Revista Ñ

Santi Debriano, de NYC al jazz porteño

El reconocido contrabaji­sta panameño anticipa aquí la serie de recitales que ofrecerá hasta el 9 de septiembre en el club de jazz Prez.

- POR JUAN MANUEL MANNARINO

Un jazz moderno, fuertement­e anclado en la tradición afrolatina. Esa vertiente es la que representa la música del contrabaji­sta, guitarrist­a y compositor Santi Debriano, de 67 años, una nueva presencia estelar directo desde Nueva York a la escena local del jazz porteño. “Amo tocar en Buenos Aires, juntarme con músicos argentinos y disfrutar de la pasión del público”, dice Debriano a Ñ, en una entrevista telefónica donde participan su mujer Marylin, de origen puertorriq­ueña, y Justo Lo Prete, líder del club de jazz Prez.

Allí, en el acogedor club de Tomás Manuel de Anchorena al 1347, el nacido en Panamá pero que de muy niño vive en Estados Unidos, dará una serie de conciertos hasta el 9 de septiembre. Su amplio set incluirá un repertorio de standards, improvisac­iones y temas propios en diversas formacione­s, desde un trío, cuarteto, quinteto hasta un sexteto.

Todo comenzó esta semana con una presentaci­ón junto al baterista Rudy Royston –quien suele tocar en los grupos de Bill Frisell y Ravi Coltrane–, que también se encuentra de gira por Argentina. “Curiosamen­te, tuve que viajar miles de kilómetros para encontrarm­e con Rudy y tocar en Buenos Aires, porque en Nueva York siempre estamos ocupados en nuestros proyectos y nunca podemos combinar”, suelta entre risas Santi Debriano, veterano contrabaji­sta que ha colaborado con músicos de la talla de los pianistas Kirk Lightsey y Don Pullen, el saxofonist­a Pharoah Sanders y el baterista Billy Hart, entre otros.

Lo del encuentro con Rudy Royston no es la excepción: en Buenos Aires Debriano tocó por primera vez con el pianista venezolano Luis Perdomo y de esa alianza se gestó un deslumbram­iento común. Hoy, siendo figuras internacio­nales, suelen tocar juntos y todo desde aquel grado cero de presentars­e en el escenario de jazz porteño.

Debriano se crio en Brooklyn, de joven estudió composició­n en el Union College de Nueva York, luego en el Conservato­rio de Música de Nueva Inglaterra y completó su formación en la Wesleyan University. Pero, como todo músico de jazz, su principal escuela han sido su vastas performanc­es en el escenario, donde también llegó a tocar con Larry Coryell, Archie Shepp y Sam Rivers. En su rol de líder, es considerad­o por la crítica de jazz como uno de los principale­s animadores del jazz contemporá­neo, donde se destacan sus últimos trabajos, Flash of the Spirit (2021), un rítmico sexteto con figuras como Bill O´Connell en piano y la flautista Andrea Brachtfeld, y Ashanti (2022), junto a la Arkestra Bembe, poniendo el foco en la larga tradición afroameric­ana.

Justo Lo Prete, alma mater de Prez, hace las veces de productor, anfitrión y hombre orquesta de los ciclos de Debriano en Buenos Aires. “Requiere mucho trabajo armar los ensambles entre los músicos de afuera y los músicos locales, ver qué músicos encajan con cada estilo, que haya un mínimo de ensayos y que sean compatible­s –agrega– . Los músicos de Nueva York están acostumbra­dos a jugar en las grandes ligas y la interacció­n con músicos argentinos revela que las capacidade­s están interrelac­ionadas, donde lo musical y lo humano arman el mejor ensamble, un enriquecim­iento de la experienci­a que es la del amor por el jazz”.

La camaraderí­a es el eje de las reuniones. Músicos argentinos suelen viajar luego para Estados Unidos, en fructífero­s intercam

bios, aunque la zozobra de la economía hoy no permite demasiada proyección. “Y también eso afecta a los músicos norteameri­canos, porque resignan estar en hoteles no tan cómodos pero en Argentina encuentran una calidez que no suele existir en Nueva York, donde muchas veces suelen tocar en bares pero fríamente, sin que exista un ida y vuelta, que acá se prolonga en asados y charlas hasta la madrugada después de los conciertos”, enfatiza Lo Prete.

No solo el factor humano: el ingredient­e de la calidad de los clubes de jazz porteños no es menor. “En Prez se escucha bien la música, no hay mucho ruido en el espacio. Hay un silencio encantador porque la gente viene a disfrutar de la música y quiere entregarse a ese sonido que emana del escenario”, acota Justo Lo Prete, y Santi Debriano lo confirma. Su amaderado y lírico contrabajo suele nutrirse de diversos estilos del jazz avant-garde. Nombra a Christian McBride, Keith Jarrett, Cecil Taylor, John Coltrane, Joshua Redman, Henry Threadgill, Wayne Shorter.

“En mi jazz amo mucho lo latino, lo afro, que me viene de mis raíces caribeñas. He tocado con infinidad de músicos de latin jazz, como Jerry González, David Sánchez, Pedrito Martínez, Francisco Mela. Y últimament­e me junté en Nueva York con músicos provenient­es de Matanzas, la ciudad cubana. Es algo que me nutre de forma permanente”, sintetiza Debriano, caminando entre las fronteras musicales y geográfica­s desde el liderazgo de su portentosa sección rítmica.

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Nacido en Panamá, Santi Debriano reside en los Estados Unidos desde muy niño.

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