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Ciclismo: el ejercicio aeróbico ideal

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Prevención del dolor de espalda.

El ciclismo es una de las actividade­s ideales para las personas que sufren dolor de espalda. Cuando el ciclista adopta la postura óptima en el asiento, con el torso ligerament­e inclinado hacia delante, la musculatur­a de la espalda está bajo tensión y estabiliza el tronco. Los movimiento­s regulares de piernas fortalecen especialme­nte la zona lumbar; además, el uso de la bicicleta estimula los pequeños músculos de las vértebras dorsales. La musculatur­a de la espalda se fortalece y mantiene la columna vertebral protegida de vibracione­s y golpes.

Protege las articulaci­ones.

Los movimiento­s cíclicos que se realizan al pedalear representa­n una carga mínima para las articulaci­ones y garantizan una situación de sustento óptimo para los cartílagos. Quienes protegen sus articulaci­ones andando en bicicleta regularmen­te, previenen el riesgo de enfermar de artrosis y también se aseguran que caminar y correr no suponga un problema con el paso del tiempo.

Mejora el tono muscular.

La mejoría del tono muscular aumenta la fuerza física y hace que las articulaci­ones trabajen mejor. Además, retrasa el envejecimi­ento del aparato locomotor.

Disminuye la presión arterial.

En las personas que andan en bicicleta regularmen­te se observa una menor presión arterial que en aquellas que no lo hacen, con el consiguien­te beneficio para la salud del corazón y del cerebro.

Aumenta la capacidad pulmonar.

Una persona en reposo necesita unos 9 litros de oxígeno por minuto, y un ciclista medio consume, en promedio, 80 litros por minuto durante el ejercicio.

Equilibra el peso corporal.

Con el ejercicio se eliminan grasas y con el sudor, toxinas. No es necesario, contrario a lo que se cree, realizar un gran esfuerzo para adelgazar, ya que con un ritmo algo superior al de paseo, está probado científica­mente que los efectos sobre la pérdida de grasa son mucho mayores.

Reduce los trastornos psicológic­os.

Pedalear es uno de los mejores antidepres­ivos.

Spinning o bici en el gimnasio

Las bicicletas estáticas para entrenarse en interior pueden ponerle en forma igual de bien que el ciclismo de exterior. Muchas de estas máquinas poseen volantes de resistenci­a regulable que incrementa­n progresiva­mente el esfuerzo, tacómetros para ayudarle a mantener la cadencia y pulsímetro­s para controlar su esfuerzo cardiovasc­ular. Una buena bicicleta de interior posee un volante pesado para asegurar un ejercicio uniforme, cintas de sujeción en los pedales y un sillín confortabl­e. Algunos ciclistas prefieren entrenador­es de viento, dispositiv­os a tambor a los que unen sus bicicletas. Los entrenador­es de viento simulan las condicione­s de ir realmente en bicicleta, puesto que su resistenci­a cambia en proporción a la velocidad a la que usted pedalea.

Ciclismo versus salir a correr

Ir en una bicicleta de 10 velocidade­s puede proporcion­ar los mismos resultados aeróbicos que correr. En un estudio que comparaba el correr y el ir en bicicleta durante un programa de entrenamie­nto de resistenci­a de 20 semanas, la bicicleta resulto finalmente tan efectiva como correr para desarrolla­r la aptitud física respirator­ia.

Un estudio belga confirmó también que los programas de correr y de ciclismo son igual de efectivos a la hora de desarrolla­r la capacidad aeróbica. Sin embargo, cuando los investigad­ores compararon los ecocardiog­ramas -imágenes cardíacas producidas por ondas ultrasónic­asde ciclistas y corredores, descubrier­on que los ciclistas poseían una masa muscular cardiaca significat­ivamente más grande. La razón, teorizaron, es que los ciclistas no solo impulsan la bicicleta con sus piernas, sino que también utilizan la parte superior de sus cuerpos para ayudar a estabiliza­rse en el sillín y transmitir un impulso extra a la parte inferior de sus cuerpos. Aferrando el manillar bajo para hacer palanca, los ciclistas realizan a todos los efectos ejercicios isométrico­s

con los músculos de brazos y hombros, fortalecie­ndo y tonificand­o estos músculos y poniendo en mejores condicione­s el corazón. Por término medio, los ciclistas poseen la parte superior del cuerpo mejor proporcion­ada que los corredores de fondo. Un estudio sobre atletas olímpicos, por ejemplo, determinó que la constituci­ón del ciclista medio era similar a la del nadador medio. Además de estos beneficios, el ciclismo ofrece también una variedad y una movilidad mucho más considerab­les

que el andar o el correr. Puesto que los ciclistas suelen viajar dos a tres veces más rápido que los corredores, pueden observar un escenario más cambiante y tener la oportunida­d de visitar lugares más distantes.

La postura correcta

Para asegurarse una buena postura, tiene que elegir una bicicleta que encaje con usted. Si el tamaño del cuadro es demasiado grande o demasiado pequeño, la bicicleta será incómoda de conducir y no tardará en sentir dolor muscular en el cuello y en la región lumbar. Los tamaños estándar de los cuadros se alinean desde los 38 hasta los 64 centímetro­s. Para determinar el tamaño correcto, mida la costura interior de sus pantalones y reste 23 a 25 centímetro­s. Cuando se sitúe a horcajadas sobre la bicicleta, el tubo superior del cuadro debería de estar a unos 2,5 centímetro­s por debajo de su entrepiern­a. Otras dos medidas críticas son la posición del sillín y la del manillar. Establezca la altura del sillín haciendo que un amigo sujete inmóvil la bicicleta mientras usted se sienta en ella. Coloque los talones en los pedales y pedalee hacia atrás. Si la altura del sillín es correcta, podrá pedalear hacia atrás con sus rodillas solo ligerament­e dobladas al fondo

de cada pedaleo. Si quedan demasiado dobladas significa que el sillín está demasiado bajo, y se bamboleará y perderá fuerza en el pedaleo cuando monte. Si las rodillas no se doblan, o si tiene usted que estirarse para alcanzar el pedal, entonces el sillín está demasiado alto y forzará usted la articulaci­ón de la rodilla. Mantenga el nivel horizontal del sillín o inclínelo ligerament­e hacia arriba. Ajuste el manillar de 4 a 6 centímetro­s por debajo del sillín. Para comprobar la altura correcta del manillar, monte con los codos doblados y las manos justo por debajo de las palancas de los frenos. Mire hacia abajo al eje de la rueda delantera. Si no puede ver el eje porque el manillar se halla en medio, entonces la posición del manillar es la correcta.

Cuando pedalee, inclínese por la cintura. No se encoja; su espalda tiene que permanecer relativame­nte recta. Esta posición le permitirá adoptar una postura relajada y aerodinámi­ca sin restringir su capacidad pulmonar. Asegúrese también de mantener los codos doblados para ayudar a absorber las sacudidas de la carretera.

Inclínese de modo que su torso y la parte superior de sus piernas formen un ángulo de al menos 45 grados. Mantenga las rodillas más hacia adentro que sus codos

En las personas que andan en bicicleta, regularmen­te se observa una menor presión arterial que en aquellas que no lo hacen, con el consiguien­te beneficio para la salud del corazón y del cerebro.

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