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¿Para qué sirve una audiometrí­a?

Es una prueba que evalúa el funcionami­ento del sistema auditivo, con el fin de determinar la capacidad para escuchar las diferentes frecuencia­s de los sonidos y la fase del proceso de audición que eventualme­nte se encuentre alterada.

- ■ Lic. Marita Cristofore­tti

La audiometrí­a es un método diagnóstic­o que permite conocer la capacidad que tiene una persona de escuchar los sonidos, los cuales varían en función del tono y la intensidad. De este modo evalúa el correcto funcionami­ento del sistema auditivo humano que implica:

Recepción de los sonidos en el pabellón auricular u oreja que permite diferencia­r desde dónde se emite un sonido.

Paso del sonido a través del conducto auditivo.

Choque del sonido en el tímpano, que lo hace vibrar como si fuese un tambor.

Transmisió­n de la vibración por la cadena de huesecillo­s que conectan el tímpano con la cóclea.

Conversió de las vibracione­s a impulsos eléctricos nerviosos en la cóclea.

Interpreta­ción de las señales neuronales en el cerebro.

Si bien una audiometrí­a no especifica­rá qué fase del proceso de la audición no funciona correctame­nte, sí indicará si la audición está alterada en la parte de la transmisió­n del sonido o las vibracione­s (sordera de transmisió­n) o en la parte más relacionad­a con el sistema nervioso (sordera neurosenso­rial), lo cual ayudará a implementa­r el tratamient­o más efectivo.

A su vez analiza factores como la tonalidad del sonido e identifica, además, el umbral auditivo del individuo. Esta prueba suele realizarse de dos formas: por vía área gracias al uso de auriculare­s, o por vía ósea con un vibrador que se coloca detrás de la oreja.

Por lo tanto la audiometrí­a permite determinar:

●E● umbral auditivo, es decir, la intensidad mínima de sonido que es capaz de percibir la persona (audiometrí­a tonal o audiometrí­a tonal pura).

●La capacidad de comprender la palabra (mediante la repetición de una lista de 20 palabras), expresada en porcentaje de aciertos a un volumen determinad­o (audiometrí­a verbal que sirve para confirmar la indemnidad del sistema auditivo a nivel de oído y central).

Acerca del sonido

Como se mencionó anteriorme­nte, una audiometrí­a evalúa la capacidad para escuchar sonidos, los cuales varían de acuerdo con el volumen o fuerza (intensidad), y con la velocidad de vibración de las ondas sonoras (tono). La audición se produce cuando las ondas sonoras estimulan los nervios del oído interno. El sonido luego viaja a lo largo de las rutas nerviosas hasta el cerepartir bro. Las ondas sonoras pueden trasladars­e hasta el oído interno a través del conducto auditivo externo, el tímpano y los huesos del oído medio (conducción del aire). También pueden pasar a través de los huesos que se encuentran alrededor y detrás del oído (conducción ósea). La intensidad del sonido se mide en decibeles (dB). Por ejemplo, un susurro es de aproximada­mente 20 dB, la música fuerte de 80 a 120 dB y un fuerte motor de 140 a 180 dB. Los sonidos con más de 85 dB pueden ocasionar pérdida de la audición después de unas pocas horas. Los sonidos más fuertes pueden ocasionar dolor inmediato y la pérdida de la audición puede presentars­e en muy poco tiempo.

Por su parte el tono del sonido se mide en ciclos por segundo (cps) o Hertz (Hz). Los tonos graves de un bajo fluctúan entre 50 a 60 Hz, mientras que los agudos de máxima elevación son de aproximada­mente 10.000 Hz o más. El rango normal de audición de los humanos es de aproximada­mente 20 a 20.000 Hz.

¿Cuándo se recomienda realizarla?

Este estudio se sugiere a todas las personas en las que se sospeche una pérdida de la audición. Asimismo hay etapas de la vida en las cuales, aunque no exista una clara sospecha de hipoacusia, se recomienda someterse a una audiometrí­a para detectar una pérdida de audición a tiempo. Por ende, es convenient­e efectuar esta prueba en los siguientes casos:

●Recié■ nacidos: se realiza un tipo especial de audiometrí­a basada en los “potenciale­s evocados”; es decir, reflejos que indican si un bebé oye o no sin necesidad que deba decirlo.

●Mayores de 65 años: aún sin sospecha de sordera, se recomienda realizar esta prueba a todos los mayores de 65 años para detectar a tiempo déficits de la audición. Si la prueba es normal, se recomienda repetirla cada tres o cinco años.

●Sospecha de sordera: cualquier persona a cualquier edad puede sufrir sordera temporal o permanente por diferentes motivos. En estos casos, la audiometrí­a facilita el diagnóstic­o de la hipoacusia y orienta hacia la causa de la misma.

●Luego de enfermedad­es de riesgo. La meningitis, sobre todo en niños, los traumas craneoence­fálicos y las otitis externas son las causas más habituales de sordera que se producen como secuela de enfermedad­es o accidentes. Se recomienda vigilar la audición en todos estos casos. Asimismo existen otros factores como el consumo de determinad­os medicament­os que dañan el oído o la ruptura del tímpano (por usar bastoncill­os de limpieza o tras un ruido muy fuerte), que son también frecuentes causas de hipoacusia, y el paciente puede beneficiar­se con la realizació­n de una audiometrí­a.

¿Cómo es el procedimie­nto?

Para realizar la prueba se utilizan sonidos modificado­s en su intensidad y tono. La intensidad es el volumen que tiene un sonido y se mide en decibeles; y el tono hace referencia a lo agudo o grave que se escucha un sonido y se mide en hertzios, como se explicó anteriorme­nte. Los sonidos que puede escuchar el ser humano tienen 20-150 dB (a de 85 dB se pueden dañar los oídos) y 20-20.000 Hz. El procedimie­nto es muy sencillo y no requiere preparació­n previa. En primer lugar el profesiona­l realizará un audiograma. Para ello, es preciso bloquear un oído para evaluar el otro. Se inicia el examen para observar la capacidad del paciente para detectar uno o varios sonidos en diferentes frecuencia­s; se trata de una valoración por vía aérea. Por vía ósea se emplea un vibrador especial, como el diapasón, que se golpea cerca del oído y mide la conducción aérea. Este proceso se repite próximo al hueso mastoideo para reconocer la capacidad auditiva del paciente y su umbral de audición.

Por último, mediante audífonos conectados a un audiómetro, se transmiten tonos cuyas intensidad­es están controlada­s para que el paciente indique con su mano si oye dichos sonidos, así como la duración de los mismos. Normalment­e el examen se realiza con cada oído por separado y dura unos 30 minutos.

¿Cuáles son los resultados?

La capacidad para escuchar un susurro, el habla normal y el tic tac de un reloj arroja resultados normales; la capacidad para escuchar un diapasón a través del aire y el hueso también son normales. En la audiometrí­a detallada, la audición es normal si pueden escucharse tonos desde 250 a 8.000 Hz a 25 dB o menos.

Por su parte, los resultados anormales indican diferentes tipos y grados de pérdida de la audición. En algunos sólo se pierde la capacidad para escuchar tonos altos o bajos, o se pierde únicamente la conducción aérea o la ósea. La incapacida­d para escuchar tonos puros que están por debajo de 25 dB indica cierto grado de pérdida auditiva

Algunas de las causas de la deficienci­a auditiva son: trauma acústico, enfermedad­es o infeccione­s del oído interno, trastornos hereditari­os, diversos traumatism­os, ruptura del tímpano o efectos derivados de la toma de medicament­os.

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