8 consejos para gastar menos y comer mejor
Crisis, inflación, aumento de precios. Todas variables de una realidad que nos obliga a agudizar los sentidos a la hora de cocinar. Porque hay maneras de comer muy bien sin caer en la compra de carnes y vegetales que no sean de estación. En su lugar, debe
Para
combatir la crisis es imprescindible usar la imaginación. Recortar gastos superfluos, salir menos y economizar más son costumbres que se imponen, aunque el mayor ahorro lo obtendremos en la cocina: es posible comer muy bien sin gastar de más. La clave: agudizar el ingenio. Reemplazar cortes caros de carne por legumbres, cereales y verduras de estación es una de las claves. Preparar tartas, guisos y ensaladas proteicas que contengan porotos, habas, lentejas y otros guisantes, es otra de las opciones para economizar sin dejar comer muy bien. En esta nota, presentamos más consejos muy útiles para salvar la economía familiar sin descuidar la nutrición.
8 consejos para economizar
1 Hacer un presupuesto mensual. Puede parecer complicado, pero se trata sencillamente de designar una cantidad específica para los gastos de manutención familiar, y no salirse de esa cifra. Es necesario ser preciso y acotar las pretensiones al dinero con el que se cuenta. Hacer las compras en ferias barriales y juntarse con familiares o vecinos para adquirir ofertas en mercados mayoristas, puede ayudar y mucho. 2
Planificar las compras. Elegir un día de la semana para seleccionar recetas, preparar platos determinados y, por ejemplo, freezar porciones para la semana, es una de las claves de la economía familiar. En base a esa planificación, iremos a hacer las compras: sabiendo qué se necesita, se adquirirán sólo los ingredientes necesarios y nada más. 3
Llevar vianda al trabajo. En lugar de gastar cada día en sándwiches o comida rápida comprada en cafeterías o bares, es recomendable llevar una vianda a la oficina con preparaciones caseras hechas la noche anterior. Con esta costumbre se ahorra mucho dinero y se come mucho más sano. Requiere organización, pero es una costumbre muy recomendable. 4 Organizar la despensa. Es fundamental: si no sabemos con qué contamos en la despensa o en la heladera, corremos el riesgo de comprar ingredientes que ya tenemos. Lo que es una auténtica pérdida de dinero, de tiempo y de comida (porque si no recordamos lo que tenemos guardado, seguramente se echará a perder antes de poder usarlo). Por esto: organice sus espacios, compruebe lo que tiene y tire lo que caducó antes de volver a abastecerse.
Comprar con inteligencia. Comparar precios y elegir las ofertas, es una de las
costumbres más recomendables para ahorrar. Del mismo modo, ponerse de acuerdo con vecinos o familiares para comprar en mercados mayoristas, o ir a las ferias barriales en busca de alimentos frescos, ayudará mucho. También, buscar orgánicos en comercios de campo, mejorará notablemente el presupuesto y la calidad de los alimentos consumidos.
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Aprovechar las sobras. Esta costumbre permite ahorrar y mucho. Y no sólo se trata de llevarse lo que sobró del plato servido en el restaurante: en casa también es muy útil guardar en recipientes herméticos lo que quedó, para poder armar novedosos platos como ensaladas o "salpicones" en la comida siguiente.
7 Disminuir las visitas a bares y cafeterías. Ir a tomar un café con un amigo es una de las costumbres más arraigadas. De eso no hay dudas. Pero cuando se trata de ahorrar, nada mejor que invitar a casa a esa persona especial y servirle un café (o un mate) preparado por nuestras manos. Será más económico y tan (o más) acogedor que en un bar.
8 Dejar el delivery y el restaurante sólo para ocasiones especiales.
Aunque merece dedicación, esfuerzo y trabajo, cocinar en casa permite ahorrar. Y mucho. Por eso, dejemos el delivery y los restaurantes sólo para ocasiones especiales. La billetera y la cuenta bancaria, agradecidas.
Revalorizar a las legumbres
Las legumbres fueron alimento de la población humana hasta hace poco tiempo, especialmente en forma de guisos o sopas. Además de su riqueza proteica, tienen una buena cantidad de fibras, que ayudan a la motilidad intestinal, aportan minerales fundamentales como el hierro y el magnesio, y contienen hidratos de carbono. Según la Dra. Albertinazzi, aunque antes se trataba de combinar legumbres con cereales para poder complementar el aporte de las proteínas llamadas esenciales, actualmente no se considera necesario ingerirlas en la misma comida:“Tanto las lentejas como los porotos y los garbanzos tienen fama de indigestos, o productores de gases intestinales. Este inconveniente puede solucionarse ingiriéndolos pelados (previo remojo se elimina la cáscara), muy bien cocidos, masticándolos bien o incluso licuándolos, agregando algas en el momento de la cocción y comenzando con una pequeña porción (1 cucharada sopera) agregada a la comida habitual”.
Para prevenir las flatulencias que provocan las legumbres, también es recomendable agregarle hierbas como tomillo, romero, salvia o toronjil al cocinarlas.
Para evitar que las legumbres sean un alimento demasiado calórico y volverlas aptas para una dieta sana de adelgazamiento, los expertos aconsejan no añadirles aceite al hervirlas, cocinarlas con aceite en lugar de
manteca o margarina; aliñarlas una vez cocidas con aceite de oliva; y utilizar hierbas aromáticas y especias para potenciar su sabor natural.
Para acompañarlas, conviene usar las partes magras del pollo la vaca o pescado, en lugar de las partes grasas de los animales, y reemplazar los quesos grasos y la crema, por leche y yogur descremados y quesos bajos en grasas.
Todas las legumbres son saludables, pero cada uno de estos carbohidratos complejos tiene características específicas:
●Le■tejas. Son muy ricas en ácido fólico: una taza de lentejas cocidas contiene casi toda la dosis alimentaria recomendada para las embarazadas. Las variedades de color verde y café son buenas fuentes de selenio, hierro y manganeso, y contienen también fósforo, zinc, tiamina, vitamina B6 y folato. Las lentejas más digestivas son las peladas. Una de sus ventajas es la comodidad, ya que son fáciles y rápidas de preparar, cuecen rápidamente, no necesitan remojo, y en menos de una hora se puede hacer un plato con ellas.
●Garba■zos. Ricos en calorías y proteínas, son una de las legumbres más cultivadas en los países mediterráneos y una buena fuente de manganeso, con cantidades apreciables de hierro, folato y vitamina E. Son muy versátiles, ya que se pueden preparar en muchas formas: cocidos, en guisos, sopas, ensaladas o purés. Además, se combinan bien con muchos ingredientes: pastas, arroces y cereales.
●Habas. Estas leguminosas con sabor fuerte, son una útil fuente de fósforo y manganeso, contienen también hierro, zinc, folato, niacina, magnesio y vitamina E. Tiernas, son equiparables al guisante; secas, adquieren la concentración proteica propia de las legumbres. Son una comida muy consistente y brindan muchas posibilidades gastronómicas, tanto tiernas como secas.
●Arvejas. Frescos, pueden comerse crudos; secos, requieren remojo, pero ofrecen un aporte vitamínico sin parangón entre las legumbres; son excelentes para preparar sopas y purés, y se cocinan en poco tiempo; una taza de guisantes cocidos tiene 16 gramos de proteínas y 11 gramos de fibra. Suaves y digestivos, son ideales para acostumbrar el organismo a las legumbres, incorporándolos a la dieta tres o cuatro veces a la semana y combinados con otros alimentos, para evitar los gases ■