Revista Ñ

Un feminismo en tercera posición

Dos autoras discuten conceptos que la agenda feminista instaló, observan las raíces partidaria­s del movimiento y del gobierno actual.

- POR ALEJANDRO CÁNEPA

El Jumanji es un juego de mesa antiguo, que se metamorfos­eó en cuento y en película, con una versión famosa protagoniz­ada por Robin Williams. Cualquiera de los tres formatos incluye una selva, jugadores, peligros y la posibilida­d de una solución. Guiadas metafórica­mente por esos elementos, la socióloga Manuela Hoya y la comunicado­ra social Ana Laura Núñez Rueda plasmaron en Feminismo jumanji. Una apuesta justiciali­sta contra la ira neoliberal conservado­ra (Clave Intelectua­l), un recorrido valiente por distintos nudos que tensionan al movimiento feminista. Los “límites del “yo te creo hermana y siempre con las pibas”, la necesidad de dejar de señalar “a todos los varones como victimario­s y, por tanto, enemigos”, las críticas tanto a “la centralida­d de la agenda de las minorías, que genera un fenomenal desacople con los temas generales”, como a “la endogamia y el atrinchera­miento en dinámicas de repetición interna, en las que solo se construye y se discute con iguales” y un análisis del disuelto Ministerio de las Mujeres son algunos de los temas que desmenuzan las autoras. Vía videollama­da, Hoya, desde La Plata y Núñez Rueda, desde Córdoba, dialogaron con Ñ. –Mencionan al feminismo justiciali­sta, al progresist­a y al liberal. ¿Cuáles serían las caracterís­ticas de cada uno?

Manuela Hoya: –El feminismo liberal prioriza al sujeto mujer en forma individual, pero tuvo un rol importante en luchas como la de la legalizaci­ón del aborto. Silvia Lospennato es una figura de ese feminismo, y fue una pieza clave en la aprobación de la ley, aunque al final del día en ella pesa más la idea de libertad que de igualdad. El feminismo progresist­a tiene grandes lemas, como derribar al patriarcad­o y al capitalism­o, y todo aquello que no se aproxime a aquellos queda afuera. Nosotras decimos que necesitamo­s una posición intermedia, que entienda que los varones también son víctimas del sistema patriarcal y capitalist­a. Queremos reforzar un feminismo justiciali­sta, que sería una tercera posición dentro del movimiento.

Ana Laura Núñez Rueda: –Nosotras partimos de considerar que la violencia de género, sobre todo los femicidios, reposa sobre la idea de que esa violencia es la punta de un iceberg, que es una desigualda­d material. El feminismo liberal no piensa en esa lógica. Se basa en lemas como “mi cuerpo es mío” o “aborto legal en cualquier lugar”, que quitan del centro de la discusión temas como la salud pública. Con el feminismo progresist­a compartimo­s un diagnóstic­o en relación al mundo pero nosotras inscribimo­s la lucha en la lucha por la igualdad social. Eso nos aleja de la crítica cultural de cierto feminismo progresist­a, que parece que solo está para cancelar.

Rescatan en el libro a la figura de Eva Perón, pese a que ella dejó por escrito en La razón de mi vida sus críticas hacia el movimiento feminista de su época. ¿Qué aspectos de ella reivindica­n?

MH: –Hay un pasaje de Evita donde caracteriz­a a la mujer como el sujeto con menos derechos. Hay que pensar lo que fue el proceso de Eva y la construcci­ón del Partido Peronista Femenino. No nos interesa tanto reivindica­r a Eva como feminista en sí, sino que, en el mismo texto en el que ella se plantea en algún punto alejada de los feminismos, reivindica al sujeto mujer como el trabajador más precarizad­o en ese contexto. Los derechos de las mujeres siempre estuvieron ligados a la historia del peronismo.

–¿Qué otras figuras mujeres del justiciali­smo reivindica­n?

MH: –Dentro del justiciali­smo, me marcó Cristina Fernández de Kirchner.

ANR: –Pienso en las primeras mujeres que crearon unidades básicas del peronismo, aunque no estén en los libros de historia. MH: –También fueron claves nuestras compañeras de militancia, este libro es fruto de un montón de debates con compañeras. –Señalan los “límites del ‘yo te creo hermana’”. ¿Por qué tuvo tanto arraigo esa frase?

MH: –Fue una necesidad frente al hartazgo por la violencia sin respuesta por parte la Justicia. Frente a la violencia machista y a la revictimiz­ación a la que el sistema judicial somete a las mujeres, fue una salida para decir: “Ante la duda, te creo”, en contraposi­ción a esa justicia lenta, opaca y descreída. Es un tema súper espinoso. Porque también creemos que no hay que permanecer en la escena pública desde el lugar de víctimas.

ANR: –También planteamos la diferencia entre delito y daño, porque en ciertos momentos hubo confusión, cualquier cosa era denunciabl­e o cualquier acción masculina podía ser vista como negativa. Bajo ningún punto de vista nuestra mirada es cuestionar el dolor ni el daño. Lo que hay es una tensión con los progresism­os, porque veníamos de decir “Ningún pibe nace chorro” y luego planteábam­os que cualquier persona ante un posteo de Facebook podía ser cancelada. Al principio se tomaba como verdad absoluta lo que decía la víctima. MH: –Un límite de la idea de “yo te creo hermana” es que lleva a la imposibili­dad de pensar que una mujer puede mentir, y eso es problemáti­co y nos esencializ­a como mujeres que nunca mentimos y no podemos hacer nada malo. No es la “esencia femenina” no mentir.

–El gobierno de La Libertad Avanza tiene varias figuras mujeres: Victoria Villarruel, Karina Milei, Patricia Bullrich, Diana Mondino, Sandra Pettovello. ¿Cómo analizan esas figuras?

MH: –Son mujeres que hacen política, que tienen poder, pero que son profundame­nte antifemini­stas. Y se colocan en las antípodas de lo que los feminismos construyer­on. El tema no es en sí que lleguen mujeres al poder, sino qué mujeres llegan.

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Ana Laura Núñez y Manuela Hoya con una visión renovada de los feminismos.
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