Revista Ñ

Notas al pie

- POR JUAN GELMAN PUBLICADO EL 9 E OCTUBRE DE 2004 Crepitacio­nes

Algo se escucha en el acto de escribir. Silencios de la imaginació­n, tal vez, por donde las relaciones ocultas. El silencio de la imaginació­n no es el silencio de la palabra. Entre los dos se abre una terra ignota que es un vacío muy particular. Ese vacío no es la nada, está vivo y lleno de rostros que no se dejan ver. Ocurre un vértigo circular y el poeta busca respuestas.

¿Hay respuestas? ¿No es vana esa insistenci­a? ¿Y por qué corredor transita la obsesión que empuja a escribir hasta dar en palabra? ¿Qué impuesto pagan obsesión y palabra a la imaginació­n? ¿Su silencio es la huella del límite? ¿Como esa impronta en el alma de que habla Plotino y que nada material produce? ¿Como una sombra sin cuerpo? ¿La poesía nace de la huella del límite para borrarlo de la faz de la sangre?

Poesía y política

Los portavoces de la poesía llamada pura, ésa que planearía sobre las miserias de nuestra humanidad, amputan la expresión poética, la expresión humana. Exactament­e como aquellos que no hace mucho pretendían –o aún pretenden– lo contrario, una poesía exclusivam­ente política o social, vinculada –dicen– a las luchas del pueblo. También ésos mutilan la expresión humana, mucho más rica de aventura y misterio que los imaginados por cualquier funcionari­o. El único tema de la poesía es la poesía, por eso puede hablar de todo, incluso de política, como lo hicieron Dante, Shakespear­e, Arquíloco, para citar ejemplos prestigios­os. La cosmovisió­n de un poeta, como la de cualquier otra persona, es más vasta que su posición ideológica o militancia política. Así lo prueban comunistas como Neruda y Vallejo y fascistas como Ezra Pound y Brasillac.

Poesía y utopía

La experienci­a del exilio late en el aquello de San Juan de la Cruz, que da cuenta de lo que no tiene forma y deja traza. ¿Esa traza es la marca de una ausencia que no cesa de no escribirse? ¿Es un vacío-pasión que arde en el deseo del expulsado? El expulsado sólo puede dar lo que no tiene y habla desde la utopía, su ningún lugar. Como el amor, como la poesía.

Poesía y realidad

Un poema sin ojos no puede cruzar la calle.

El poema

Tal vez lo que se intenta toda la vida es escribir un solo poema, uno solo. Entonces, el poeta no sería un pequeño dios, como quería Huidobro, sino apenas un mendigo de la magia que siempre se da por accidente, el perseguido­r de una nota que sabe que no existe. Como el poeta de las tradicione­s árabes, montado por un demonio que lo obliga a buscar en la lengua lo que la lengua niega, a encontrar la palabra que separa a la lengua del lenguaje.

¿Qué es lo que crepita en el movimiento hacia el poema? ¿Un saber, una ignorancia, un saber que ignora lo que hay que saber, una ignorancia que sabe lo que hay que ignorar? El trabajo de la poesía La poesía da forma al vacío para que éste sea posible. La poesía crea otra memoria, en la que el sueño de la realidad se rehace como sueño de la escritura.

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