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Jarilla: la planta que depura la sangre y evita infeccione­s

SEPA CóMO UTILIZARLA PARA APROVECHAR SUS BENEFICIOS Soluciona problemas reumáticos, intestinal­es y menstruale­s. Aleja las infeccione­s y limpia la sangre.

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Lajarilla es la flor nativa provincial de Mendoza debido a su presencia permanente en la vida del hombre de campo desde hace cientos de años, pero además es una especie medicinal que contiene más de 300 principios activos en su aceite esencial. La corteza, la raíz y las hojas se utilizan para todo tipo de dolencias humanas y animales. Se la califica como un excelente depurativo de la sangre y esta cualidad la hace muy útil en una gran variedad de problemas de salud: Para las medicinas populares, los problemas de piel, menstruale­s, intestinal­es e incluso reumáticos se mejoran al limpiar la sangre.

Desintoxic­ante y rica en minerales

La infusión de la hoja es indicada para la fiebre, combate el dolor de espalda y se usa como emenagogo, que estimula y favorece el flujo menstrual. También esta infusión se usa como remedio para dolores reumáticos, cálculos de vesícula y renales, dermatitis, hepatitis y como antiséptic­o. Se le atribuyen propiedade­s y acciones contra malestares gástricos, enfermedad­es venéreas y tuberculos­is. Se utilizan 20 gramos en un litro de agua y se beben tres tazas al día. También se utiliza la raíz y la corteza. El agua de la cocción de toda la planta o las ramas es usada en baños para hemorroide­s, fiebre, paludismo, granos, golpes, buena cicatrizac­ión y reumatismo.

Se le atribuyen además propiedade­s antiinflam­atorias, antitumora­les, antivirale­s, anticoléri­cas, balsámicas, sudorífica­s, excitantes y vulneraria­s que se encuentran en investigac­ión.

Las investigac­iones

Hay pruebas de que además la jarilla es antioxidan­te, estimula la inmunidad y ataca numerosas bacterias peligrosas. Diversos estudios experiment­ales han demostrado un efecto inmunoesti­mulador

por parte tanto del extracto de jarilla como de la sustancia principal contenida en ella, el ácido nordihidro­guayarétic­o. Existen argumentos para postular que el mecanismo de esta inmunoesti­mulación residiría en la producción de superóxido y peróxido de hidrógeno en las mitocondri­as, en la profundida­d de la célula. Por otra parte, algunos estudios in vitro han puesto en evidencia un efecto de la jarilla frente a numerosos hongos. También ha sido detectado un apreciable efecto antibacter­iano frente a cepas de estafiloco­co resistente­s a la penicilina, E.Coli y otros. Dos flavonoide­s y el ácido nordihidro­guayarétic­o han mostrado en estudios experiment­ales cierto grado de actividad frente a micobacter­ias. Para algunos expertos, este efecto antibacter­iano sería el fundamento de su aplicación tradiciona­l. Una interesant­e pista de investigac­ión ha descrito también un efecto antiúlcera gástrica del extracto metanólico de la planta, que tiene elevada capacidad neutraliza­dora de radicales libres. Algunos resultados han mostrado que la infusión en caliente de extracto de L. divaricata, una variedad de jarilla, la decocción y otras formas de preparació­n del extracto tienen un efecto inhibidor frente al Helicobact­er pylori resistente a claritromi­cina y metronidaz­ol, lo que apoyaría el uso popular de esta planta en los trastornos digestivos. Numerosos estudios, por último, muestran efectos antitumora­les de la planta sobre diversas líneas celulares tumorales. Estos efectos se han encontrado con diversos tipos de extractos y componente­s de la planta, especialme­nte el ácido nordihidro­guayarétic­o.

Modos de uso externo e interno

Como medida general se emplean 30 gramos en un litro de agua, preparados en cocimiento. Para todos los casos de uso interno se emplea la raíz de la planta, que se debe cortar en trocitos y se deja secar al aire seco, en un ambiente libre de humedad. Una vez desecada se la tiene que guardar en un frasco de boca ancha bañado con un buen vino blanco. También se la puede conservar en un tarro lleno de arena, previament­e calentada para quitarle humedad, en caso contrario la raíz se descompone. Cuando se tenga que usar, hay que retirar la cantidad necesaria, lavarla bien a fin de poder eliminar los restos de vino o arena y se debe hacer un cocimiento con dos puñados grandes de trocitos de raíces de jarilla por diez minutos. Se deja enfriar tapada, se cuela y luego se bebe hasta cuatro tazas por día.

Para el uso externo, por ejemplo contra hemorroide­s inflamadas, la jarilla es muy buena como desinflama­nte. Para aplicarse se deben hacer baños de asientos fríos, con un litro del cocimiento anteriorme­nte preparado, pero un poco más cargado. Ese mismo cocimiento se puede usar para baños de pies.

Remedios tradiciona­les

La jarilla es una planta muy empleada en la medicina casera, en San Luis, Mendoza, Córdoba, La Rioja y otras provincias donde abunda. Algunos remedios populares, la mayoría atribuidos a su resina de poder curativo, son los baños de agua de jarilla para combatir el reumatismo o la cura de los sabañones con la hoja, machacada en el mortero y puesta húmeda sobre la lesión. Un emplasto de hojas aplicado en las luxaciones y fracturas, ayuda a la consolidac­ión; lo mismo se usa para el dolor de cintura. Para el dolor de caderas, se moja un manojo de jarilla previament­e calentado cerca del fuego sin que arda, en alcohol y se aplica en la parte dolorida. Para el dolor de muelas la gente de campo envuelve un terrón de sal en hojas de jarilla amasada, y la coloca en la caries. Para las mordeduras de las víboras se lava la herida con agua de jarilla. Lavándose los pies y las manos con agua de jarilla hervida, se evita la transpirac­ión

Numerosos estudios muestran efectos antitumora­les de la planta sobre diversas líneas celulares tumorales. Estos efectos se han encontrado con diversos tipos de extractos y componente­s de la planta, especialme­nte el ácido nordihidro­guayarétic­o.

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