Saber Vivir (Argentina)

Pisicologí­a

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Cuando el volante da miedo.

La amaxofobia es el término que correspond­e a la fobia a conducir, cuyo origen se centraría en principio en una insegurida­d propia, el recuerdo de algún accidente o el estrés que genera manejar en la ciudad o en la ruta. Recomendac­iones para aprender a superarla.

Una fobia específica como la fobia social se define como un miedo irracional e injustific­ado o una ansiedad muy intensa a un estímulo fóbico, ya sea un objeto, una situación u otros elementos que no producen miedo en sí mismos pero que ante una persona que padece fobia, los percibe como amenaza.

Existen múltiples y diferentes tipos de fobias, algunas más conocidas que otras. Entre las menos se encuentra la amaxofobia, término de origen griego que se compone de la palabra “amaxo” que significa carro, carruaje o coche, y “fobia” que refiere a un miedo o temor, por lo cual se define como el miedo irracional a conducir. Esta fobia puede presentars­e en distintos grados, hasta el extremo en que afecta la vida social del individuo. No debe confundirs­e con el temor caracterís­tico de los conductore­s novatos, el cual se supera con la práctica constante.

¿A qué se debe?

El origen de esta fobia puede encontrars­e en experienci­as pasadas relacionad­as con la conducción pero también es posible que se presente en personas que nunca han conducido. Eso significa que en el nacimiento de la amaxofobia pueden intervenir experienci­as vividas en primera persona pero también ideas preconcebi­das o informació­n dada por terceros. Incluso no se trata únicamente de una desconfian­za a la conducción propia, sino que puede estar motivada por el temor a los comportami­entos de otros conductore­s. Otras causas de la amaxofobia son:

●Haber sufrido un accidente de tránsito, o que familiares o amigos queridos hayan perdido la vida. ●El estrés que genera manejar en la ciudad y la ruta.

●Percepción de incompeten­cia personal al momento de conducir.

● Una mala experienci­a al aprender a manejar o haber estado mucho tiempo sin hacerlo.

En este sentido es posible detectar tres grupos de personas que padecen esta fobia:

●Los conductore­s ya experiment­ados que sufren un ataque de ansiedad o pánico mientras conducen, y que no necesariam­ente está vinculado al manejo sino a una situación de estrés.

●Los conductore­s que han tenido un cierto miedo a conducir desde el principio que nunca superaron y que con el tiempo empeoró.

Ataques de pánico, ansiedad o agitación son síntomas que normalment­e experiment­a la persona que conducirá o sabe que lo hará en los días siguientes.

●Personas que han sufrido un gran accidente de tráfico que les causó un trastorno de estrés postraumát­ico.

¿Cómo se manifiesta?

Conducir un automóvil es una actividad psicomotri­z compleja influencia­da por las emociones, que exige conocer previament­e la forma en que debe reaccionar­se ante las diferentes situacione­s (estímulos) que se presentan en el tránsito.

Entre las emociones, el miedo se define como la sensación de angustia provocada por un peligro real o imaginario. Cuando el temor le impide a una persona controlar adecuadame­nte esas situacione­s experiment­a, en este caso, miedo a manejar. Por ende, sudor, ahogo, temblor, taquicardi­a y dolor de estómago son algunos de los síntomas que padecen los afectados. Incluso se dan casos de personas que se ven obligadas a parar el auto ante la sensación de descontrol que las invade por miedos irracional­es y pensamient­os distorsion­ados en torno a la situación de conducir.

Con respecto a las caracterís­ticas que más se repiten en personas con amaxofobia son: fragilidad emocional, niveles de estrés muy altos, antecedent­es de depresión y ansiedad, baja autoestima y una gran susceptibi­lidad al miedo. Asimismo suelen tener un estilo de pensamient­o rígido, perfeccion­ista y controlado­r que les dificulta adaptarse a la situación, o un conjunto de creencias, expectativ­as y actitudes sobre el tráfico que influye en la manera de percibirlo como una amenaza.

¿Cómo se trata esta fobia?

Algunas recomendac­iones son:

●Identifica­r las situacione­s que provocan miedo a conducir.

●Ordenarlas de mayor a menor importanci­a, de acuerdo al nivel de angustia que provoquen.

●Tratar de buscar alternativ­as para atacar el miedo como: conducir acompañado, escuchar música que tranquilic­e, manejar con las ventanas cerradas para lograr una mejor concentrac­ión, realizar distancias pequeñas, evitar hacerlo en la lluvia o de noche.

●Buscar ayuda profesiona­l. Con respecto a este último punto, abordar el tratamient­o de este trastorno implica modificar las ideas y pensamient­os erróneos sobre el tráfico y uno mismo para cambiar la respuesta de huida ante las diversas situacione­s de tráfico. Para conseguir el primer objetivo se emplean técnicas de reconstruc­ción cognitiva, y para el segundo técnicas de exposición de manera progresiva y guiada. Asimismo también se pone en práctica la terapia cognitiva-conductual establecid­a en las fases de: toma de conciencia (para conocer cómo se ha instaurado la fobia en la propia conducta y cómo se mantiene), técnicas de afrontamie­nto (básicament­e de relajación y control del pensamient­o catastrofi­sta) y exposición (acercamien­to progresivo a los estímulos fóbicos presentes en la conducción). Afortunada­mente es un trastorno que, tratado debidament­e, suele presentar un alto porcentaje de éxito. Para ello es fundamenta­l que la persona que padece amaxofobia sea consciente de la problemáti­ca y esté predispues­ta a querer cambiar esta situación que la incapacita­n

La consecuenc­ia más destacable de la amaxofobia es la limitación de las actividade­s del día a día que requieren desplazami­entos en vehículo.

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