El delicado arte de la entrevista

¿Por que será que el editor calificó a la entrevista a Lobo Antunes (N. de la R: publicada en Ñ 796) como una “conversación polémica”? ¿Acaso será por utilizar el verbo “perseguir” al referirse a la conquista de mujeres?, ¿o al proferir que al obtener un galardón literario confiesa que lo único que le interesa es el dinero que embolsará por el premio? No lo sé y poco importa. Prefiero medir a los poetas por el calibre de su obra, desplegando su arte, incluso en las entrevistas. Así, a la pregunta sobre su estado físico, responde: “A partir de los 65, es el caballo quien manda, no tú, todo lo que puedes hacer es tratar de equilibrarlo, es un tema orgánico”. Me recordó a un poema brillante de autor ignoto: “A los 52 años es como cabalgar sobre un lagarto/ a veces una ducha, un poco de agua colonia y salgo a pasear x el pantano. A los 52 años/ vení, subite, vamos a cabalgar, hace girar la matraca de mi boca./ Hay días postumos. Con la solapa levantada entro a los cines triple equis. Solo. Solo yo y mi lagarto x el pasillo oscuro./ Decime, poneme la sangre en su lugar, tengo desorden en los ojos./ ¿Quién va a pintarme de negro la dentadura?, ¿Quien va sostener mi cabeza cuando estalle el crepusculo?”. PABLO JUDKOVSKI