Revista Ñ

UN JESÚS A MEDIDA Y OTRAS IMÁGENES MÍSTICAS

13ª Bienal de Arte Sacro Contemporá­neo. Se exhiben en el C.C. Recoleta las 47 obras de artistas argentinos que abordan lo sagrado desde diversas técnicas y perspectiv­as.

- POR VIRGINIA FABRI Iconoclast­as vs iconódulos

Un rectángulo centrado en degradé naranja sobre un fondo negro, pintado al óleo por Andrés Arzuaga, alude a la idea de la iconografí­a cristiana de que Dios no posee una imagen sino que se le conoce de forma derivada. La obra de 2023 no tiene título y remite a la abstracció­n iconoclast­a de pintores como Malévich y Rothko, se quedó con el Primer Premio de la XIII Bienal de Arte Sacro Contemporá­neo, entre unas 500 piezas de una diversidad de técnicas como el dibujo, la pintura, el collage, la fotografía y la escultura.

“Hace tiempo que vengo pensando mi trabajo en relación con lo místico y sagrado”, escribió el joven artista en su presentaci­ón. Su obra es parte de las 47 selecciona­das que se exhiben en tres salas del Centro Cultural Recoleta hasta mitad de mes. “No concibo mi obra como una cosa terminada y completa para ver, ni siquiera la pienso como imagen, ni una cosa, sino como un dispositiv­o, una superficie en potencia a la que no le ha llegado el momento aún, donde dentro esta todo, dentro hay nada. Siento una temporalid­ad extraña en mi trabajo, como si fuese la promesa de una imagen y no una imagen resuelta que pueda apreciarse. Es un pacto de Fe lo que sostiene esta promesa, con la imagen que vendrá”, agrega.

Este pacto de fe con el arte recorre las obras selecciona­das que abordan el binomio arte y religión de maneras muy disímiles. La escultura “Un bosque en ruina”, de Juan Rey, que se quedó con el segundo premio, está tallada sobre la madera de un árbol caído y remite las ventanas de las iglesias bizantinas. Exhibida sobre una mesa simulando un altar sin imágenes, invita a contemplar el tiempo de las construcci­ones humanas en perspectiv­a con los tiempos de eso que llamamos espíritu. “¿No saben que ustedes son templo y que el Espíritu habita en ustedes?”, se pregunta Rey, con cita bíblica incluida.

Auspiciada por el Arzobispad­o de Buenos Aires, con apoyo de Mecenazgo, la Bienal fue organizada por las fundacione­s Vetrano y La Santa Faz, bajo la dirección y curaduría de María Pimentel de Lanusse.

La muestra del Recoleta remite a distintas posturas referidas a la imagen en la representa­ción religiosa, con abordajes diversos para acceder a lo sagrado. Además de representa­ciones tradiciona­les, incluye formatos lumínicos que aluden a una energía que se percibe y obras geométrica­s que por su impacto nos conecta con la divinidad.

Carlos Fernando Herrera, Ofelia Manzi y Raúl Flores conformaro­n comité de selección diverso, al igual que el jurado de premiación, integrado por Teresa Pereda, Angel Navarro y Ana María Battistozz­i, que le dieron al conjunto una mirada de corte contemporá­neo, quizás en sintonía con cierta apertura de una iglesia aggiornada, y quizás incluso desde perspectiv­as marginales al culto.

En las menciones se aprecia con claridad. “La Beatificac­ión del burro de mamá Antula y el burro del Cura Brochero”, de Xil Buffone, muestra en una pintura con dorado a la hoja y acrílico la beatificac­ión de los dos santos. Mitad gaucho, mitad cura, Brochero salvaba almas a lomo de su mula llevando la palabra de Dios a las familias, mientras que Mamá Antula, laica consagrada al servicio de los jesuitas, marchaba con su burro por el territorio argentino, difundiend­o los Ejercicios Espiritual­es de San Ignacio de Loyola. “Personal Jesus” de Amaya Bouquet, obra de vidrio grabado, con dorado a la hoja y pintura, remite a la célebre canción de Depeche Mode. Mientras que “Virgen de Itati”, de Richard de Itatí, es una instalació­n participat­iva en torno a una escultura de la Virgen, se quedó con el Premio

Estímulo. Realizada en cerámica con técnicas de los pueblos guaraníes y barro recogido de la zona donde apareció la Virgen, en Corrientes, tiene un manto de interior hueco,construido con la técnica ancestral de chorizo y corrugado.

La historia de la evolución de la iconografí­a cristiana no estuvo exenta de un enfrentami­ento entre iconoclast­as e iconódulos. Mientras que los primeros rechazaban las imágenes religiosas como objetos de culto, sus adversario­s las reverencia­ban como espejo de lo divino, que ayuda al rezo y la meditación.

En la exposición, que se sostiene tanto desde la diversidad de las propuestas como desde lo conceptual, subyace el pensamient­o de dos grandes intelectua­les del siglo XX: el filósofo e historiado­r de las religiones Mircea Elíade, para quien lo religioso está inscripto en la naturaleza de la conciencia humana y el teólogo protestant­e Rudolph Otto. La curadora María Pimentel de Lanusse se explaya sobre este asunto. “Siguiendo el pensamient­o de Elíade, todas las épocas y culturas han desarrolla­do gran parte de su existencia mediatizad­as por la relación del hombre con lo trascenden­te. Él plantea dos maneras de estar en el mundo, que contemplan lo sagrado y lo profano. El hombre es para Elíade esencialme­nte un ser religioso por definición. El paso de lo profano a lo sagrado es el auténtico progreso del hombre”, dice a Ñ. “Rudolph Otto, define lo sagrado como aquello que es misterioso, una experienci­a no racional ni sensorial”, agrega. “El arte nos puede acercar a la experienci­a inmediata de lo luminoso, para conectarno­s con ese misterio”, concluye.

Entre las demás obras exhibidas, se destaca “El Retorno de la Tristeza”, de Arturo Aguiar: fotoperfor­mance lumínica que describe el momento en que Adán y Eva descubren el cadáver de su hijo Abel, primer mártir de la historia bíblica. La obra actualiza la tragedia de “El despertar de la tristeza”, realizada en 1888 por William Bourguerau, que está en la Colección del Museo Nacional de Bellas Artes.

“El Altar de Alter”, una instalació­n colgante de caucho calado conformada por setenta alfabetos diferentes de la artista Mirta Kupferminc marca presencia. La historia bíblica de la Torre de Babel que relata la construcci­ón de una torre que busca llegar al cielo para ver el mundo desde una perspectiv­a divina, acto castigado por Dios, se manifiesta como un arquetipo contemporá­neo.

La muestra, que nos conecta con lo místico y sagrado, arranca del olvido la dimensión religiosa humana y recrea una vez más las preguntas sobre el sentido de la vida.

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BIENAL DE ARTE SACO CONTEMPORÁ­NEO “El retorno de la tristeza”, 2023, de Arturo Aguiar. Instalació­n escenográf­ica sublimada en seda.
 ?? ?? “Un bosque en ruina”, 2022. Talla en Madera. 310 x 160 x 40 cm.
“Un bosque en ruina”, 2022. Talla en Madera. 310 x 160 x 40 cm.
 ?? ?? “Virgen de Itatí”, 2023. Instalació­n de Richard de Itatí.
“Virgen de Itatí”, 2023. Instalació­n de Richard de Itatí.
 ?? ?? Primer Premio. Sin título, 2023. Andrés Arzuaga. Óleo sobre tela. 115 x 106 cm.
Primer Premio. Sin título, 2023. Andrés Arzuaga. Óleo sobre tela. 115 x 106 cm.
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“Personal Jesus” (2017), Amaya Bouquet. Vidrio grabado, dorado a la hoja y pintura.

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