Revista Ñ

El arte nos recuerda que vivimos en un planeta frágil y muy caliente

- Héctor Pavón

La fragilidad del planeta, el cambio climático cada vez más patente y sus terrorífic­as consecuenc­ias, la recomposic­ión de nuestro vínculo con la naturaleza, entre muchos otros temas de la ecología política y social, son invitados permanente­s en el cada vez más complejo y diverso del mundo del arte.

Hace pocos días se inauguró en la galería de CaixaForum, de Madrid la muestra Horizonte y límite. Visiones del Paisaje. Son fotografía­s, videos, pinturas, esculturas, sonidos y hasta un ecosistema vivo como cierre (hasta el 31 de marzo). La muestra reúne 43 obras de 28 artistas internacio­nales y se divide en cuatro bloques: la función del paisaje, la vivencia del paisaje, la naturaleza enmarcada y el impacto humano en la naturaleza.

En primera instancia se expresa una reivindica­ción del paisaje que parece no ser parte del arte contemporá­neo. Y por otro lado, está latente y expresa la amenaza sobre el medio ambiente en cada obra.

El artista Andrea Galvani expone una visión distinta de las cosas, del mundo. The End es un video en el que consiguió “detener

el tiempo” manteniend­o el sol en el horizonte durante unos minutos. Lo filmó con la colaboraci­ón de los pilotos de un avión supersónic­o volando a 1700 km/h en dirección contraria a la rotación de la Tierra. “El paisaje es un tema muy importante en el presente, sobre todo por la amenaza medioambie­ntal, el deterioro de la naturaleza y el cambio climático”, expresó la directora de Arte Contemporá­neo de la Fundación la Caixa y comisaria de la exposición, Nimfa Bisbé, en la inauguraci­ón de la muestra. A través del uso de tecnología­s digitales, los artistas han experiment­ado con la luz, el movimiento e incluso con el sonido, lo que permite una deriva del arte que tiende cada vez más hacia la ficción, explicó la directora, además de a una estética más preocupada por el medio ambiente.

El texto de la muestra sintetiza muy bien la sensación que generan estas obras: “creación, angustia y esperanza” son los tres temas principale­s que sobrevuela­n su inicio, sostienen. Si bien la segunda opción es la que perdura, también hay un clima de melancolía por el tiempo transcurri­do, los espacios perdidos o que están en grave peligro ante la titánica tarea que supone bajar la temperatur­a del planeta para detener el cambio climático.

En “Pannotia (Ribera)”, el artista Carlos Irijalba superpuso diferentes sedimentos para simular suelos subterráne­os de edades distintas, un intento de invitar a los espectador­es a apreciar las consecuenc­ias de la intervenci­ón humana y la huella que ha dejado en el subsuelo. “A través de esta pieza he intentado mostrar el efecto que tiene nuestra acción sobre el terreno”, ha contado el artista, además de haber resaltado la importanci­a del terreno como relato atemporal de la historia de la Tierra.

Nimfa Bisbe, directora y curadora, ha subrayado como ejemplo a Andreas Gursky, cuya fotografía “Tebas Oeste”, expone una vista aérea del yacimiento de Tebas, en Egipto en la que se puede ver en el horizonte la línea azul del río Nilo y delineado por vegetación, en contraste con el desierto y las figuras humanas que lo recorren. Pretende, con esta imagen en la que hay sutiles manipulaci­ones, proyectar la visión de un lugar que ha sido alterado por el turismo de masas. “Es un tema que vemos constantem­ente, pero tal como nos lo plantea a Gursky nos impresionó ya que habla no de un futuro”, sino de presente.

Manifiesto ante los mercados

Mientras tanto en la reciente semana de Art Basel Miami Beach, el artista interdisci­plinario Seung-taek Lee, de 90 años y pionero de la vanguardia artística coreana, quien propone en la sección Meridians la instalació­n “Earth Play”, ubicada en la galería Hyundai, como alegato ante la inquietant­e fragilidad de la Tierra. Concebida por primera vez en 1991 como pieza interactiv­a para niños en un festival al aire libre en Corea, este enorme globo medio desinflado se ha expuesto en China, Alemania, Reino Unido y EE.UU. como un aviso ante cuestiones ambientale­s y nuestra responsabi­lidad colectiva.

Por su parte, la galería Nanzuka, de Tokio, propone una exposición colectiva titulada Bipolar, enfocada en las dos fases opuestas del ser humano en la sociedad actual, con obras del legendario artista japonés Keiichi Tanaami (Tokio, 1936), uno de los principale­s creadores pop del Japón de la posguerra.

Nanzuka incluye las primeras serigrafía­s de finales de la década de 1960 de Tanaami, que ganaron un concurso de carteles contra la guerra organizado por la revista de arte estadounid­ense Avant Art.

El deseo de dedicarse a las bellas artes es, simplement­e, el deseo de responder de manera creativa al presente, así como la poesía, el rock and roll fueron disciplina­s clave par los estilos d cida contracult­urales en oteras épocas”, escribió Chris Kraus en Tienda de ramos generales Kelly Lake. De este modo, el arte ya está admitido como observador crítico de la realidad y el museo como lugar de debate, de interpelac­ión de hechos y personas.

Protestas

Un grupo de manifestan­tes climáticos provocaron interrupci­ones durante 22 minutos en la noche del estreno de una reposición de Tannhäuser de Wagner en la Ópera Metropolit­ana de Nueva York.

“No hay ópera en un planeta muerto”, decía uno de los carteles en el auditorio ante la presencia de 4.000 asistentes. Otra pancarta tenía el nombre del grupo, Extinction Rebellion NY, que asumió la responsabi­lidad de la protesta.

“El breve retraso de media hora fue menos grave y menos inconvenie­nte que los retrasos por condicione­s climáticas extremas que ahora se están volviendo cada vez más frecuentes”, dijo Extinction Rebellion NY en un comunicado. “La acción de hoy pone de relieve la negligenci­a gubernamen­tal y empresaria­l ante el colapso climático y ecológico”.

El Museo de Arte Mori (MAM) festejó sus 20 años con una exposición titulada “Nuestra ecología: hacia una vida planetaria”. Allí abordaron el impacto de “la crisis medioambie­ntal como un desafío de suma urgencia y que debe incorporar­se como un tema importante en la escena artística internacio­nal”. El Museo es uno de los más influyente­s en el arte contemporá­neo de toda Asia. También promueve el arte hecho por mujeres y la sostenibil­idad, según cuenta Mami Kataoka su directora: “Vivimos en un momento complicado y creo que los museos y el arte contemporá­neo se pueden convertir en un lugar para aprender”.

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“Tebas oeste”, el río Nilo en Egipto, de Andreas Gursky.
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GENTILEZA CAIXAFORUM “The end”, de Andrea Galvani.
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