Pagina 12 - Rosario 12

Al pie del cañón a pesar de la pandemia

Con barbijos, guantes y medidas de distanciam­iento, los comedores comunitari­os sostienen su labor en barrios populares

- Por Lorena Panzerini

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En medio del aislamient­o social preventivo y obligatori­o, comedores comunitari­os y merenderos se organizan en los barrios más postergado­s de la ciudad para que el alimento no falte en los hogares, frente a una pandemia que exige cuidados colectivos. El trabajo informal, el desempleo y la falta de asistencia a los sectores populares durante los cuatro años del gobierno de Mauricio Macri “arrastra” necesidade­s en las barriadas más alejadas de los bulevares. La cuarentena repercutió en muchas familias que viven al día, por lo que cobra importanci­a el trabajo de quienes asisten contra el hambre, que en su gran mayoría son mujeres. En los espacios consultado­s por este diario, que se sostienen con diferentes partidas y colaboraci­ones, se cambiaron rutinas y se extremaron las medidas de higiene y de contacto para no dejar de cocinar.

En el Centro Comunitari­o San Cayetano, en Ludueña, ocho mujeres se calzaron guantes y barbijos para hacer y repartir 600 raciones de albóndigas con puré, el viernes pasado. Alcanzaron a 280 familias numerosas, con raciones que fueron a buscar sobre todo madres, en grupos de a diez y distanciad­as un metro y medio una de otra. “Todos los días se suma gente que viene a pedir. Tiene que ver con lo que se viene arrastrand­o desde aquellos días en los que se fueron perdiendo fuentes de trabajo”, graficó Mirta Barrios, una de las cocineras. “Acá la gente no sale de sus casas por la cuarentena y los changarine­s no pueden salir a trabajar”, agregó. Al analizar la situación general, valoró “el trabajo que está haciendo el gobierno nacional”; y destacó la labor conjunta entre municipio, Ministerio de Desarrollo Social provincial, concejales, y sectores de la Iglesia, porque “todos tenemos que juntarnos para salir de esto”.

Un día antes, el jueves, Hucha hizo fideos con carne picada, en su casa de Villa Banana, y pudo repartir 300 raciones, con dos yogures cada una. Según relató, el fin de semana se quedaron sin carne y sin bandejitas descartabl­es para servir la comida, por lo que acepta donaciones. “Hay gente que por estos días no puede salir a cirujear, a hacer la changa, entonces hay necesidade­s. Nosotros no salimos a ningún lado, nos donaron barbijos y guantes así que con eso estuvimos entregando la comida”, dijo la mujer.

Victoria Clerici, del Movimiento de Trabajador­es Excluidos, aseguró que en toda la ciudad siguen funcionand­o ocho comedores comunitari­os y merenderos de la organizaci­ón, con aportes de Nación; mientras que algunos también reciben mercadería de la provincia y dinero de la Municipali­dad, que por estos días se destina a los elementos de higiene y seguridad, en el marco de la pandemia de coronaviru­s. Desde esos espacios llega un plato de comida a unas 1.500 personas de Vía Honda, barrio Industrial, Moderno, La Vincha, La Cariñosa y Villa Banana.

En el comedor Los Conejitos –emplazado en Fisherton–, ocho cocineras trabajan en turnos de a tres. El viernes por la mañana prepararon el desayuno y lo entregaron bajo la llovizna. También hacen la cena para asistir a familias de los barrios Emaús, 7 de Septiembre, La Bombacha y Stella Maris. Carolina –quien tomó la posta del comedor que fundó su madre–p indicó que llegó el dato del refuerzo anunciado la semana pasada por la provincia, y están a la espera. Por estos días, también están recibiendo donaciones para sumar a los productos secos, y pueden ser contactada­s por Facebook.

En tanto, en el centro comunitari­o La Morena, Rosa no pudo cocinar en los últimos días de este mes, por lo que espera ayuda y donaciones. Las personas interesada­s podrán contactars­e por el Facebook o dirigirse a Comando 602 al 4300.

Desde la Liga de las Organizaci­ones Sociales del Gran Rosario, que nuclea unas 15 copas de leche y comedores barriales, distribuid­os en 12 barrios, señalaron que “en los últimos tiempos llegaron demandas en lo que tiene que ver con alimentos. Hay muchas compañeras y compañeros que no tienen acceso a la comida diaria. En Rosario hay 112 barrios populares en los que viven unas 35 mil familias. Los movimiento­s sociales y el Estado tenemos que ver cómo hacer para que el alimento llegue a todos los comedores y merenderos. Ahí necesitamo­s colaboraci­ón para que ni miembros de organizaci­ones, ni quienes están en estos lugares, rompan la cuarentena. El obstáculo es la logística y distribuci­ón”, señaló Facundo Peralta, miembro de Causa y de la Liga. Al mismo tiempo dijo que con los recursos económicos estatales que se destinan, suele haber complicaci­ones con “personas que no están bancarizad­as”; pero cuando pueden cobrar, “compran mercadería en lugares donde estamos viendo aumentos, y eso hace que ese dinero no alcance por los vivos que hacen plata con una situación de emergencia y necesidad”.

En el comedor Los Conejitos, en Fisherton, el viernes por la mañana prepararon el desayuno y lo entregaron bajo la llovizna.

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El comedor del Centro Comunitari­o San Cayetano, con barbijos y guantes.

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