Cuando la vida está en otra latitud
Teatro. La capacidad de inventarse una vida es el eje en la dramaturgia de Los otros, la pieza que Mariano Pensotti presenta en el San Martín.
Cuando la hija toma la palabra, cuando se convierte en la narradora de la historia, los hechos le pertenecen. Pero la hija es también su propia madre porque la trama de Los años se cuenta a partir de la duplicación, de actores, actrices y espacios que funcionan como dobles.
Lo que tienen en común la madre y la hija (además de estar interpretadas por Bárbara Massó) es la edad, ese lapso de tiempo desde el que Mariano Pensotti decide establecer su punto de vista como director y dramaturgo. Las dos hablan en el momento en que tienen treinta años y esa fracción de tiempo que separa esos departamentos casi idénticos que arman la escena, pasa a condensar una percepción que es la válvula por la que estalla la ficción
La capacidad de inventarse otra vida es un eje fundamental en la dramaturgia de esta obra. Manuel tiene que cumplir con un proyecto dentro del equipo de arquitectos que conforma con su esposa y otra pareja amiga. No puede realizar su trabajo porque queda prendado de un niño que vive sin ningún adulto en un edificio deshabitado.
Manuel es el único personaje que es interpretado por dos actores. En realidad las combinaciones actorales proponen un plan de lectura. Mara Bestelli, una actriz que irradia una delicadeza punzante, mantiene el mismo personaje en diferentes épocas. Julián Keck va a jugar varios roles. Será el amigo de Manuel en su juventud, el nuevo esposo de Claudia y uno de los novios de Laura.
Manuel como protagonista de la historia que se cuenta, es decir del nivel argumental, necesita de dos actores, uno que será Manuel a los treinta (Paco Gorriz que le da al personaje una impaciencia dramática centelleante) y Marcelo Subiotto con esa naturalidad irrefutable que hace de la actuación la tarea más simple y más compleja. Pero la actriz que oficia de narradora y estará además encargada de cumplir con dos personajes (lo que le da a Bárbara Massó tres niveles dramáticos casi simultáneos) se convierte en protagonista a nivel estructural
¿Los años es la historia de Manuel o lo esencial se encuentra en el modo en que la hija (y la madre y esposa) ven y cuentan esa vida, se implican en ella y también la transforman?
El sistema que genera Mariano Pensotti en Los años se define en el desvío, aunque todo parezca suceder en el mismo espacio, aunque los personajes mantengan una apariencia imperturbable. Lo que verdaderamente ocurre está en esas interioridades que buscan una historia como si fuera un animal doméstico devenido en salvaje que está a punto de abandonarlos y ellos tuvieran que salir a capturarlo. Saben que si no lo hacen, ese vacío los dejará en una desolación infinita.
En la puesta de Los años la figura del doble supone una idea de repetición que en el dispositivo escénico creado por Mariana Tirantte adquiere una impronta dramática y estética. Hay un funcionamiento cíclico que no está encarnado como destino sino que existe en la medida en que los personajes se observan entre sí.
Todos son plenamente conscientes de lo definitivo de cada decisión que toman y esa urgencia, esa manera de ver lo pequeño como si fuera la consumación oculta de lo más grave, se expresa en la música de Diego Vainer que nunca se detiene y que parece marcar una carrera incesante.
Así podríamos sospechar que funciona la cabeza de estos personajes, su impulso interno. En Los años, la vida siempre es algo que está a punto de escaparse.