Homeland, ficciones reales del Pentágono
Tras el atentado del 11 S, muchos hablaron de una nueva Guerra Fría. En realidad algo similar, pero con otro nombre, comenzó un capítulo de la historia que no intentaba reconstruir el Muro de Berlín. Esta vez el enemigo era un terrorismo ultramoderno quealimentó ficciones de todos los calibres. Una de ellas fue Homeland, gran serie que acaba de terminar tras 8 paranoicas y tensas temporadas en las que Claire Danes, la agente Carrie Mathison de la CIA, nos transformó en parte de una conspiración. O en sus víctimas.
La televisión era otra, en un mundo que era otro. Las series vivían un momento dorado con Breaking Bad y Mad Men. Homeland se estrenó en EE.UU. el 2 de octubre de 2011. Desde su primer capítulo fue un éxito. Cada temporada abordó conflictos que parecían una emisión en vivo de la CNN. Toda la trama se parecía demasiado al mundo de Obama, Trump, hackers, trolls... Todo fue cubierto: la agenda mundial estaba en la serie. En la sexta temporada apareció un activista de ultraderecha que atacaba a la presidenta. Un aludido del mundo real respondió ante una supuesta ofensa. Era Alex Jones, un radiofonista con millones de seguidores tanto de su emisora, en Texas, como de su página y canales en YouTube. Trump lo ha elogiado y parece que también es uno de sus referentes periodísticos. El dardo había llegado a destino. Cuando parecía que Carrie había cambiado de bando, una decisión sorprendente la vuelve al ruedo y la redime. La intriga no puede terminar. La patria es lo que le importa a una agente de inteligencia, que está lejos del retiro, y a quien brillos y glamour ruso apenas la excitan.