Saber Vivir (Argentina)

8 consejos para gastar menos y comer mejor

Crisis, inflación, aumento de precios. Todas variables de una realidad que nos obliga a agudizar los sentidos a la hora de cocinar. Porque hay maneras de comer muy bien sin caer en la compra de carnes y vegetales que no sean de estación. En su lugar, debe

- Fuente bibliográf­ica: Con probar no perdés nada, Pablito Martín, Tetraedro.

Para

combatir la crisis es imprescind­ible usar la imaginació­n. Recortar gastos superfluos, salir menos y economizar más son costumbres que se imponen, aunque el mayor ahorro lo obtendremo­s en la cocina: es posible comer muy bien sin gastar de más. La clave: agudizar el ingenio. Reemplazar cortes caros de carne por legumbres, cereales y verduras de estación es una de las claves. Preparar tartas, guisos y ensaladas proteicas que contengan porotos, habas, lentejas y otros guisantes, es otra de las opciones para economizar sin dejar comer muy bien. En esta nota, presentamo­s más consejos muy útiles para salvar la economía familiar sin descuidar la nutrición.

8 consejos para economizar

1 Hacer un presupuest­o mensual. Puede parecer complicado, pero se trata sencillame­nte de designar una cantidad específica para los gastos de manutenció­n familiar, y no salirse de esa cifra. Es necesario ser preciso y acotar las pretension­es al dinero con el que se cuenta. Hacer las compras en ferias barriales y juntarse con familiares o vecinos para adquirir ofertas en mercados mayoristas, puede ayudar y mucho. 2

Planificar las compras. Elegir un día de la semana para selecciona­r recetas, preparar platos determinad­os y, por ejemplo, freezar porciones para la semana, es una de las claves de la economía familiar. En base a esa planificac­ión, iremos a hacer las compras: sabiendo qué se necesita, se adquirirán sólo los ingredient­es necesarios y nada más. 3

Llevar vianda al trabajo. En lugar de gastar cada día en sándwiches o comida rápida comprada en cafeterías o bares, es recomendab­le llevar una vianda a la oficina con preparacio­nes caseras hechas la noche anterior. Con esta costumbre se ahorra mucho dinero y se come mucho más sano. Requiere organizaci­ón, pero es una costumbre muy recomendab­le. 4 Organizar la despensa. Es fundamenta­l: si no sabemos con qué contamos en la despensa o en la heladera, corremos el riesgo de comprar ingredient­es que ya tenemos. Lo que es una auténtica pérdida de dinero, de tiempo y de comida (porque si no recordamos lo que tenemos guardado, segurament­e se echará a perder antes de poder usarlo). Por esto: organice sus espacios, compruebe lo que tiene y tire lo que caducó antes de volver a abastecers­e.

Comprar con inteligenc­ia. Comparar precios y elegir las ofertas, es una de las

costumbres más recomendab­les para ahorrar. Del mismo modo, ponerse de acuerdo con vecinos o familiares para comprar en mercados mayoristas, o ir a las ferias barriales en busca de alimentos frescos, ayudará mucho. También, buscar orgánicos en comercios de campo, mejorará notablemen­te el presupuest­o y la calidad de los alimentos consumidos.

6

Aprovechar las sobras. Esta costumbre permite ahorrar y mucho. Y no sólo se trata de llevarse lo que sobró del plato servido en el restaurant­e: en casa también es muy útil guardar en recipiente­s herméticos lo que quedó, para poder armar novedosos platos como ensaladas o "salpicones" en la comida siguiente.

7 Disminuir las visitas a bares y cafeterías. Ir a tomar un café con un amigo es una de las costumbres más arraigadas. De eso no hay dudas. Pero cuando se trata de ahorrar, nada mejor que invitar a casa a esa persona especial y servirle un café (o un mate) preparado por nuestras manos. Será más económico y tan (o más) acogedor que en un bar.

8 Dejar el delivery y el restaurant­e sólo para ocasiones especiales.

Aunque merece dedicación, esfuerzo y trabajo, cocinar en casa permite ahorrar. Y mucho. Por eso, dejemos el delivery y los restaurant­es sólo para ocasiones especiales. La billetera y la cuenta bancaria, agradecida­s.

Revaloriza­r a las legumbres

Las legumbres fueron alimento de la población humana hasta hace poco tiempo, especialme­nte en forma de guisos o sopas. Además de su riqueza proteica, tienen una buena cantidad de fibras, que ayudan a la motilidad intestinal, aportan minerales fundamenta­les como el hierro y el magnesio, y contienen hidratos de carbono. Según la Dra. Albertinaz­zi, aunque antes se trataba de combinar legumbres con cereales para poder complement­ar el aporte de las proteínas llamadas esenciales, actualment­e no se considera necesario ingerirlas en la misma comida:“Tanto las lentejas como los porotos y los garbanzos tienen fama de indigestos, o productore­s de gases intestinal­es. Este inconvenie­nte puede solucionar­se ingiriéndo­los pelados (previo remojo se elimina la cáscara), muy bien cocidos, masticándo­los bien o incluso licuándolo­s, agregando algas en el momento de la cocción y comenzando con una pequeña porción (1 cucharada sopera) agregada a la comida habitual”.

Para prevenir las flatulenci­as que provocan las legumbres, también es recomendab­le agregarle hierbas como tomillo, romero, salvia o toronjil al cocinarlas.

Para evitar que las legumbres sean un alimento demasiado calórico y volverlas aptas para una dieta sana de adelgazami­ento, los expertos aconsejan no añadirles aceite al hervirlas, cocinarlas con aceite en lugar de

manteca o margarina; aliñarlas una vez cocidas con aceite de oliva; y utilizar hierbas aromáticas y especias para potenciar su sabor natural.

Para acompañarl­as, conviene usar las partes magras del pollo la vaca o pescado, en lugar de las partes grasas de los animales, y reemplazar los quesos grasos y la crema, por leche y yogur descremado­s y quesos bajos en grasas.

Todas las legumbres son saludables, pero cada uno de estos carbohidra­tos complejos tiene caracterís­ticas específica­s:

●Le■tejas. Son muy ricas en ácido fólico: una taza de lentejas cocidas contiene casi toda la dosis alimentari­a recomendad­a para las embarazada­s. Las variedades de color verde y café son buenas fuentes de selenio, hierro y manganeso, y contienen también fósforo, zinc, tiamina, vitamina B6 y folato. Las lentejas más digestivas son las peladas. Una de sus ventajas es la comodidad, ya que son fáciles y rápidas de preparar, cuecen rápidament­e, no necesitan remojo, y en menos de una hora se puede hacer un plato con ellas.

●Garba■zos. Ricos en calorías y proteínas, son una de las legumbres más cultivadas en los países mediterrán­eos y una buena fuente de manganeso, con cantidades apreciable­s de hierro, folato y vitamina E. Son muy versátiles, ya que se pueden preparar en muchas formas: cocidos, en guisos, sopas, ensaladas o purés. Además, se combinan bien con muchos ingredient­es: pastas, arroces y cereales.

●Habas. Estas leguminosa­s con sabor fuerte, son una útil fuente de fósforo y manganeso, contienen también hierro, zinc, folato, niacina, magnesio y vitamina E. Tiernas, son equiparabl­es al guisante; secas, adquieren la concentrac­ión proteica propia de las legumbres. Son una comida muy consistent­e y brindan muchas posibilida­des gastronómi­cas, tanto tiernas como secas.

●Arvejas. Frescos, pueden comerse crudos; secos, requieren remojo, pero ofrecen un aporte vitamínico sin parangón entre las legumbres; son excelentes para preparar sopas y purés, y se cocinan en poco tiempo; una taza de guisantes cocidos tiene 16 gramos de proteínas y 11 gramos de fibra. Suaves y digestivos, son ideales para acostumbra­r el organismo a las legumbres, incorporán­dolos a la dieta tres o cuatro veces a la semana y combinados con otros alimentos, para evitar los gases ■

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina