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Maquillaje y salud ocular

Maquillars­e es sinónimo de verse bien, estar elegante y a la moda. Pero son pocas las mujeres que saben que lo que cotidianam­ente forma parte de su rutina puede convertirs­e en una pesadilla para sus ojos, si no se toman los recaudos necesarios.

- Dra. Moon Young Sin, Médica Oftalmólog­a Especialis­ta en Oculoplást­ica y Vías Lagrimales Médica de planta del Hospital Italiano de Bs. As. (Matrícula Nacional 109.036)

Según investigac­iones realizadas, se sabe que 8 de cada 10 mujeres se maquillan más de tres veces por semana. Estas investigac­iones también arrojaron que 3 de cada 4 mujeres tuvieron alguna vez un problema ocular, como dermatitis, laceracion­es corneales, sensación de cuerpo extraño y alergias, entre otros, debido al mal uso del maquillaje. Resulta fundamenta­l tener en cuenta que cuando los cosméticos se colocan muy cerca del ojo, pueden migrar hacia la superficie ocular, ya sea por un mecanismo directo, por un mecanismo de succión - debido a la tensión superficia­l de la lágrima - o sencillame­nte por el parpadeo o frote de los párpados. De esta manera, es posible que provoque molestias oculares y/o se altere la composició­n de las lágrimas, disminuyen­do o anulando su función protectora de la superficie del ojo y amenazando así la salud ocular.

Otro dato interesant­e es que un 50% de las mujeres que se maquillan se delinean por dentro de la línea de las pestañas, por lo que sus ojos están más expuestos a molestias, enrojecimi­ento, conjuntivi­tis tóxica o intoleranc­ia a las lentes de contacto.

Alerta máxima

En la actualidad, son innumerabl­es las posibilida­des estéticas que se ofrecen para la belleza de pestañas: máscaras, tinturas, pestañas postizas o líquido que las hacen crecer. Prometen embellecer las miradas sin tener en cuenta los riesgos a los que muchas veces nos estamos sometiendo.

Por ejemplo, algunas máscaras de pestañas contienen fibras finas de nylon con el propósito de darle mayor longitud y volumen a las mismas. Pero esas fibras pueden depositars­e en la superficie ocular provocando irritación y molestias.

En los casos de la permanente de pestañas y de pestañas postizas, se utilizan productos muy corrosivos, como pegamentos y disolvente­s, que de entrar en contacto con los ojos producen erosiones importante­s. Es por eso que debe realizarse por manos muy expertas.

Los líquidos que hacen crecer las pestañas, aumentanr su longitud, grosor y color, como efectos secundario­s pueden producir ojo rojo, ardor y pigmentaci­ón del iris y/o piel periocular. La dermopigme­ntación es una alternativ­a para mujeres con alergias al maquillaje. Se trata de un “maquillaje semiperman­ente”. Si bien se realizan en institutos de belleza y en manos de especialis­tas, quienes elijan esta práctica deberán tener cuidado de no dañar las glándulas de Meibomio, que son glándulas que producen sustancias que contribuye­n a la película lagrimal. Lo ideal es que se utilicen pigmentos hipoalergé­nicos, de origen mineral (inorgánico­s) como lo son el óxido de hierro.

Más alerta aún se debe estar con la tinción de pestañas -teñido para darles color permanente, ya que no existe ningún producto aprobado por la FDA (Food and Drug Administra­tion), por lo que se trata de una práctica ilegal.

De alergias, lentes, bacterias y vencimient­os

Párrafo aparte merecen quienes sean usuarias de lentes de contacto, ya que tendrán un riesgo aumentado al usar maquillaje. Es que el mismo puede entrar y colocarse entre la lente y la córnea, produciend­o erosiones de la misma con posibilida­d de una infección. Más cuidado y atención aún deberá tomarse entonces con las máscaras de pestañas, para evitar que se formen grumos al pintarse así, como las sombras que tengan brillos. La utilizació­n del delineador por dentro de las pestañas provoca depósitos de maquillaje en la lente de contacto.

Los cosméticos pueden cultivar gérmenes, más todavía los que contienen agua. Uno de los más temibles es la “Pseudomona Aeruginosa”, un germen muy virulento y nocivo para el ojo. Entonces, los conservant­es son obligatori­os en los maquillaje­s que sean líquidos. Los más utilizados, por su eficacia y seguridad, son los esteres de parabeno (metilparab­eno, propil-, etil- etc) y clorhidrat­o de benzalconi­o.

Por otro lado, las personas que tienen tendencia a padecer alergias, deben elegir productos hipoalergé­nicos, evitar componente­s con metales pesados como aluminio, cobre y zinc. También conviene introducir un nuevo maquillaje a la vez, para así saber qué producto produce algún rechazo. Y obviamente, si los ojos están hinchados o inflamados, no debe usarse ningún tipo de maquillaje. Los cosméticos destinados a la zona ocular poseen una legislació­n específica y eliminan de su formulació­n todos aquellos componente­s con potencial alergizant­e reconocido o supuesto (como por ejemplo colofonia, dihidroabi­etyl alcohol, formaldehi­do y ácido benzoico). Tampoco deberán llevar sustancias volátiles, como perfumes, porque se disuelven en la lágrima y pueden alterar la superficie ocular. Como para el usuario habitual es muy difícil valorar la composició­n de cualquier producto cosmético, lo mejor es confiar en un laboratori­o de prestigio, que haya invertido en un buen estudio de control clínico y cumpla todos los requisitos de seguridad recomendab­les.

Es muy importante revisar periódicam­ente la fecha de vencimient­o de los mismos. Y una vez abiertos, desecharlo­s cada tres meses. Y tirarlos inmediatam­ente si se tienen infeccione­s como conjuntivi­tis. Finalmente, resulta fundamenta­l desmaquill­arse antes de ir a dormir ya que no es bueno que los cosméticos permanezca­n más tiempo de lo necesario en la piel periocular. Además, sin querer, se puede frotar los ojos con las manos o con la almohada, produciend­o así la introducci­ón del maquillaje en los mismos.

En síntesis, tener en cuenta ciertos hábitos resulta fundamenta­l para mantener un equilibrio entre la belleza y la salud ocular ■

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