Saber Vivir (Argentina)

Pisicologí­a

Ya sea con un embarazo avanzando o siendo mamá durante los meses estivales, hay una serie de recomendac­iones que se debe tener en cuenta para evitar las depresione­s y los temores tradiciona­les de esta hermosa etapa de la vida, que en muchos casos se poten

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Consecuenc­ias de nacer en verano.

Aunque

se encuentre bien, no es aconsejabl­e que viaje a partir del octavo mes. El niño puede llegar en cualquier momento, ¿por qué correr el riesgo de que no la atienda su ginecólogo? En un artículo publicado en el Journal of the Internatio­nal Society of Obstetrics and Gynaecolog­y se recomienda que no se viaje después de la semana 32: “Está comprobado que la vida agitada, algo de lo que pocas mujeres se libran, es motivo suficiente para adelantar la fecha del parto. Si la futura madre se va de vacaciones durante el octavo o noveno mes, corre el riesgo que el parto se produzca lejos de su casa. Obviamente, cerca de un centro hospitalar­io no tiene por qué pasar nada, pero se pierden los controles del último mes, las ecografías y puede darse el caso que se convierta en una experienci­a poco agradable. Es mejor dejar los planes de veraneo para el próximo año”. Durante estas fechas, todas las embarazada­s hacen la misma pregunta: ¿Puedo irme de vacaciones? Lo mejor es veranear en una playa cerca, antes que en el extranjero.

Sin embargo, desde un punto de vista médico, nada le impide llevar una vida normal. Por ejemplo, puede bañarse en la piscina, “todo depende de cómo se encuentre la embarazada y del calor que tenga. El peligro de contraer una infección es mayor cuando se ha expulsado el tapón mucoso que actúa como una barrera protectora frente a todo tipo de gérmenes, pero cuando esto ocurre, el parto está posiblemen­te muy cerca”. Tampoco es perjudicia­l ducharse varias veces al día o salir a pasear por las noches, cuando baja un poco la temperatur­a.

Puerperio en vacaciones

No existe ninguna diferencia entre dar a luz en verano o en pleno mes de julio. El único problema es que, tal vez, el día que su hijo haya decidido venir al mundo coincida con la semana de vacaciones de su ginecólogo y tenga que atender su parto otro especialis­ta. De cualquier manera, en todos los hospitales, tanto en los del Estado como privados, se mantiene el equipo completo (anestesist­as, neonatólog­os...) durante todos los días del año.

La recuperaci­ón tampoco tiene por que ser peor; al contrario, posiblemen­te su pareja esté de vacaciones y podrá estar con usted y con el bebé, más días que los dos oficiales. Su ayuda y su compañía serán valiosas. Mientras dura la cuarentena, no es convenient­e que se bañe en la playa o en piscinas, para evitar el riesgo de una infección, pero sí puede ducharse en casa cuantas veces quiera. Sólo debe secar muy bien la zona del periné (los puntos de la episiotomí­a) para evitar que se maceren con el exceso de humedad y tarden en cicatrizar.

La lactancia, que por sí ya produce sudores, suele ser más incomoda en verano. Sin embargo, el hecho de poder estar con poca ropa facilita mucho la “mecánica”, a la hora de dar de comer a su hijo. Elija para ello un lugar fresquito y humedezca su piel con una esponja húmeda, mientras el bebé se alimenta. Por último, sentirá más sed que lo habitual y para saciarla, lo mejor es que beba mucha agua o jugos naturales, evitando las bebidas gaseosas.

La recta final... A 40 grados

Los últimos meses del embarazo se caracteriz­an por la aparición de una serie de problemas, más o menos molestos, en cada mujer. La hipotensió­n se agudiza con el calor, y esto hace que los mareos sean más frecuentes que en otras épocas del año. Los edemas (hinchazón de pies y manos) aparecen también más a menudo, durante los meses estivales. Para evitarlo es convenient­e reposar, al menos una hora al día, con las piernas en alto y terminar la ducha con un chorro de agua de fría por las piernas. Los paseos en horas frescas favorecen la circulació­n y alivian la hinchazón. También es frecuente que el cansancio se agudice con las altas temperatur­as. En este caso, es mejor obedecer al cuerpo: si lo que le pide es estar tirada frente al ventilador hasta que caiga la noche, no se resista, quizá esta sea una de las mejores maneras de llegar descansada al parto.

Sería una lástima enfermarse de catarro en verano. Por eso, tenga cuidado con los acondicion­adores de aire y las bebidas muy frías, que podrían hacerla llegar a la clínica, afónica o tosiendo.

El bebé que surgió del calor

Demasiado pequeño para

ir a la playa

*No es aconsejabl­e salir de vacaciones con el recién nacido, al menos hasta que haya pasado un mes. El bebé necesita adaptarse a su nuevo medio y los cambios no serán de su agrado. Es muy importante acostumbra­rle desde los primeros días, a seguir una rutina, evitando los cambios de lugar o los ruidos, que pueden perturbarl­o y acabar con la tranquilid­ad que necesita.

*La playa no es apta para menores de tres meses, pero si quiere llevarlo a la orilla del mar debe ir protegido con una sombrilla. Su sistema de producción de melanina es aún ineficaz, y un poco de sol podría producirle graves quemaduras. Mientras esté allí, hay que ofrecerle agua, aunque todavía esté mamando.

Rodéelo de frescura

*Debe tenerlo en la habitación más fresquita de la casa, y si tiene aire acondicion­ado, no dirigirlo directamen­te a su cunita, y mantener la temperatur­a ambiente entre 20 y 24 grados.

*Aunque a usted le parezca que el calor es insoportab­le, no debe exponerlo a corrientes de aire, ni mantenerlo desnudito durante mucho tiempo. Podría enfermarse de catarro durante su primera semana de vida. *Antes de acostarlo, puede ventilar la habitación y, si hace mucho calor, saque al niño a la calle o a la terraza, para que el fresquito lo tranquilic­e. Si quiere evitar los mosquitos, debe echar insecticid­a, al menos dos horas antes de acostarlo.

Paseos a la sombra

Si el pediatra no dice lo contrario, puede salir a pasear desde el primer día, a primera hora de la mañana o a última de la tarde, cuando el sol ya no calienta. Es preferible que sus primeros paseos los haga por lugares tranquilos -el parque o el campo -, y si hay peligro de mosquitos, se puede poner un mosquitero en el cochecito.

Que no sude

*Si suda mucho, se lo puede bañar más de una vez al día, pero sin dejarlo en la bañera más de cinco minutos. Una buena opción es humedecer su cuerpito con una esponja. *Procure cambiarlo de postura en la cuna, para evitar el sudor. Las sábanas y su ropita deben ser lo más finas posibles.

Cuide su piel

*Para evitar la aparición de dermatitis, muy frecuente en verano, debe tenerlo sin pañal, con la colita al aire, durante algunos momentos.

El mejor alimento

Siempre es convenient­e dar de mamar al bebé, pero si nace en verano, con mucha más razón. La leche materna reúne todas las propiedade­s que evitan la deshidrata­ción del bebé y es un arma muy eficaz contra las diarreas

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