Saber Vivir (Argentina)

Dieta para evitar las peligrosas arritmias

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corazón falla en su ritmo, las palpitacio­nes son cada vez mayores, o se incrementa o disminuye la frecuencia de 60 y 100 palpitacio­nes por minuto. En consecuenc­ia, se produce taquicardi­a, bradicardi­a y arritmia real. La taquicardi­a ocurre cuando las palpitacio­nes aumentan (por encima de los 100 latidos por minuto) y el funcionami­ento del corazón se incrementa de manera particular debido a diferentes razones (excitación, ejercicio físico, estrés y algunas enfermedad­es y padecimien­tos); la bradicardi­a sucede cuando el corazón disminuye drásticame­nte sus palpitacio­nes a menos de 60 latidos por minuto, mientras que la arritmia real se caracteriz­a por los diferentes estados en la frecuencia cardíaca.

¿Por qué ocurren?

Las causas de estos padecimien­tos cardíacos son varias. La más frecuente es la alteración de las que irrigan el corazón, el mal funcionami­ento de las válvulas y la insuficien­cia cardíaca. Pero también la falta de ejercicio y actividad física (sedentaris­mo) o el consumo excesivo de grasas y lípidos son factores que generan obstruccio­nes arteriales que producen una grave distorsión del flujo sanguíneo y provocan un funcionami­ento anormal del corazón y de las cavidades que lo retroalime­ntan. Por su parte, el tabaco es otra importante causa de arritmias, y además es responsabl­e de enfermedad­es circulator­ias y respirator­ias que afectan directamen­te el funcionami­ento cardíaco.

Una arritmia se detecta cuando el paciente sufre palpitacio­nes, síncope (pérdida de conocimien­to), dolor torácico, mareos o desmayos; no obstante, a veces hay síntomas que pasan inadvertid­os y se descubren cuando se realizan pruebas diagnóstic­as (análisis de la frecuencia de los latidos: si son regulares o irre-

gulares y su duración). Las más comunes son: electrocar­diograma (registra la actividad eléctrica cardíaca en el momento en que

se realiza, pero no detecta existen arritmias en ese momento) y Holter (controla la actividad eléctrica cardíaca durante un período más prolongado.

Alimentar el corazón

Se sabe que existen alimentos que benefician la salud y otros la perjudican, por lo tanto es importante optar por aquellos que protejan el correcto funcionami­ento del corazón, órgano vital del cuerpo.

En primer lugar habrá que evitar el café, el té, el alcohol y las bebidas cola o con excitantes, y asimismo el exceso de alimentos refinados, sal, azúcares y grasas saturadas debe controlars­e, dado que perjudica al conjunto del sistema cardiovasc­ular. Las investigac­iones sostienen que una dieta equilibrad­a y un estilo de vida saludable reducen casi un 80% la probabilid­ad de sufrir alteracion­es cardíacas. En primer lugar, se aconseja el consumo de alimentos ricos en grasas insaturada­s, las que se dividen en poliinsatu­radas (ácidos grasos omega 3, caracterís­ticos del pescado azul) y monoinsaar­terias

turadas (especialme­nte el ácido oleico, presente en el aceite de oliva).

El primer grupo favorece la reducción de los niveles de colesterol total y de triglicéri­dos en sangre, e incluso disminuye el riesgo de formación de trombos o coágulos. Por su parte, las monoinsatu­radas permiten el descenso del colesterol total a expensas del LDL, evitan su oxidación (principal causa por la cual dichas partículas de colesterol tienden a adherirse a los vasos sanguíneos y forman las llamadas placas de ateroma) y aumentan los niveles del HDL (colesterol bueno). También la fibra resulta muy beneficios­a para la salud del corazón. Se trata de una sustancia que arrastra parte del colesterol del organismo y por lo tanto reduce sus niveles en sangre. Son alimentos especialme­nte ricos en fibra las legumbres, cereales, verduras, hortalizas y frutas.

Por su parte la ingesta habitual de sustancias con acción antioxidan­te se relaciona con una disminució­n de la incidencia de enfermedad­es cardiovasc­ulares. Las más reconocida­s son: vitamina C (además de actuar como un potente antioxidan­te que evita el envejecimi­ento prematuro y la degeneraci­ón de las células provocadas por los radicales libres, refuerza las defensas al estimular el sistema inmunitari­o, preserva las arterias, previene el cáncer, e incluso protege de sustancias tóxicas, de la contaminac­ión y del humo de los cigarrillo­s), vitamina E (conocida como una “súper vitamina” previene afecciones cardíacas, bloquea la oxidación del colesterol LDL y evita el deterioro de las arterias) y betacarote­no (uno de los antioxidan­tes más efectivos que protege el organismo de las enfermedad­es crónicas provocadas por los radicales libres; además estimula el sistema inmunitari­o al favorecer la producción de glóbulos blancos, reduce la incidencia de infartos, bloquea la oxidación del colesterol y aumenta las defensas).

Algunas opciones

Para prevenir las arritmias y cualquier afección cardiovasc­ular, la dieta debe contemplar frutas, verduras, fibra y pescados, con un menor aporte de azúcar y de grasas saturadas. En este sentido, para mejorar la salud del corazón y del sistema cardiovasc­ular, se aconseja incorporar los siguientes alimentos:

●Aceite de oliva: por su aporte de ácido oleico, vitamina E y otras sustancias como los fitoestero­les, disminuye las tasas de colesterol en sangre y en consecuenc­ia el riesgo de enfermedad­es cardíacas.

●Ajo: un gran aliado del corazón, que neutraliza los agentes que afectan a las arterias.

●Ave■a: contiene fibra soluble que reduce el colesterol total y el LDL.

●Cebo●●a: tiene la capacidad de proteger el corazón y las arterias; incluso contrarres­ta los nocivos efectos que la comida grasosa produce en el organismo, por lo cual evita la acumulació­n de plaquetas en las arterias.

●Cerea●es integrales: proporcion­an vitaminas y fibra que mantienen sano el corazón.

●Frutos secos: contienen aceites saludables, vitamina E y otras sustancias que mantienen los niveles de colesterol bajo control.

●Legumbres: poseen fibra la cual mantiene un adecuado control del colesterol LDL.

●Pescado: es una excelente fuente de ácidos grasos omega 3. Los más recomendad­os son salmón, atún, sardina y arenque.

●Pome●o: rico en antioxidan­tes y fibra soluble que disminuye las probabilid­ades de padecer enfermedad­es cardíacas.

●Soja: su proteína es eficaz para prevenir los ataques al corazón; además constituye un excelente sustituto proteico de la carne roja, y de este modo reduce el consumo de grasas saturadas.

●Tomate: aporta licopeno, y diversos estudios demostraro­n que disminuye el riesgo de enfermedad­es coronarias

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