El pionero “pacífico”
En el frío sur, a una altura que da vértigo, Jef Aerosol deja su huella. Termina de pintar la fachada de un edificio que nunca llegó a tener función (en 25 de Mayo y San Martín, pleno centro), “la pajarera” de Ushuaia. Es el alma máter de la primera generación de artistas callejeros de los ‘80. Su obra figura en colecciones privadas y galerías del mundo. Además, toca música irlandesa, folk, blues y música psicodélica de su autoría. Desde que hizo pie aquí ya desató stencils de onas, y luego, en ese edificio, aerosol en mano, dejó la imagen de Mercedes Sosa, Cortázar, Borges, Atahualpa Yupanqui, Pizarnik, chicos acurrucados, que son un símbolo en su obra, y gauchos, y violinistas saltando en el aire, y bailarines de tango.
¡¿Cómo empezó?
ƘEn 1981, vi a The Clash en París. Mientras tocaban, un artista del graffiti de Nueva York pintaba sobre una enorme
tela. Un año después hice mi primer stencil.
¡¿Qué relación encuentra entre las artes visuales y la música?
ƘEn los 60 y los 70, eran una manera de escapar de la escuela y del mundo de los adultos. Una expresión de libertad. Para mí no se pueden enseñar. Fui construyendo mi conocimiento con libros, visitando museos y galerías, conversando. No me hubiera gustado tener un profesor que me dijera esto sí, esto no.
¡¿Alguna vez fue perseguido?
ƘNo. Si uno vive en un país en el que no hay libertad, como fue el caso de Chile con Pinochet o la dictadura en Argentina, o comunistas como Cuba, entonces, las expresiones de libertad pueden ser castigadas. En 31 años nunca he tenido grandes problemas. Trato de respetar la ciudad, la propiedad y la gente, y no provocar a la policía. No pinto trenes ni equipamiento que el gobierno construye con los impuestos. No veo el objetivo de pintar en esos lugares, excepto si se quiere usar el arte como un arma para expresar ideas políticas, pero es posible hacerlo de un modo más pacífico y poético.
Para él, considerar que el street art es pro o anti-sistema es una falsa dicotomía. “Es arte. Gratis. Algunos se confunden: piensan que si es gratis para la gente, no deberían pagarle a los artistas y tampoco, pintar con permiso. Pero cuando uno va por la calle y ve algo que lo conmueve, no tiene por qué saber si al artista le pagaron o no, o si tuvo permiso. Si alguien necesita saber esos detalles es porque considera que la imagen es menos importante que quién hizo eso, por qué y cómo”.