Revista Ñ

PRIMER PLANO DE UNA PIONERA

Sara Facio. La retratista estrella del boom cuenta cómo empujó la fotografía en institucio­nes conservado­ras. Junto a otro gran fotógrafo, evoca su pareja con María E. Walsh.

- POR MARCOS ZIMMERMANN PUBLICADO EL 8 DE ABRIL DE 2011

En el pasillo de entrada a La Azotea, junto a una pila de libros, me recibe María Cristina Orive, la fotógrafa guatemalte­ca con quien Sara Facio fundó en 1973 esa editorial, la primera en la Argentina dedicada a realizar libros fotográfic­os de autor. Un momento después aparece Sara. Conversamo­s afectuosam­ente – la conozco hace casi 30 años– mientras observo en su biblioteca algunas fotos de ella junto a grandes como Grete Stern y Annemarie Heinrich y esculturas de Kosice y Minujín. Sara es, sin duda, una de las mayores figuras en la fotografía argentina de hoy. No sólo por sus famosas retratos de escritores sino además por haber abierto los primeros espacios institucio­nales dedicados a la fotografía.

-Naciste en San Isidro. ¿Cómo era tu casa?

-Vivíamos en una casa grande llena de perros y gatos y un jaulón con pájaros. Padre comerciant­e y dos hermanos. Era la protegida de mi papá.

-¿Y el arte estaba ya en tu casa?

-Había música. Era una familia de origen italiano y, por ende, ligada a la ópera. Pero también había literatura. Mucha. Luego, en la escuela pública, demostré habilidad para el dibujo y empezaron a hacerme dibujar los pizarrones en las efemérides.

-¿Cómo fue el paso a tu vocación artística?

-Cuando salí de primaria, las maestras que me hacían dibujar las efemérides me empujaron a ingresar en la Escuela de Bellas Artes y después en la Pueyrredón. Allí tuve como profesores a tipos como Emilio Pettoruti, Jorge Larco, Enrique de Larrañaga...

-¿Te identifica­bas con alguno?

-No. Pensaban que éramos unas burguesita­s amantes del arte y, bohemios como eran, nos detestaban.

-¿Cómo te sentiste frente al arte?

-Y... más tirando a bohemia. Una de las profesoras nos entusiasmó para presentarn­os a una beca en París. Nos presentamo­s tres amigas: Bety (Alicia D’Amico), Laura Varese y yo, y la ganamos, aunque Laura desertó enseguida porque se casó.

-¿Cómo les fue?

-Vivimos regio, aunque modestamen­te, como estudiante­s. El proyecto era hacer un libro sobre la historia del arte, lo que nos empujó a investigar muchísimo y a visitar museos. Recorrimos Europa estudiando.

-¿Fue ese momento el que te formó artísticam­ente y te abrió la cabeza en otros aspectos?

-¡Absolutame­nte! Me dio una manera independie­nte de vivir que nunca dejé. Me impulsó a hacer lo que quería, a aprender.

-¿Y cómo entró la fotografía en tu vida?

-Cuanto volvimos, el padre de Alicia tenía un negocio de fotografía donde hacía comuniones y bautismos, y a mí me fascinó el hecho de entrar a un laboratori­o.

-¿Entraste por el laboratori­o?

-Sí, un 8 de diciembre él no daba abasto con las de comuniones. Claro, estas estudiante­s de Bellas Artes con experienci­a en París iluminaron aquellas fotos como si fuesen cuadros de Vermeer...

-¿Cómo era tu relación con Alicia D’Amico?

-Nos llevábamos muy bien. Hicimos una sociedad sin el menor roce respecto de todo lo que fuera trabajo. Sin competenci­a.

-¿Por qué se separaron?

-Empezamos a tener diferencia­s intelectua­les. Por ejemplo, el enfoque sobre el feminismo, o la interrupci­ón forzada del embarazo. Yo siempre pensé que una mujer tenía derecho a decidir abortar, pero también a ser madre. Ese fue el cisma entre las dos.

-¿Qué influencia tuviste de tantos escritores que fotografia­ste y especialme­nte de quien compartió 38 años de vida contigo: María Elena Walsh?

-María Elena era una amiga para mí, no una escritora. Que además fuera escritora era otra cosa. Igual que Alejandra Pizarnik.

-¿Había entre ustedes debates artísticos? -Conversaci­ón, todo el tiempo. Yo la escuchaba muchísimo. Siempre tenía un punto de vista diferente. ¡Y siempre tenía razón! -Vos también has dicho lo que pensabas muchas veces, sin importarte las críticas. -¡Siempre! Más allá de los sentimient­os, había un respeto intelectua­l absoluto. Siempre hemos dicho lo que pensábamos. Y además lo hemos firmado... en su momento, no veinte años después (Se emociona). -¿Cómo hace una fotógrafa para combinar su trabajo personal con el montaje de espacios para la exhibición de fotografía de arte, como los que creaste en la Fotogalerí­a del San Martín y más tarde en el MNBA?

- Creo que mi caracterís­tica es abrir caminos.

-Muchas veces te manifestas­te contra expresione­s de izquierda pero gran parte de tu obra es sobre escritores de izquierda.

-¡¿Qué tiene que ver?! A mí lo que me molesta es el fanatismo. Neruda fue el poeta de mi juventud y de mi madurez y no lo voy a desestimar porque fuera comunista. Además hay que decir que en la época en que él fue comunista, había que serlo...

-¿Proyectos?

-Bueno, dejé de ser curadora del Museo de Bellas Artes.

-¿Eh...? ¿Cuándo?

-Hoy.

-Eso sí es una primicia.

-Cuando hice la última exposición, en diciembre de 2010, dije que me iba y no me creyeron.

-Como le pasa a Mirtha Legrand...

-¡Pero yo no soy como Mirtha Legrand, soy como Greta Garbo! Ya hice todo lo que quería en ese puesto.

-¿Y qué vas a hacer ahora?

-Antes de irme, quiero ordenar el archivo. Haré una historia de la fotografía argentina.

Se levanta. “Te voy a mostrar la cantidad de fotos que tengo..., que incluyen también tuyas”, dice. “Una vez que lo haga, lo voy a donar”.

-¿Y tus herederos?

-Los herederos son la tercera peste de los fotógrafos. La primera son los editores; la segunda, los diagramado­res. ¿Querés ver el Roux de que te hablé?

Se refiere a un cuadro que Guillermo Roux le regaló en una fiesta por el 25 de Mayo que hizo con María Elena Walsh.

Abre una puerta casi secreta, que conduce a un departamen­to contiguo. “Era de María Elena y aquí voy a hacer su Fundación”. Veo los dibujos de Quino y de Sábat alegóricos a María Elena Walsh y el primer disco de oro de ella. Sobre una chimenea, está el cuadro. En él, bajo un cielo argentino, un sol asoma en el horizonte con el rostro de María Elena en el medio. Detrás, se lee: Febo Asoma.

 ?? ?? Gabriel García Márquez, entre sus retratos de autores latinoamer­icanos.
Gabriel García Márquez, entre sus retratos de autores latinoamer­icanos.
 ?? ?? Uno de los célebres autorretra­tos, tapa de revista Ñ en 2022. .
Uno de los célebres autorretra­tos, tapa de revista Ñ en 2022. .
 ?? ?? Festejos en el Obelisco, 1972. Pertenece a la serie inédita hasta la retrospect­iva que le dedicó el Malba en 2018.
Festejos en el Obelisco, 1972. Pertenece a la serie inédita hasta la retrospect­iva que le dedicó el Malba en 2018.
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