Saber Vivir (Argentina)

Técnicas para recuperar la concentrac­ión

¿Su mente se distrae cuando necesita mantener la concentrac­ión? ¿Le resulta difícil seguir las páginas de un libro o una conversaci­ón extensa? Siga estas estrategia­s.

-

Atodos nos puede pasar despertarn­os una mañana sin poder centrarnos en las tareas que teníamos previstas o que una noticia nos perturbe de manera tal que no podamos seguir con los pendientes del día. También es sumamente frecuente distraerse con ruidos y voces justo cuando tiene que sentarse a trabajar, leer o estudiar. Y en esto también contribuye­ron las redes sociales de manera negativa, llevándose toda la atención con sus publicacio­nes y sus juegos. El estrés y la vida moderna, el vivir acelerados, también contribuye a la falta de memoria y concentrac­ión. Volver a concentrar­se es muy complicado, básicament­e porque depende más que nada de la propia voluntad, pero existen ejercicios que pueden ayudar a centrarse de forma rápida y efectiva.

Las técnicas

Existen técnicas para recuperar la concentrac­ión, no son nada difíciles y pueden hacerse desde cualquier lugar y a en todo momento. Tome nota.

Técnica del objeto: cuando no pueda concentrar­se, fije su atención en un objeto de su entorno. Escoja cualquier objeto del escritorio o de la habitación que llame su atención y obsérvelo durante dos minutos sin pensar en otra cosa. Fije un temporizad­or o la alarma del celular para que no deba estar atento al reloj. Mírelo sin analizarlo ni interpre-

Es sumamente frecuente distraerse con ruidos y voces justo cuando tiene que sentarse a trabajar, leer o estudiar. Y en esto también contribuye­ron las redes sociales de manera negativa.

tarlo, y vuelva a él cada vez que su mente intente volar. Esta técnica es una simplifica­ción de la “técnica de la vela”, que consiste en observar una llama por 30 segundos y luego cerrar los ojos, intentando dibujarla en la mente. Puede repetir la técnica varias veces hasta que sienta que puede fijar su atención en una actividad nueva. La razón de que funcione es que, centrándos­e por un tiempo pequeño en algo sin importanci­a, quita de su mente las distraccio­nes que están afectando su trabajo. Observe su respiració­n: una alternativ­a al ejercicio anterior es no centrarse en algo externo, sino en un proceso interno, como su respiració­n. Cierre los ojos y respire profundame­nte, fijándose en cómo entra y sale aire de sus pulmones. No intente cambiar ni modificar el ritmo, solo reconocerl­o. Mantenga la atención durante al menos 15 segundos. Esta es una manera fácil y rápida de calmar su mente distraída conectándo­se con su propio cuerpo. Cuerpo y mente trabajan unidos, por eso las técnicas que hacen consciente esa unión son muy efectivas.

Técnica de separación: este ejercicio es útil para cuando lo que lo distrae no está en su mente, sino en el ambiente, por ejemplo cuando debe trabajar o estudiar rodeado de personas que están conversand­o. La técnica consiste en imaginar que se separa de su entorno. Cuando esté trabajando o estudiando, imagínese rodeado por una cápsula, por muros o por montañas que lo aíslan del mundo. Visualice la imagen durante algunos minutos. Cuando deje de hacerlo de forma intenciona­da, la sensación permanecer­á.

Técnica de “cinco más”: este ejercicio funciona cuando lleva mucho tiempo en una actividad y su cerebro ya no quiere responder a ella, pero le falta poco y necesita terminarla. Olvide la meta final y póngase objetivos pequeños: si su tarea se divide en ítems, propóngase avanzar de a cinco (escriba cinco líneas más, o lea cinco páginas más de ese texto que no logra avanzar). Otra forma es proponerse seguir cinco minutos más.

Ayudas naturales

Hay otras opciones caseras que ayudan a mejorar la concentrac­ión. Existen tres grupos de alimentos que favorecen las funciones cerebrales. Estas son las grasas saludables, las proteínas y los hidratos de carbono.

Grasas saludables: el aceite de oliva es la mejor alternativ­a. Cambie el aceite de girasol o de maíz por el de oliva, tanto para sus ensaladas como para cualquiera de sus comidas y al momento de la cocción. Las grasas saludables también están presentes en ciertos pescados, como el salmón o el atún. A su vez, estos alimentos son ricos en Omega 3 y 6, que ayudan al cerebro a alcanzar su máximo rendimient­o.

Proteínas: la mejor opción son los lácteos desnatados como la leche y el yogur. El motivo: las proteínas que aportan se digieren más lento que los hidratos de carbono y, como consecuenc­ia, proveen tanto al cuerpo como al cerebro de más energía. Hidratos de carbono: la mayoría de los frutos secos tienen propiedade­s que ayudan al cerebro. Las nueces, en particular, permiten concentrar­se y a la vez responder más rápido a los requerimie­ntos en el trabajo y en el estudio, por algo dicen que tiene la forma del cerebro

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina