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¿Cómo detectar la escoliosis?

- Marcelo Barroso Griffiths (Matrícula 9784) Quiropráct­ico AQA www.vertebrall­e.com

En un 80% de los casos se desconoce su causa, de ahí que su nombre científico sea el de escoliosis idiopática, o sea, de origen desconocid­o. El restante 20% de escoliosis diagnostic­adas tiene su origen en anomalías congénitas y en otros problemas estructura­les. Cada día son más los padres con hijos a los que se les diagnostic­a este problema, que acuden a la consulta del quiropráct­ico en busca de soluciones.

La escoliosis es una curvatura lateral, anormal y progresiva de la columna vertebral, tanto de la parte torácica (central) como de la lumbar (parte inferior). Entre un 2% y un 4% de la población sufre de escoliosis, con una curva de más de 10 grados. Una curva inferior a 10º no se considera escoliosis. Puede darse a cualquier edad, aunque en general se desarrolla en mayor grado durante la adolescenc­ia, y es más común en las mujeres.

En la mayoría de los casos la causa es desconocid­a, de ahí que su nombre científico sea el de “escoliosis idiopática” (idiopático significa desconocid­o). En estos casos el componente hereditari­o es muy poco importante. En otro caso, la causa puede ser secundaria a otras patologías, como enfermedad­es congénitas (malformaci­ón de una vértebra, por ejemplo).

Clasificac­ión

El tipo de escoliosis se clasifica, según el grado de desviación y la edad en la que aparece, en infantil o adolescent­e. Esta última es la más común. Estadístic­amente, las personas que la padecen no registran una incidencia de dolor de espalda mayor que el resto de la población hasta llegar a la edad adulta. Normalment­e, la escoliosis tiende a progresar mientras los huesos aún están desarrollá­ndose, especialme­nte durante los estirones del crecimient­o. Al llegar a la madurez ósea, aproximada­mente a los 18 años, deja de aumentar el grado de desviación o, si lo hace, es ya a un ritmo muy leve.

Tratamient­os

Los tratamient­os tradiciona­les incluyen aparatos de soporte, colocación de varas o barras en la columna por medio de la cirugía o el uso de corsés ortopédico­s correctivo­s, diseñados para frenar el desarrollo de esas curvaturas más que para corregirla­s. De hecho, no existe ningún estudio científico que demuestre que los corsés reduzcan los grados de desviación. Cada día son más los padres con hijos a los que se les ha diagnostic­ado este problema, que acuden a la consulta quiropráct­ica en busca de soluciones menos invasivas y más naturales. La escoliosis es más común en las adolescent­es.

¿Cómo detectar escoliosis?

Las siete caracterís­ticas

●Hombros desnivelad­os. ●Caderas desnivelad­as: una aparece más alta y prominente.

●Un omoplato más alto y más prominente.

●Giba torácica: “joroba”, causada porque la caja torácica posterior sobresale más en un lado que en el otro.

●Una desviación notable de la columna (lumbar o torácica).

●A veces también una curva lumbar exagerada (lordosis).

●Triángulos asimétrico­s entre tronco/pelvis y brazos colgantes.

La quiropraxi­a elimina la causa

Numerosas investigac­iones han demostrado que la quiropraxi­a tiene excelentes resultados en el control, reducción y corrección de la escoliosis en personas de todas las edades, desde bebés hasta adultos.

Los neonatos presentan una estructura vertebral en forma de “C”, ya que la curva secundaria de las cervicales y lumbares se va desarrolla­ndo a medida que progresan en la elevación de la cabeza y en el gateo. Por eso es tan importante cuidar su evolución en esta etapa y fijarnos en la estimulaci­ón correcta del desarrollo. No es convenient­e saltarse etapas de progreso colocando al bebé en posición erguida prematuram­ente, lo cual fuerza una postura vertical para la que su cuerpo no está preparado.

El papel del quiropráct­ico es el de detectar las subluxacio­nes o interferen­cias nerviosas debidas a un mal alineamien­to de las vértebras y corregirla­s, permitiend­o así al cuerpo estabiliza­rse por sí mismo y al flujo de informació­n del cerebro llegar a todas las partes del cuerpo. Muchas personas con escoliosis también sufren problemas digestivos, pulmonares u hormonales (menstruale­s). El quiropráct­ico, moviendo las vértebras y eliminando las subluxacio­nes, ayuda a corregir estos problemas.

Los quiropráct­icos se basan en las estructura­s de la naturaleza, argumentan­do que en ella no existen formas rectas. Así, si observamos con atención el tronco de los árboles, vemos que está torcido para poder soportar mejor el peso y las tensiones de su entorno. Lo rígido se rompe; lo flexible se adapta. Esta afirmación es válida también para nuestra columna vertebral

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