De Mayo del 68 a los “altermundistas”
Otra charla. El artista recordó su expulsión de Francia y ponderó lo que pervive de esa rebeldía.
Podría esperarse cierta amargura en la charla con Julio Le Parc, quien en 1970 donó al Centro Cultural San Martín una escultura, “Desplazamientos” -uno de los ejemplos más interesantes de arte óptico y cinético-; tres décadas después se enteró de que la habían hallado arrumbada en un sótano, prácticamente convertida en estantería. Pero no hay resentimiento en esta charla en el San Martín, apenas un dejo de humor con el que responde a la pregunta de Ñ sobre por qué hay poca obra suya en Buenos Aires: “Podrían haber recuperado una que estaba un poco olvidada...”
En su humor hay también algo de resignación, de estar un poco más allá de estos episodios que no es la primera vez que le toca vivir. Recuerda dos obras que hizo en los 70 para la fachada del MNBA, que quedaron sin mantenimiento y fueron desmontadas. No sabe qué fue de ellas. “No crea que estas cosas ocurren solo acá. Hace años hice una obra para el Pabellón Francés en la Feria de Montreal que pasó al Centro Pompidou, y nunca la expusieron. No hace mucho hicieron un homenaje en una galería, les dije que ellos la tenían, la encontraron, no destruida, pero casi hubo que rehacerla”. -¿Se podrá deber a que este tipo de obra se considera un poco menos arte?
-Claro, desarmadas y llenas de tierra toman el aspecto de cualquier cosa.
Aprovechando el paso de Le Parc por Buenos Aires, el San Martín organizó un seminario sobre intervenciones urbanas y arte participativo. Atraídos por su experiencia, acudieron varios grupos de artistas contemporáneos. “Lo que yo hice no tiene importancia. Lo que importa es la capacidad de ellos (...) de orientar las artes plásticas no sólo hacia la galería, el museo o el reconocimiento personal, si no hacia la situación social que les tocó vivir”, afirma.
¿Qué pensaban él y su grupo que tenían que aportar en los 60? “No sabíamos bien. Sobre todo, oponernos a la mistificación que existía sobre la creación artística. Llegamos a la conclusión de que se necesitaba algo visual, que estuviera en contacto directo con la gente.
Le Parc cuenta que, en el marco de Mayo del 68, fue a una fábrica de Renault ocupada para apoyar a los obreros, lo detuvieron y, como era extranjero, lo expulsaron. Se fue a Bélgica y a otros países. Por ocho meses no pudo volver a Francia. Cuando regresó, debía renovar el permiso ante la policía.
-¿No pensó en volver a Argentina?
-No porque mi familia seguía estando allí. Habíamos comprado una casa. Y era un momento muy interesante.
-¿De aquel espíritu de confrontación queda algo?
-Sí, el movimiento de los globalifóbicos. Pero tienen otro nombre que me gusta más (...) “Altermundistas” es la palabra que me gusta, pues implica que otro mundo es posible. Es lo que parece estar en discusión. Y que, de alguna forma, era lo mismo que estaba en discusión en el 68.