Pisicología
Quizás algunos descrean, pero la mala onda existe y se percibe tanto física como anímicamente. Trucos para sacarla de la casa y consejos para evitar a aquellos individuos “víricos”.
Medidas “repelentes” contra personas negativas.
Es muy importante mantener el orden y la higiene del hogar porque el desorden y los objetos sucios atraen las malas vibras
Las flores duran menos de lo habitual, el agua en los vasos rápidamente se llena de burbujas; físicamente se siente una opresión en el pecho, duele la cabeza y pesan los hombros. Quienes creen en la energía negativa es posible que afirmen que estos síntomas responden a un cuadro de “mala onda”. Entre sus argumentos, señalan que el cuerpo libera y absorbe energía, la cual puede ser positiva o negativa; cuando se absorbe mucho de esta última, el organismo pierde el equilibrio.
Personas víricas
Las personas con energía negativa suelen afectar la vida de los demás con sus quejas, mal humor, sus críticas constantes y de este modo a veces se convierten en rivales del mundo. Si a esto se suma que además sienten envidia, lo más aconsejable es evadir cualquier tipo de relación con ellas. Sin embargo, a veces no hay otra salida que convivir porque son compañeros de trabajo, vecinos o familiares.
Este tipo de personas absorbe las energías positivas y carga de negatividad todo lo que toca o rodea. Suelen ser sujetos que discuten por todo. Para contrarrestar su negatividad, en este caso lo ideal es permanecer callado, al margen y dejar que la mala onda pase. Por el contrario, si se desea brindarles ayuda, conviene pedirles que expliquen qué les sucede. Es fundamental aprender a no involucrarse y evitar cambiarlas, para lo cual hay que saber separarse emocionalmente de ellas. Algunas características de las personas víricas son:
Generalmente no sonríen, lucen amargadas y enojadas; sus caras suelen ser de desprecio.
A veces responden mal, gritan, insultan, hablan fuerte y en forma rabiosa; reclaman todo el día por cualquier cosa, hacen como que no escuchan para no responder a alguna pregunta.
La mayoría de las veces están alteradas, inquietas o nerviosas.
Consumen la energía positiva.
Ven todo negativo y “oscuro”. Convierten la energía de buena calidad en otra de mala calidad.
Son envidiosas. Pesimistas.
Suelen ser egoístas y egocéntricas.
Les gusta criticar a los demás.
Algunas son caraduras y se exceden en el pedido de favores.
Otras suelen ser víctimas y culpan al mundo de su penosa realidad.
Si notan logros en los demás, los minimizan o hacen comentarios despectivos.
Suelen hacer generalizaciones (“Todos los colectiveros manejan mal”, “Todos quieren hacerse los vivos conmigo”).
No permiten que otros los pasen (por ejemplo, al conducir manejan a una velocidad no permitida, sin respetar las normas de tránsito).
En la relación con los demás, actúan como déspotas o poco amables.
Buena vibra
En el mundo esotérico se llaman malas energías o energías negativas a un espectro energético que, con o sin intención, es manipulado para influir de forma destructiva en la relación con el medio ambiente. Quienes poseen estas energías no son personas que efectiva y conscientemente actúan de forma malvada, sino individuos que -a veces sin proponérselo, en ocasiones sí- traban el correcto fluir de la energía que circula por el campo energético y predisponen a contrariedades. Cuando el cuerpo está en armonía (es decir, si por el cuerpo físico y astral atraviesa un fluir energético que se conecta con el resto del universo), las cosas tienden a estar en su lugar: pareja, trabajo, familia. Pero si el fluir energético es interrumpido o desviado por una voluntad poderosa hacia lo negativo empezarán los inconvenientes (problemas de pareja, laborales, familiares). Por lo tanto, está comprobado -no científicamente, claro está- que lo mejor es rodearse de gente que aporte energía positiva. La buena onda (o buena vibra) es una disposición natural del ánimo y quienes la poseen suelen ser personas simpáticas, alegres y de buena predisposición. Tienen energía positiva e intentan transmitirla a los demás. Son comprensivas y siempre les gusta ayudar; para ellas siempre está todo bien, son optimistas y saben pensar con claridad.
¿Qué hacer?
Dado que la negatividad se contagia fácilmente e incluso puede transformarse en una forma de vida, es fundamental aprender a combatirla. Para ello se aconseja:
Si se reconoce en una persona o situación la mala onda, lo mejor es evitarla. Si ello es imposible (porque, por ejemplo, se trata de un vecino vírico), lo aconsejable es evadir la situación y a la persona.
No perder tiempo en discutir con la persona negativa porque sólo se logrará perder energía positiva.
Apaciguar los ánimos envidiosos o negativos con amor, atención y comprensión.
Rescatar algo de positivo. En todas las situaciones, por muy pésimas que sean, siempre hay algo positivo.
Ser cauto al momento de comentar los éxitos o logros personales o profesionales para que los otros “no los opaquen”.
No dejarse tentar por el “lado oscuro”, no desearle el mal a nadie ni obstaculizar su fluir de energía.
Siempre ser positivo. Ante situaciones de negatividad, conviene pensar en algo bello, cultivar el mundo espiritual, escuchar música agradable o aprender técnicas de respiración.
Trucos para la oficina
El lugar de trabajo es donde generalmente se pasa la mitad del día. Lamentablemente no siempre puede elegirse con quien trabajar y en varias oportunidades la presencia de compañeros “víricos” suele arruinar la semana laboral. Para contrarrestar su energía y trabajar en armonía se aconseja:
Hacer propio el espacio. Por ejemplo, decorarlo con objetos personales o fotos.
Mantener limpio el área de trabajo.
Beber abundante líquido durante el día. Aprovechar el horario de almuerzo para desenchufarse y cargar nueva energía para lo que resta de la jornada.
Evitar comentarios envidiosos de “radio pasillo”; no enroscarse con chismes ni suposiciones.
Preparar un vaporizador con hierbas aromáticas para filtrar las ondas envidiosas o negativas emitidas por los compañeros de trabajo. Para ello, hervir un litro de agua en una cacerola y colocar una cucharadita de hojas de eucalipto, lavanda y peperina durante 10 minutos. Mezclar con cuchara de madera. Luego de unos minutos, retirar del fuego, dejar enfriar, pasar por filtro de papel, guardar el agua en un perfumero y agregar un chorrito de alcohol fino. Llevarlo a la oficina y cuando nadie vea, pulverizar sobre el escritorio de la persona negativa.
¡Fuera mala onda!
En algunos casos, la energía bloqueada es la causa más común de la energía negativa y se produce a causa del desorden, suciedad y desorganización de la casa. Para desbloquearla se aconseja:
Desatancar la energía. El polvo, las telas de araña, la ropa y/o platos sucios y los pelos de animales son las principales causas para que la energía se estanque. Mantener la casa limpia también es importante para evitar las malas vibras, ya que ello puede generar incomodidad incluso estrés. Una opción al momento de limpiar los pisos es verter un chorro de vinagre en el balde con agua.
No a los desperfectos en el hogar. Por ejemplo, evitar que las puertas hagan ruido al abrirse o cerrarse, que las canillas goteen o que los electrodomésticos funcionen mal o hagan mucho ruido.
La luz del sol es un natural purificador de ambientes, por lo tanto, se aconseja abrir las ventanas a la hora del amanecer para que el hogar reciba sus rayos.
Las frutas también ayudan a eliminar las malas energías, por eso siempre hay que tener frutas frescas en la cocina o comedor.
Las plantas de interior son de igual manera beneficiosas para propiciar la paz en el hogar. Para conservarla y lograr la calma se aconseja ubicar un florero con flores blancas o pétalos del mismo color.
Los cactus sirven para repeler malas energías, especialmente si se ubican cerca de las ventanas, siempre en el exterior.
Las velas tienen la característica de absorber la energía negativa. Se aconseja mantener siempre alguna encendida.
Los sonidos armónicos también alejan la mala onda, por eso se recomiendan los llamadores de ángeles preferentemente de metal y ubicados donde corra el viento o el movimiento de una puerta los haga sonar
Las mascotas poseen un avanzado sentido de percepción; cuando una persona cambia de estado de ánimo el animal lo percibirá de inmediato