Tesaire, ¿historia de un traidor?
El primer gobierno de Juan Perón (1946-55) sigue suscitando investigaciones, sea por aspectos parciales, sea por personajes que lo acompañaron en ese tiempo. Se ha hurgado sobre las llamadas “segundas líneas no tan abordadas, lógicamente, como las biografías del General o de Eva Duarte, y así hemos conocido indagaciones sobre Héctor Cámpora, Juan Atilio Bramuglia, Ramón Carrillo, Raúl Apold o Angel Borlengui, entre las más conocidas, y faltaba un personaje que pudo haber sido el sucesor de Perón si fallecía durante su mandato o si hubiera tenido coraje y sapiencia cuando fue derrocado: su vicepresidente desde 1954. Es la tarea que emprendió Fabián Bosoer con el libro Detrás de Perón. Historia y leyenda del Almirante Teisaire (Capital Intelectual).
Alberto Teisaire fue una pieza importante tanto en el bloque militar hegemonizado por la logia GOU, en la medida que era uno de los pocos marinos que contó el proyecto de país iniciado con el golpe de estado del 4 de junio de 1943, especialmente cuando Perón comenzó a ser el dueño de la situación (o intentaba serlo), cumpliendo funciones políticas, primero, y después del 17 de octubre de 1945, como mano indispensable en la estructuración de la coalición con que “el coronel del pueblo” ganó las elecciones de febrero de 1946.
Tesaire capitaneó en 1933 el buque escuela Fragata Sarmiento, en un viaje singular en el que conoció en visitas protocolares a Franklin D. Roosevelt o Adolfo Hitler. Se había especializado como submarinista en bases de EE.UU. Fue elegido vicepresidente en una votación en 1954 para reemplazar al fallecido Quijano pero no trepidó en presentarse ante el nuevo gobierno de Eduardo Leonardi e Isaac Rojas para denunciar a Perón y su sistema dando argumentos a la Revolución Libertadora para justificarse. Este hecho que arrojó a Teisaire al basural de la historia, es lo que dio pie a Bosoer para indagar su vida naval y trayectoria política y bucear agudamente sobre la traición en la política y en la historia, acaso lo más fuerte de este trabajo.
En el peronismo, dice, pero podría extenderse a otras culturas, la disidencia con el liderazgo divide con el filo de una navaja al leal del traidor. En la historia posterior a la caída, los “traidores”, caso Augusto Vandor u otros, pagaron con su vida sus posturas. Esa concepción amigo-enemigo es parte de la tragedia argentina. Falleció el 11 de septiembre de 1963 en su casa en el barrio de la Recoleta, se lo alojó ilegalmente en el Panteón Naval de la Chacarita y luego fue enterrado.