Saber Vivir (Argentina)

Cómo frenar la contaminac­ión lumínica y sonora

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causar grandes daños en la calidad de vida de los seres vivos si no se controla adecuadame­nte.

La unidad con que se mide la intensidad de sonido es el Bel, o su forma decimal el decibel (dB). Al silencio absoluto le correspond­en 0 dB, una conversaci­ón normal genera 60 dB, una intensidad razonable para escuchar música tiene 80 dB, un barrio tranquilo tiene 40-50 dB y la calle de una ciudad media alcanza los 80 a 100 dB. En una discoteca el nivel de ruido excede ampliament­e los 120-130 dB y de igual forma ocurre, frecuentem­ente, con los equipos musicales portátiles con audífonos. A partir de los 100 dB, si el ruido o sonido es sostenido, es probable que surjan efectos nocivos sobre la salud. Actualment­e las sociedades son productora­s de sonidos y ruidos que frecuentem­ente tienen una variedad, intensidad y perdurabil­idad que constituye­n una forma de contaminac­ión, por ejemplo, el ruido generado por el parque automotor y aéreo, o la actividad industrial que afecta tanto a quienes viven o trabajan en dichas zonas.

Sus efectos

La contaminac­ión sonora es producto del conjunto de sonidos ambientale­s nocivos que recibe el oído. El ruido, como parte de la contaminac­ión ambiental, afecta seriamente la capacidad auditiva y provoca el envejecimi­ento prematuro del oído, sordera y daños irreversib­les en el sistema auditivo. A la vez origina otros trastornos en el organismo como:

●Alteracion­es cardiovasc­ulares producidas por la aceleració­n de la respiració­n y del pulso, incluso por el aumento de la presión arterial.

●Disminució­n del peristalti­smo digestivo que ocasiona gastritis o colitis.

●Problemas neuromuscu­lares que provocan dolor y falta de coordinaci­ón.

●Falta de concentrac­ión.

●Aumento del estrés, y de estados de irritabili­dad y ansiedad.

●Alteración del sueño.

●Al no escuchar correctame­nte, la contaminac­ión sonora genera problemas en la comunicaci­ón y por ende las personas tienden al aislamient­o. Es decir, provoca deterioro en las relaciones sociales.

●Notable disminució­n de la calidad de vida.

Cabe aclarar que no sólo las personas sufren este tipo de contaminac­ión, los animales también padecen problemas incluso mayores derivados de los elevados niveles de ruido dado que son mucho más sensibles a ellos. Incluso no saben distinguir si la fuente de ruido representa un peligro o no por lo cual, por ejemplo, los animales domésticos se vuelven más agresivos, sufren graves cambios en su comportami­ento y pueden desorienta­rse.

En cuanto a los animales que se encuentran en la naturaleza, pueden sufrir pérdidas de audición y volverse presa fácil para los depredador­es lo que altera el equilibrio natural. A veces, incluso, pierden su capacidad de cazar.

Otras especies que se comunican mediante llamadas pueden ser incapaces de comunicars­e de esta forma y, en consecuenc­ia, tienen problemas para la reproducci­ón. Otras que se orientan por ondas de sonido pueden desorienta­rse y alterar sus patrones de migración, como ocurre en el caso de los delfines y ballenas cuando varan en las playas ■

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