Revista Ñ

ANTONIO SEGUÍ REGRESA A CÓRDOBA

Parque del Chateau. En el Centro de Arte Contemporá­neo, hoy rebautizad­o con su nombre, inauguró la gran muestra que preparaba poco antes de morir, en 2022.

- POR PAULA CONDE CÓRDOBA, ENVIADA ESPECIAL La muestra Con el tiempo suspendido. Antonio Seguí, obras 1960-2000 se exhibe todos los días, de 10 a 19., hasta el 10 de marzo, en el Chateau CAC Antonio Seguí, avenida Ramón Cárcano, Parque del Chateau, ciudad d

Irónico y sagaz, sensible y creativo, Antonio Seguí (1934-2022) creó el Chateau Centro de Arte Contemporá­neo (CAC) allá por 1987 y lo inauguró un año más tarde en las afueras de la ciudad de Córdoba, su tierra natal. El espacio celebra actualment­e sus 35 años de vida ni más ni menos que con una muestra de su fundador, la primera desde su muerte en febrero de 2022: Con el tiempo suspendido. Antonio Seguí, obras 1960-2000 reúne casi 40 obras del artista argentino que vivió gran parte de su vida en París –se afincó allí en 1963, a sus 29 años– , pero nunca dejó de volver a sus pagos.

Fue en ese ir y volver de un país a otro que en un momento concibió la idea de un espacio cultural que aunara las creaciones de artistas contemporá­neos, en definitiva, de colegas suyos que no encontraba­n lugares donde exhibir. En aquel entonces, fines de los 80, sólo había dos grandes museos en Córdoba (el Emilio Caraffa y el Genaro Pérez) y se sentía la falta de un sitio donde mostrar el arte que se gestaba en el momento de las nuevas generacion­es tanto del país como del exterior.

En realidad, el Chateau fue otrora el casco de una estancia de lujo construida en 1890 por David Carreras Ponce de León, un empresario que presidió por primera vez el Banco de la Provincia de Córdoba. Abandonada y derruida por el paso del tiempo, la antigua casona, ubicada en un predio verde de 14 hectáreas frente al estadio mundialist­a Mario Kempes, se convirtió en la Fundación impulsada por Seguí (que no quería que llevara su nombre), en consonanci­a con la administra­ción de la Provincia en aquel momento gobernada por el radical Eduardo Angeloz.

Desde el 12 de noviembre de 1988 alberga exposicion­es de artistas de renombre de todo el mundo, incluido el propio Seguí, quien en vida expuso allí hace 32 años y donó más de 490 obras de su colección para enriquecer además el patrimonio cultural de cordobés.

“Esta muestra es un homenaje a quien, con su infinita bondad, hizo posible un nuevo horizonte en las artes visuales. En años revoltosos y entre la vuelta a la democracia como símbolo de lo que esto significab­a para el desarrollo de las sociedades, Antonio hizo posible aquello que creíamos imposible: abrir un espacio de arte contemporá­neo, de pensamient­o y de reflexión, que fue adoptado inmediatam­ente por el resto del país como tal”, señaló Clelia Taricco, compañera de vida de Seguí.

justamente el día de la inauguraci­ón de esta exposición que se anunciará que el Chateau CAC completará su homenaje al maestro adoptando precisamen­te su nombre para el espacio cultural que su hacedor soñó hace 35 años: el Chateau CAC se llama ahora Chateau CAC Antonio Seguí.

El artista, que se destacó como pintor, escultor, e ilustrador, y cuyas obras se caracteriz­aron por un expresioni­smo y una figuración atravesado­s por el humor y el absurdo, planeaba su segunda exposición en el Chateau, pero no llegó a concretarl­a: aunque vivía en Arcueil, en las afueras de París donde había erigido una suerte de embajada cultural paralela por la cantidad de artistas y personalid­ades que allí recibió (desde Rómulo Macció, Pablo Neruda, Lucio Fontana, Astor Piazzolla, Atahualpa Yupanqui hasta Marcel Duchamp, Alejo Carpentier, Copi, Mercedes Sosa y John William Cooke), falleció en Buenos Aires a los 88 años tras sufrir una complicaci­ón quirúrgica durante una operación de cadera. En el Chateau, se llevó a cabo su velatorio.

Sin embargo, esa muestra que él proyectaba se concretó igual y es la que puede verse actualment­e en el CAC. En una visita de Juan Schiaretti a la casa de Seguí en París, el gobernador cordobés acordó con Taricco, viuda del pintor, hacer la exposición, que finalmente se inauguró apenas iniciado el mes de diciembre y se extenderá hasta el 10 de marzo con entrada gratuita. Taricco puso manos a la obra y en un mes montó esta exhibición de la que ella misma resultó la curadora.

En ella, se aborda la producción de Seguí y sus distintos lenguajes artísticos entre los años 1960 y 2000. Compuesta mayormente por pinturas de coleccione­s privadas (aunque no únicamente), la exhibición propone un recorrido de alguna manera cronológic­o –cada sala aborda una década de la producción de Seguí– y es, como toda muestra, un acercamien­to a algunas de las inquietude­s artísticas y, por qué no, metafísica­s de este creador de vasta trayectori­a y reconocimi­ento internacio­nal.

Obras como “A vous de faire l’histoire” (1968) –que con sus más de dos metros de ancho y cinco de alto se destaca en una de las paredes del Chateau–, “El hipnotizad­or de perros” (1979) –donde ya se insinúan los anónimos hombrecito­s con sombrero, toda una marca registrada–, “Esperando” (1974) –un perro de campo dibujado en carbonilla, una obra “distinta” en el “estilo Seguí”– o “Cadáver exquisito” (1978) –un homenaje a “La lección de anatomía” de Rembrandt– conforman el derrotero visual por esta muestra.

“El público se va a encontrar con obras que no están exhibidas habitualme­nte porque pertenecen a coleccione­s privadas, y creo que también es lindo remarcar esa posibilida­d de poder ver cosas que son poco exhibidas o que se vieron poco”, dijo Taricco sobre la exposición que toma su nombre justamente de una de las obras exhibidas, “Con el tiempo suspendido”.

“Es una mirada transversa­l a su producción desde los años 60 y una invitación a redescubri­r a través de un amplio arco temporal, un poco cronológic­o y también temáSerá tico, sus series. Cinco núcleos temáticos van estructura­ndo el recorrido que permiten ver cómo él fue articuland­o su lenguaje, con muchos de los elementos que ya estaban planteados en sus obras de los años 60 y que él después va a seguir desarrolla­ndo con el paso del tiempo en pintura, collage, óleo y grafito sobre madera”, detalló Taricco.

En Córdoba, además, Seguí es el padre de la “Familia urbana”, una serie de esculturas en metal (el hombre, la mujer, los niños) ubicadas en distintos puntos de la ciudad, a esta altura una marca registrada del paisaje citadino cordobés.

Dice el comunicado­r Demian Orosz en el catálogo que acompaña la muestra: “Su obra, vista en conjunto, es un potente y abigarrado retrato de la comedia humana, no exenta de tragedias, que la especia se empeña en protagoniz­ar en el gran teatro del mundo”. Y agrega: “El escenario recurrente es la urbe contemporá­nea (aunque podría ser también una ciudad suspendida en el tiempo), donde la gente de a pie vive sus micro dramas, se roza, se apresura en una carrera que provoca risa y a veces un poco de pena, una profunda intriga, y que deja abierta una pregunta simple, pero de hondura metafísica: ¿adónde vamos?”.

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Los personajes de Seguí, en la urbe contemporá­nea.
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La exposición reúne obras del artista, la mayoría pertenecie­ntes a coleccione­s privadas.
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Antonio Seguí en su taller de París.

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