KIESLOWSKI Y EL CINE ESTILIZADO
Ficciones. Una retrospectiva dedicada al realizador polaco recupera buena parte de sus creaciones, entre ellas, la Trilogía de los tres colores, Bleu, Blanc y Rouge. También están Dekalog, de 1988, y La doble vida de Verónica, de 1991.
Conocido por su cine estilizado al tiempo que emotivo, de una sensibilidad que se bosqueja en breves acciones, el cineasta polaco Krzysztof Kieslowski (1941-1996) llegó de manera tardía a estampar su firma en el podio de los grandes directores polacos. Sus primeros pasos los dio en el cine documental, donde tuvo una activa participación dentro de los movimientos obreros de su país, hasta volcarse a la ficción. Fue durante la investigación de los procesos a sindicalistas en los ‘70 y ‘80 que rodó No End (1984), el más antiguo de los films que la plataforma Mubi incluye en su retrospectiva y el primero con el guionista Krzysztof Piesiewicz y el compositor Zbigniew Preisner, sus socios fundamentales.
La obra de Kieslowski cobró un giro notable con Dekalog (1988), una serie de diez mediometrajes inspirados en los diez mandamientos bíblicos que se emitió en la televisión polaca con financiación de la ex Alemania Occidental. Aclamado por gente como Stanley Kubrick, es uno de los ciclos más importantes de todos los tiempos, y ese mismo año el director escogió dos de los films para expandir a largometrajes.
A Short Film About Killing (aquí conocida como No matarás) marca el triunfo de Kieslowski con los filtros de colores, utilizando tonos ocre que realzan el neorrealismo de las primeras escenas. En los primeros quince minutos también conocemos a los trágicos protagonistas cuyos destinos se cruzan, sin saberlo, en un bar de Varsovia. Janek (Miroslaw Baka) es un arquetípico punk que deambula esperando espantar al burgués a la primera oportunidad. Su víctima será Taksówkarz (Jan Tesarz), un taxista resentido y misántropo. El tercero en discordia es Piotr (Krzysztof Globisz), un joven abogado recién recibido que ambiciona mejorar al mundo, pero recibirá un golpe difícil de digerir.
Kieslowski muestra el desangelado mundo de Janek, pero también la frialdad del verdugo que lo ejecutará y su corte policial; desnuda al asesino outlaw, pero también a los asesinos “legales”. Es un film bressoniano sobre el asesinato y contra la pena de muerte, con una de las elipsis más largas del cine: entre la delación de su asesinato a una amiga y el momento en que Janek es condenado a muerte, Kieslowski elimina toda muestra de acción pertinente al género policial.
Algo parecido podría decirse de A Short Film About Love, con claras alusiones hitchcockianas pero despojado de suspense. Suerte de variación “amorosa” sobre La ventana indiscreta, la película muestra los distintos procedimientos, todos ellos ilegales, que usa el adolescente Tomek (Olaf Lubaszenko) para acercarse a su vecina Magda (Grazyna Szapolowska), una mujer con gracia de modelo, varios años mayor. Desde fraguar citaciones de Magda a la casilla de correo que él atiende hasta suplantar al lechero para dejar botellas en su puerta, todo vale, pero su mayor placer es observarla desde la ventana con un catalejo robado.
El título explicita lo que el protagonista dice sentir: amor sin ningún móvil “obsceno” pese a los medios empleados, lo cual divierte a Magda cuando descubre que es observada, e invierte los roles a su favor, intrigada por saber hasta dónde llegará Tomek. Entre la obsesión enfermiza y el humor, el film termina diciendo más sobre el asunto que muchas comedias románticas. Es un film entrañable, rodado con precisión igualmente obsesiva, y esta singularidad le valió al realizador polaco el reconocimiento de sus pares.
Hay más referencias a Hitchcock en La doble vida de Verónica, su primera producción internacional, trocando el misterio y la acción de Vertigo por poesía visual y una emotiva interpelación metafísica que teñirá a sus últimos trabajos. La primera media hora sigue a Weronika, una egresada de conservatorio que consigue el puesto de soprano para interpretar una obra lírica en Cracovia, y muere por una falla cardíaca durante la interpretación. El resto del film sigue a Veronique (ambas mujeres son interpretadas por Irène Jacob), una profesora de música parisina, ilusoriamente prendada por un titiritero (Philippe Volter) que envía misteriosos souvenirs a su domicilio.
Kieslowski muestra una sensibilidad femenina para mostrar las conexiones que sienten ambas mujeres: la súbita angustia de Veronique luego de hacer el amor, al momento en que “siente” la muerte de Weronika; el accidental momento en que ambas se cruzan durante una manifestación en Cracovia, y tiempo después Veronique descubre a su doble en una foto tomada en la ocasión. El cineasta aumenta el sentimiento de melancolía con la música de Preisner, simulando el estilo clásico romántico del compositor ficticio Van den Budenmeyer, cuya obra ocupa a las protagonistas.
Los últimos trabajos del realizador son posiblemente los más conocidos. La Trilogia de tres colores, ya disponible en Mubi, está muy libremente inspirada en el lema de la República Francesa (libertad, igualdad, fraternidad), y cada film adopta uno de los tonos de la bandera. Bleu (1993) sigue a Julie (Juliette Binoche), la esposa del famo
so compositor Patrice de Courcy, que muere junto a la hija de ambos en un accidente de tránsito. Para lidiar con la tragedia, Julie elige borrar su pasado, abandonar la casona y alquilar un departamento en París. Pero el descubrimiento de una amante de Patrice y la persistencia de un testigo del accidente la fuerzan a elaborar el duelo.
Blanc (1994), una comedia negra rodada en Polonia y Francia, es menos sólida, pero Rouge (1994) es una obra magistral, con otra gran interpretación de Irène Jacob como Valentine, una estudiante que trabaja como modelo. Una noche, Valentine atropella a un perro y busca a su dueño; así empieza su relación con Kern (Jean-Louis Trintignant), un juez retirado cuyo hobby es pinchar las llamadas de los vecinos. Kieslowski tiñe de rojo los interiores, los filtros de luz, los coches y la ropa de Valentine, para mostrar cómo ella trata de controlar el mundo mientras Kern auspicia la dispersión: una pasional semblanza en uno de los films más enternecedoramente estilizados del pasado siglo.