Poética de la extrañeza
Encuentro con Alberto Goldenstein. Figura del Centro Ricardo Rojas, definió su estilo y encuadre a propósito de su muestra en el Moderno.
“El poder de la fotografía no reside en lo que está dentro de la foto, sino en lo que queda fuera de ella”, comenta Alberto Goldenstein, ante las 300 obras que forman su primera retrospectiva Alberto Goldenstein: la materia entre los bordes. Fotografías, 1982-2018. En las salas del primer piso del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA), la exposición –que contiene un 80% de trabajos inéditos– se divide en núcleos, un montaje diferente al que Goldenstein –junto con la curadora, Carla Barbero– estuvo atento.
La integran series. “Americanas” fue realizada entre 1982 y 1983 y a ella corresponden sus primeros trabajos analógicos en blanco y negro. Tomadas entre 1988 y 2000, las de “Mundo del arte” corresponden al período en el que se vinculó al Centro Cultural Rojas, en el cual, desde 1991, dictó talleres y curó muestras, convocado por Jorge Gumier Maier. Del 2001 es “Mar del Plata”, en la que buscó dar en el corazón de la clase media argentina. También pueden verse imágenes dedicadas a Buenos Aires y otras “cosmópolis”, tomadas entre 1988 y 2016. Pero el que quizás sea el proyecto más interesante y contundente, así como el más pequeño y discreto, es “Miami”, de 2018, una revista en formato de obra, define. De mirada afilada, concentrada en pequeños papeles cuidadosamente editados y móviles, registra paisajes humanos.
“Esta exposición es, en realidad, como varias en una sola”, dice. “La forma en que está presentada también presenta al fotógrafo que soy”.
–¿Y cómo definiría a ese fotógrafo?
–Bueno, antes de todo esto, yo era economista. Pero en el 81 me fui de la Argentina a Estados Unidos. En el 82 me puse a estudiar fotografía. Y ahí, en Boston, podría decir que entonces la fotografía me encontró a mí. Me descubrí fotógrafo.
Dejando de lado las de la serie Mundo del arte, su punto de vista no tiene nada que ver con la vida cotidiana. Y hay un esqueleto común, “algo relacionado con una visión poética del mundo”, apunta.
Dice: “A veces siento que soy un espectador de algo: como de una película en la que no sabés qué va a pasar y de la que no podés sacar conclusiones, porque está en desarrollo permanente”.
La fotografía, entonces, tiene que ver con eso que es más existencial que literario: su sensación de extrañeza frente al mundo. -¿Qué tiene que tener una foto para que le interese?
–Estoy cansado de ver fotógrafos que huyeron de la fotografía porque piensan que no da para nada más. Me interesa la fotografía como problema.