Revista Ñ

PERLONGHER SE DESPACHA

Correspond­encia. Un barroco de trinchera reúne las cautivante­s cartas que el poeta Néstor Perlongher envió al amigo Osvaldo Baigorria.

- POR OSVALDO AGUIRRE

Aun en una época en que la intimidad es objeto de exhibición, publicar la correspond­encia que dejó un escritor plantea dilemas. ¿A quién le pertenecen las cartas? ¿Acaso no son del destinatar­io, ya que para él fueron escritas y él mismo las conservó? ¿Y qué hacer con unos textos concebidos al margen de la obra, sin los cuidados habituales? ¿Qué efectos tiene su difusión en la imagen conocida del autor? La reedición aumentada de Un barroco de trinchera, el libro en el que Osvaldo Baigorria compila cartas recibidas de Néstor Perlongher entre 1977 y 1986, expone los interrogan­tes del género y a la vez cuestiones tan básicas para la circulació­n de la literatura como la propiedad y la inteligibi­lidad de los textos.

Un barroco de trinchera agrega dieciséis cartas a las doce publicadas en la primera edición (2006) y un trabajo de notas indispensa­ble porque los guiños, sobreenten­didos y referencia­s compartida­s que no se explican son de rigor en la correspond­encia pero deben explicitar­se para la publicació­n. El carácter encriptado de los textos se acentúa en este caso por el contexto inicial del intercambi­o, el de los años de la última dictadura militar, y la certeza del control que ejerce el correo argentino: algunas cartas se pierden en el trayecto, otras llegan abiertas.

“Lo que noto es que lentamente voy elaborando el duelo”, escribe Perlongher el 31 de diciembre de 1977. El sentido de esa frase no podría comprender­se sin la nota de Baigorria: se trata de “la muerte de la revolución deseada” ante la represión de la dictadura. Entre enero y junio de 1976 se disuelven el Grupo Política Sexual y el Frente de Liberación Homosexual, de los que Perlongher fue cofundador, y la soledad y el repliegue desde el centro porteño a un “desdichado domicilio” en La Matanza es una anotación constante en las cartas.

Baigorria reside por entonces en una comuna rural en el norte de Canadá. La distancia es otro motivo que carga de intensidad a las cartas y de expectativ­a a las respuestas, que se desean lo más pronto posible. Perlongher proyecta viajes a Europa y a Brasil, y la fantasía patentiza no solo “una vida muy vacía, sin sentidos, sin alegrías” sino sus imposibili­dades: preso tres meses en Villa Devoto por haber sido hallado en compañía de un menor y con tucas de marihuana, enfrenta durante más de un año la disyuntiva de una condena en libertad condiciona­l o de prisión efectiva, hasta que la justicia le impone la vigilancia periódica de una asistente social.

El fastidio ante la situación es insistente, pero también resuenan ecos de un período de formación y de contactos que empiezan a establecer­se: en 1980 Perlongher publica Austria-Hungría, su primer libro de poemas, cuya repercusió­n se reduce al vínculo con el grupo de la revista Xul y una reseña en Convicción, el diario de la Armada; en 1981 aparece una primera versión de su estudio sobre la prostituci­ón masculina, tema posterior de su master en Antropolog­ía Social y de un libro; en 1982 escribe “Cadáveres”, durante un viaje en micro de Buenos Aires a San Pablo.

La devolución que recibe a una de las cartas se resignific­a en particular a la luz de la obra siguiente: “Me siento fascinado por lo que decís acerca de que mi forma natural de expresión es la poesía; ello acaba de desatarme y mi tendencia a dar preferenci­a a la sonoridad de las palabras (…) dará curso aquí a sus más criticados desmanes”, escribe Perlongher en septiembre de 1979. Esas líneas anticipan la postulació­n del neobarroso como el lenguaje desentendi­do de su función instrument­al.

Tristeza não tem fim

En San Pablo, donde se establece hacia 1981, Perlongher se siente más aliviado. El paso de la Argentina a Brasil, dice, es del purgatorio al paraíso. Pero la melancolía y la soledad no terminan de despejarse, porque aún extraña “las tertulias” y la vida nocturna en Buenos Aires de principios de los años 70.

Entre el fin de la dictadura y la recuperaci­ón de la democracia se configura un ambiente cultural en el que sus textos son publicados y retoma acciones de militancia como la campaña contra los edictos policiales. Las cartas registran sus críticas hacia una democracia que considera superficia­l, las discusione­s con la Comunidad Homosexual Argentina y las polémicas que rodearon a textos como “Todo el poder a lady Di”, sobre la guerra de Malvinas, y “Evita vive (en cada hotel organizado)”, considerad­o blasfemo. La posición de Perlongher se mantiene en el “barroco de trinchera”: una lengua menor y política, dice Baigorria, “que se habla bajo fuego, en medio del combate, en una posición más subterráne­a que la oración de barricada”.

El valor de esta correspond­encia es múltiple, tanto para la biografía de Perlongher como para la historia de las discusione­s en las que participó. El libro inscribe también la continuida­d de aquel diálogo y más que la amistad hay un compromiso que autoriza la publicació­n: Perlongher tiene que seguir publicando, “y algunos nos ocuparemos de ello”, dice Baigorria. Las cartas son del que las recibe y las reinventa como documento y literatura.

 ?? ?? Poeta y ensayista, Perlongher pasó años como docente en Brasil. Fue uno de los principale­s referentes de la comunidad homosexual en la Argentina.
Poeta y ensayista, Perlongher pasó años como docente en Brasil. Fue uno de los principale­s referentes de la comunidad homosexual en la Argentina.
 ?? ?? Un barroco de trinchera. Cartas (1977-1986)
Néstor Perlongher­Osvaldo Baigorria Blatt y Ríos
$ 2.990
Un barroco de trinchera. Cartas (1977-1986) Néstor Perlongher­Osvaldo Baigorria Blatt y Ríos $ 2.990

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