Última utopía en París
Música. Pablo Murgier, pianista argentino radicado en Francia, presenta Gare du Sud, el nuevo álbum del ensamble que comanda, en el que el tango convive con el jazz y las músicas populares.
Cincuenta y cinco años después de mayo del 68 en París, las imágenes se repiten. La cpital francesa está sitiada por barricadas y fuegos que encienden las paredes de la ciudad con otra luz. Mayo no fue en vano, pero el mundo sigue en crisis y los de abajo sufren nuevas formas de la desigualdad, la violencia y la injusticia.
La música no tiene respuestas. Pero es un material maleable que puede copiar el terreno o proyectar sueños. En esa doble potencia trabaja Gare du Sud (Collectif ¿Por qué no?/Club del disco), el último álbum del Pablo Murgier Ensemble. Por momentos tenso, casi angustiante; y por otros luminoso, celebratorio. Autoral y diverso, pero también con gestualidades de los géneros que Murgier, pianista líder y compositor, domina. Un híbrido dinámico con el que Murgier da testimonio de su presente y de uno de los tipos de identidad de este tiempo: el trashumante digital, con la mente en todas partes y los pies en el viento.
Pablo Murgier nació en La Plata en 1988 y se radicó en París en 2017, donde además de comandar su ensamble integra Azimut Projet, Los Milonguitas, y un dúo con Ana Karina Rossi. También se presenta como solista de piano.
Su Ensemble es un formato que Murgier concibió en Argentina y trasladó a Francia como vehículo de sus inquisiciones autorales más osadas: un abordaje, desde el lenguaje del jazz, a esas varias músicas populares aprendidas en el camino. Reflects, de 2020, es el único antecesor de esta nueva versión del Ensemble, que solo conserva a Murgier y al bandoneonista Simone Tolomeo. A ellos se sumaron el contrabajista local Romain Lecuyer y el percusionista Minino Garay, una institución de la música argentina. “Está entre los grandes de Argentina y junto a Diego Schissi, para mí, son los renovadores del tango moderno después de Piazzolla”, dice en sus comentarios al álbum.
La mención a Astor Piazzolla es ineludible y aflora en la obra que abre y da título al disco. Gare du Sud es una composición netamente moderna y citadina, que recoge el imaginario urbano para una nueva elucubración: la estación ferroviaria ficticia que Murgier ideó como receptáculo de toda la información musical que desplegará en el resto del álbum.
Los cambios de climas de la pieza le dan un dramatismo excitante, donde conviven la progresión y el diálogo de los solistas. Pero que a diferencia del proyecto embajador piazzolleano no pretende una música abarcadora que sintetice la identidad del exilio, sino más bien una instantánea del tránsito. “El componente de la distancia me hizo ver las cosas de otra manera y podría decir que cambió mi percepción de aquello a lo que llamamos música nacional”, señaló Murgier en una entrevista con Santiago Giordano. “Me gustaría que mi música se escuche como el trabajo de un músico que está aportando algo nuevo, independientemente de la proveniencia”.
A la sazón irán apareciendo esos flujos musicales que conforman la identidad del ensamble hoy. En “Domingo”, el enfoque juguetón con el que Murgier recupera la memoria emotiva de los ensayos de la murga de su barrio platense. Luego, “2 Rue Corneille” es una zamba lánguida, jazzeada, que el ensamble talla con cuidado y detalle por el silencio y los ataques.
Como promesa de un mundo nuevo, el track final es una improvisación del ensamble que empieza con el tronar heterodoxo del contrabajo. Es la muestra definitiva de la flexibilidad del grupo y de sus cambiantes estados de ánimo: de la energía salvaje del tren en movimiento al acallado freno de terminal.