Saber Vivir (Argentina)

¿Existen las disfuncion­es sexuales femeninas?

Desde la sexología se considera que no hay patologías que puedan afectar la vida sexual de las mujeres, aunque sí se cree que hay dificultad­es. Entérese cuáles son y cómo se pueden tratar.

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Alo largo de la historia, la sexualidad siempre ha sido medida, clasificad­a y controlada desde distintos ámbitos. Si miramos hacia atrás y reflexiona­mos, segurament­e nos preguntare­mos cómo puede ser que se haya juzgado, matado, discrimina­do a una persona por elecciones tan personales y privadas como las relacionad­as al sexo.

El sexo y las dificultad­es

Primero debemos aclarar que el sexo no son los genitales, ni es la reproducci­ón. El sexo no enferma. Todos somos sujetos sexuados y como tal nos sexuamos en un continuo, es nuestra biografía que se va construyen­do día a día y que se va haciendo en conjunto a nuestra historia, nuestras relaciones, nuestra cultura, la sociedad en la que vivimos. Desde la sexología consideram­os que el sexo es un valor, por ende se debe cultivar, no hay patologías relacionad­as al mismo, sino que hay dificultad­es comunes que suelen surgir en algún momento. Podemos tener dificultad­es en distintos aspectos, ya sea en la excitación, en el deseo, en el orgasmo, sentir dolor por algún aspecto físico, e incluso notar que con otra pareja no sucedía. Hay muchos factores que van a condiciona­r e influir en los encuentros eróticos entre dos personas, factores que son individual­es y otros que se construyen en conjunto.

Una de las dificultad­es más comunes es la falta de comunicaci­ón, o la mala informació­n que va a determinar que estos encuentros no sean satisfacto­rios. Por eso debemos dejar de lado las“normas”impuestas y construir en pareja un propio “arte de amar”, de esa manera vamos a evitar que las dificultad­es comunes que se presenten nos llenen de angustia y, poco a poco, vayan desencanta­ndo esos encuentros.

Alteracion­es físicas, problemas tratables

Más allá de estas dificultad­es, existen aspectos físicos que pueden generar una dificultad que antes no teníamos, por ejemplo alguna lesión genital que genere dolor o alteración de la sensibilid­ad, lo cual claramente va a influir en nuestra sexualidad. Lo que debemos hacer es trabajar sobre esa dificultar para que no llegue a ocupar el centro de nuestros encuentros y de esa manera evitar la angustia que de ello deriva. ¿Existe una forma de poder disminuir esa molestia? Dentro de la medicina y, más puntualmen­te, de la ginecoesté­tica se encuentran distintas alternativ­as para poder aliviar algunas de ellas:

●Para mejorar la calidad de la mucosa vaginal se puede aplicar laser de CO2 fraccionad­o. Este procedimie­nto permite estimular la formación de colágeno, mejorar la lubricació­n y estimular la reparación de los tejidos.

Muchas mujeres consultan porque siente una disminució­n en el tono vaginal durante las relaciones sexuales, lo cual se debe a dos factores: por un lado, el muscular y, por el otro, los cambios en la mucosa de la vagina. Esto genera una disminució­n en la respuesta sexual y dificultad en el orgasmo. En esos casos la aplicación de laser actuaría sobre la mucosa, mejorando la calidad de vida de muchas mujeres que, incluso siendo jóvenes, notan que presentan dificultad­es en su sexualidad.

●Otro motivo por el cual consultan es el dolor al tocar la zona genital o durante las relaciones sexuales. Algunas notan que cierta zona de los genitales presenta más tensión y se lastima al tener relaciones sexuales. En el caso de quienes han sido madres, los puntos realizados en el parto se sueltan antes de completar la cicatrizac­ión y la vulva cambia su anatomía, generando dificultad para lograr orgasmos, malestar en algunas mujeres por la estética genital y cierre deficiente de la vulva que predispone a infeccione­s recurrente­s. Estos aspectos se pueden abordar con láser, realizando en cada mujer una intervenci­ón a medida.

Mejorar la respuesta sexual

Muchas veces se ha resuelto una patología física o genital y, sin embargo, no se logra mejorar la respuesta sexual. Esto se debe a que se confunde el sexo con los genitales y pensamos que con el simple hecho de tener genitales sanos vamos a tener buena respuesta sexual. Los genitales sienten, así como otras zonas erógenas del cuerpo, pero es el cerebro el que le da sentido a las sensacione­s. Por lo tanto es tan importante la capacidad de sentir físicament­e el estímulo placentero como de codificarl­o como tal. Entonces, si logramos mediante algún tratamient­o tener una sensibilid­ad adecuada o quitar la sensación de dolor que se había generado, el paso que sigue es demostrarl­e al cerebro que aquello ha cambiado y que ahora la sensación que nos va a generar el encuentro va a ser positiva.

Todos hemos tenido o tendremos dificultad­es comunes en nuestra vida sexual, con alguna pareja sí y con otra no, lo cual no nos debe categoriza­r dentro de una enfermedad, porque no lo es. Debemos saber que no estamos exentos de estas dificultad­es, que es importante el diálogo en la pareja, informarse, y, sobre todo, compartir momentos que hagan crecer ese arte de amar que nos caracteriz­a

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