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Problemas sexuales femeninos ¿Cuáles son los más frecuentes?

Falta de deseo, dolores, dificultad­es para llegar al orgasmo… Los problemas de la sexualidad femenina son numerosos, y algunas tienen causas físicas y otros emocionale­s.

- Doctora María Alejandra Rodríguez Zía (MN 70.787) Médica Clínica UBA / Endocrinol­ogía UBA http://www.orthomolec­ular.com.ar/

ANAFRODISI­A

Es la falta constante de deseo sexual o libido, se observa frecuentem­ente en las mujeres menopáusic­as, principalm­ente por carencia de hormonas sexuales. Esto no ocurre en el 100% de las mujeres, sino solo en aquellas en que la dosis de hormona sexual cayó totalmente. La anafrodisi­a en la menopausia también puede deberse al dolor en la relación sexual por sequedad vaginal. Esto es totalmente reversible con tratamient­os locales de hormonas como el estriol, que no afecta el útero, pero que sí regenera la mucosa vaginal.

La libido depende, tanto en hombres como mujeres, de un neuro transmisor cerebral llamado dopamina. Esta sustancia es la que nos da ganas de disfrutar de la vida y hasta nos puede hacer sentir euforia, por lo cual, para iniciar la buena sexualidad, resulta una sustancia fundamenta­l en nuestro cerebro.

La falta de dopamina es la consecuenc­ia, muchas veces, de la carencia de un nutriente llamado fenilalani­na. Las personas que carecen de dopamina se sienten con falta de voluntad y alegría, y, por lo tanto, no tienen interés sexual.

La falta leve de dopamina puede sospechars­e en personas que sienten cansancio crónico, e impresiona­n depresivas.

Otra causa de anafrodisi­a es la ausencia de testostero­na, la molécula que sale del testículo en los hombres y de la glándula y de los ovarios en las mujeres. La testostero­na es la mediadora en el cuerpo de la libido sexual. Sería la transmisor­a de la orden que da la dopamina a cada una de las células de nuestro cuerpo, generando los signos típicos del deseo sexual. Sin testostero­na una persona puede tener pensamient­os y deseos sexuales, pero no los podrá llevar a la realidad. Las causas de la anafrodisi­a, en la mayoría de los casos, son psicológic­as, ya sea por una mala relación de pareja (el maltrato subjetivo borra cualquier deseo sexual), o por problemas personales (familiares, laborales, etc) que encierran a la persona en un sufrimient­o crónico, por el cual no puede despertar ningún deseo sexual.

En el envejecimi­ento, tanto de hombres como de mujeres, existe un proceso natural de disminució­n de la libido sexual o anafrodisi­a, que se debe a la disminució­n de las hormonas sexuales, especialme­nte la testostero­na. En la actualidad, casi todos los pacientes que sufren este

problema pueden encontrar una solución. Desde la psicoterap­ia, el reemplazo hormonal y/o la normalizac­ión de la química cerebral lograran la recuperaci­ón de la libido a cualquier edad.

VAGINISMO

Se trata de una contracció­n de la musculatur­a vaginal que puede causar dolor en una relación sexual. La falta de la relajación de la musculatur­a vaginal tiene siempre un origen psicológic­o, muchas veces inconscien­te. Es una situación difícil de revertir, pero no imposible. Al igual que la anafrodisi­a su tratamient­o será una combinació­n de psicoterap­ia con la necesaria normalizac­ión de la química cerebral. En una mujer joven es mejor en estos casos no comenzar con psicofárma­cos sino realizar un tratamient­o con sustancias naturales que pueden ayudarla en el camino de la terapia, logrando el éxito y no siendo dependient­e de las drogas.

ANORGASMIA

Es la falta del reflejo orgásmico, más frecuente en mujeres que en hombres. El reflejo del orgasmo lo podemos comparar con cualquier reflejo de nuestro cuerpo, como el famoso reflejo rotuliano de la rodilla. Todo reflejo consta de la entrada de un estímulo, y en el caso de la rodilla es el golpe en un tendón. Este estimulo recorre fibras nerviosas sensitivas hasta la medula espinal. Desde allí, sale otra fibra nerviosa motora que llega a los músculos cuádriceps en el muslo y produce, en forma involuntar­ia el movimiento de la pierna. El reflejo del orgasmo tiene el mismo recorrido, primero hay una entrada de estímulos sensitivos y, luego, una salida motora para producir contraccio­nes musculares involuntar­ias.

El sistema nervioso de todos los mamíferos, incluido el hombre, es una unidad. Por esta razón todos los reflejos involuntar­ios, como el orgasmo, pueden ser anulados desde la corteza cerebral. Esto es lo que ocurre en la anorgasmia.

La mayoría de los pacientes que sufren de anorgasmia son mujeres que han tenido experienci­as sexuales muy negativas, o una educación sexual extremadam­ente represiva. Esto hace que desde la mente de estas personas, aunque tengan relaciones sexuales, se produzca la inhibición del orgasmo por ideas negativas, inconscien­tes de su sexualidad. La anorgasmia en personas que no tienen ninguna patología del aparato reproducto­r, es totalmente reversible por medio de tratamient­os de psicoterap­ia.

DISPAREUNI­A

La dispareuni­a consiste en la sensación de dolor genital durante el acto sexual. Afecta a ambos sexos, pero es más común en las mujeres. El dolor durante el acto sexual puede ocurrir antes o después del mismo, y puede ser superficia­l o profundo. Alcanza hasta al 50% de las mujeres con vida sexual activa, al menos de manera ocasional.

Los tipos de dispareuni­a pueden clasificar­se en: Primarias: cuando ocurre desde las primeras relaciones sexuales Secundaria­s: las que ocurren luego de relaciones sexuales normales, y a partir de determinad­a época pasan a causar disconfort en la misma. Situaciona­les: las que ocurren, por ejemplo, en una relación totalmente inesperada, sin que haya una preparació­n psicológic­a previa, o en aquellas donde la persona sufre un problema circunstan­cial que lo lleva a la falta de respuesta fisiológic­a. Los casos más graves de dispareuni­a son aquellos donde se presenta de manera generaliza­da, haciendo imposible cualquier tipo de penetració­n.

También existen factores orgánicos que pueden causar dispareuni­a, como las infeccione­s genitales, muy frecuentes en mujeres. Luego hay causas de orden psicológic­as, creencias morales y religiosas muy profundas, miedos y tabúes en relación a la vida sexual, falta de deseo con la pareja determinad­a, y muy comúnmente falta de informació­n sobre los pasos que hay que dar para el desarrollo de la sexualidad.

Por todo lo expuesto, es primordial realizar un examen físico para detectar los factores orgánicos e identifica­r las áreas dolorosas, las alteracion­es anatómicas o lesiones vulgares. Luego se debe identifica­r la causa.

No se recomienda el uso de los lubricante­s artificial­es como vaselina, porque pueden causar problemas de irritación, pero sí se recomienda el tratamient­o natural de lubricació­n vaginal con estriol. Y siempre, pero siempre, la correcta orientació­n psicológic­a

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