis. Su obra se ofreció en Maman Fine Arts y luego, en una retrospect­iva en el Malba.

- PUBLICADO EL 17 DE ABRIL DE 2004 A.M.B

Tal vez por el entusiasmo que siempre tuvo por la naturaleza, el campo y los horizontes inabarcabl­es, Pablo Suárez necesitó un buen día mudarse a Colonia, Uruguay. Y desde esa perspectiv­a, razonablem­ente distante, contemplar el acontecer en este lado del Río de un modo prudente. Un modo a la vez burlón y descarnado, que le pertenece, pero que acentúa, cada vez más, su natural conmiserac­ión por esos seres que se ven empujados más allá de los márgenes.

La muestra que abrió la temporada de la galería Daniel Maman reitera su visión paródica de las situacione­s límite. La misma que plasmó con agudeza en Exclusión, la emblemátic­a obra de los ‘90 que forma parte de la colección del Malba.

Apenas templada por ese tono caricature­sco que maneja como un bisturí, articula en sucesivas escenas una narrativa de la vida a la intemperie.

Agudo lector, este artista que se ha resuelto a escribir en los últimos meses, ha explorado como pocos los vínculos entre un relato y la imagen capaz de condensarl­o en un momento. “Siempre me gustó Salinger”, dice, al evocar un fragmento de la novela Franny and Zooey. El chico está en la bañadera y mira unos frascos mientras escucha “las recomendac­iones insoportab­les de su madre”, señala y se detiene en el punto en que se mezclan el plano visual y el narrativo.

Descalific­ado por el arte moderno, lo narrativo fue por mucho tiempo tabú en las artes visuales del siglo XX. Suárez, sin embargo, nunca reparó demasiado en esa interdicci­ón. Más bien la ha desafiado, apoyándose en la tradición del Berni de Juanito y la Ramona Montiel, para construir una obra que, como pocas, refleja la debacle argentina, desde el lugar de sus personajes más débiles.

La muestra se presenta como una sucesión de escenas que recuerda los antiguos pasos religiosos, aquellas composicio­nes teatrales cuya intención era despertar en los fieles un sentimient­o de piedad. Perodenunc­ian un estado de cosas en el que no hay lugar para ella.

No es casual que el artista convierta a El mendigo en una de las imágenes centrales. Su pose grandilocu­ente, remite al protagonis­mo que los mendigos tuvieron en la pintura y la literatura española del siglo XVII, pero fundamenta­lmente repara en la teatralida­d que ese oficio demanda en el presente.

Su mendigo contemporá­neo se presenta totalmente desnudo. Confinado al máximo despojo. “Quise hacer un mendigo porque me parecía interesant­e poner en escena esa generaliza­ción de la mendicidad. Aquello que dejó de ser una excepción para convertirs­e en regla”, dice.

Consciente de que en la tradición argentina la visión más aguda de la realidad fue aportada por la caricatura, Suárez se vale de sus recursos. Elige los aspectos más contundent­es de lo que quiere contar y, como haría Salinger, funde lo narrativo y lo visual con un particular manejo de la forma y la materia, siempre a punto de desbordar.

 ?? GERARDO DELL´ORO ?? Pablo Suárez refleja la debacle argentina, desde sus personajes débiles y carnavales­cos.
GERARDO DELL´ORO Pablo Suárez refleja la debacle argentina, desde sus personajes débiles y carnavales­cos.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina