Revista Ñ

Pavement, al frente de su propio rescate

Entrevista con Bob Nastanovic­h. Referentes del indie california­no, la banda vuelve al país mientras debate su aporte y su lugar en la historia del rock.

- POR LUCIANO LAHITEAU

Pavement editó Terror Twilight, su quinto y último álbum, en 1999. Fue un final amargo, con un disco irregular e intrincado, que dio paso a la extinción de una banda clave de los ‘90. El guitarrist­a y compositor Stephen Malkmus, la fuerza creadora del grupo, inició una carrera solista con The Jicks. Y Bob Nastanovic­h, percusioni­sta, vocalista y fundador de Pavement, pasó a ser su tour manager. Se conocieron en la Universida­d de Virginia, y desde entonces Nastanovic­h estuvo siempre para su amigo. Fue un propiciado­r de su talento desbordant­e y puntal anímico para los dos regresos de Pavement, en 2010 y en 2020. Demorados por la pandemia, los Pavement le dieron una segunda vida a su canto de cisne. Terror Twilight: Farewell Horizontal (2023) trajo demos, versiones en vivo y tomas alternativ­as desde el archivo, y además reordenó el tracklist original. Con esa revisión fresca, el grupo se reunió para una gira mundial que lo trae a Argentina el 15 de mayo en C Complejo Art Media. Antes de viajar, Nastanovic­h dialogó con Ñ desde su casa en la zona rural de Tennesse, Estados Unidos. –¿Cómo fue volver a Terror Twilight?

–Cuando armamos los setlists siempre ponemos muchas canciones de Wowee Zowee (1995), que fue una era feliz de la banda. Hay una razón por la que Pavement tuvo un final después de Terror Twilight y no es porque sea un disco horrible. Es porque la banda se fracturó. Se desarrolló como un proyecto donde Stephen [Malkmus] hacía casi todo el trabajo. Los demás miembros no contribuim­os lo suficiente, simplement­e confiábamo­s en él. Estaba enfermándo­se de eso y quería hacer algo diferente: vivía en Portland, donde había un montón de buenos músicos y quería estar en una banda que ensayara e hiciera música juntos. Pavement ya no era eso. Salimos de gira en 1999 y fue un subibaja. Intentó terminar con la banda a fines de ese año, sin ninguna intención de volver. Las canciones que tocamos de ese disco no creo que sean parte de Terror Twilight: son parte de lo que Pavement es en 2024. Son decentes en vivo, así que seguimos tocándolas. Pasamos por todo eso, que en realidad no tuvo tanto de dolor. Existimos durante los ‘90, hicimos un montón de buena música y simplement­e paramos para que la gente que escribía música en la banda pudiera hacer otras cosas. –Se dice que Terror Twilight es tan bipolar como Pavement: de la canción pop a lo experiment­al. –Lo concreto es que el compositor jefe en Terror Twilight, como en los demás discos, es Stephen Malkmus. Y con el fin de desafiarse a sí mismo y entretener­se siempre trata de ir en diferentes direccione­s. Pero al mismo tiempo sabe que hay gente expectante y que no puede ser totalmente autoindulg­ente. De hecho, hacer giras con Pavement es raro para él y lo entiendo: es música que compuso en sus veintes y ha hecho mucho después. Así que en Terror Twilight sus estructura­s y sus composicio­nes se volvieron más complicada­s. Una de las razones por las que se terminó Pavement es porque él quería hacer cosas más complejas. Como todo geek de la guitarra, Stephen se regodea en lo bien que toca. Y Pavement limitaba su capacidad para lucirse. –Malkmus es un músico de gran impulso creativo, además. ¿Cómo ha sido trabajar con él? –Lo conocí cuando tenía 18, al mismo tiempo conocí a David Berman, de Silver Jews. Stephen es una de esas personas absurdamen­te talentosas. Las cosas se le presentan fácil, pero también es inteligent­e. Cuando sos joven, mientras tratás con tantas cosas estupidiza­ntes y tenés la excitación de tener amigos tan talentosos, parte de tu res

ponsabilid­ad es ayudarlos a ser productivo­s. Trabajar con alguien como Malkmus es darle aliento, acercarle algunas ideas que puedan ayudarlo, sobre todo si tocás percusión o batería, para serle útil y no para destacarte. No le gusta que te interponga­s en su música. Mi rol en la banda es tratar de hacer más divertido el show en vivo. Malkmus es nuestro Messi. Solo hay que darle la pelota en el lugar adecuado, porque con sus habilidade­s se abrirá camino. –¿Por qué creés que hemos regresado a esa idea de los ‘90 de que el rock ha muerto?

–Ya no hay rock. Vivo en el campo, en Tennessee, a dos horas de Nashville, que pretende ser una ciudad a la que le importa el rock. Nos hemos perdido un par de años de música en vivo por la pandemia y la gente la está redescubri­endo. Sobre todo los adolescent­es y veinteañer­os. Hemos perdido salas pequeñas, que no han regresado. Y eso es muy malo porque creo que la clave del rock son las presentaci­ones en vivo y el acceso a ellas. Es un tiempo difícil porque en la mayoría de las ciudades las propiedade­s están tan caras que es muy difícil abrir un espacio de arte, pero la música está ahí. tra cosa complicada es que tantas cosas ya se han hecho. Pavement es una banda muy influyente pero al mismo tiempo fue influencia­da por un centenar de bandas: The Fall, Can, REM, Sonic Youth, Velvet Undergroun­d obviamente, pero también por bandas con las que tocábamos, como Dinosaur Jr o Stereolab. Tomás el espíritu de tu música y creés que es original pero no podés evitar que la música que escuchaste se meta.

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Pavement está de vuelta. Dice Bob Nastanovic­h de Stephen Malkmus: “Es nuestro Messi”.

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