Nutrición
Es una enfermedad poco diagnosticada y a la cual no se le atribuye la importancia requerida. Sin embargo, con una cambio en la dieta, entre otras modificaciones en los hábitos diarios, se la puede combatir con muchas chances de éxito.
Estrés crónico: alimentos energéticos y muy nutritivos. Se pueden bajar los triglicéridos con canela y tilo. Dátiles, fuente de energía y sabor.
Nuestro cuerpo tiene recursos para responder a situaciones de exigencia externas de peligro o a las presiones que nos impone la vida diaria en forma aguda. Las glándulas adrenales, ubicadas sobre nuestros riñones, llamadas también suprarrenales por esta razón, detectan por varios mecanismos esta situación y descargan una cantidad adecuada de hormonas como el cortisol y la adrenalina, que impactan en diferentes órganos.
Es así que, por su efecto, el corazón late más rápido, el cuerpo se irriga llevando oxígeno a todos los órganos, el azúcar aumenta permitiendo tener más energía rápidamente disponible, los músculos se preparan, la vista mejora y la tensión arterial se eleva. Estamos alertas y las glándulas adrenales con sus hormonas nos preparan para enfrentar esta situación, sea un examen, un hecho traumático puntual, un peligro o una situación emocionante. Este estrés, llamado agudo, puede ser estimulante y placentero en muchas ocasiones y gracias a esta adaptación de nuestras hormonas el individuo logra resolver y salir delante de la situación conflictiva.
Pero también existe el estrés crónico. La vida diaria, las exigencias permanentes, las dificultades personales y
laborales imponen a nuestras glándulas un funcionamiento tal que provoca un fuerte impacto en el metabolismo. A medio plazo, este estado de alerta sostenido desgasta las reservas del organismo y puede producir diversas patologías y malestares.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico del estrés crónico no es sencillo, ya que médicamente no se suelen encontrar valores hormonales superiores a los normales. Sin embargo, esta secreción diaria y permanente de hormonas es superior a la requerida por el organismo, por lo que se perturba el ritmo normal circadiano de esta hormona que se libera a la mañana, para ir descendiendo a lo largo del día. Muchas investigaciones han demostrado que este pequeño nivel no necesario, pero existente, es muy nocivo para nuestra salud. Entre las disfunciones que acarrea el estrés crónico se encuentran:
●Alteraciones de sueño, como pesadillas, insomnio o exceso de sueño.
●Alteraciones en los valores de presión arterial, azúcar y colesterol, provocando mayores riesgos en las personas predispuestas a padecer diabetes, enfermedades coronarias y aumento de peso.
●Pérdida de la memoria: el sistema nervioso central tiene receptores al cortisol y alguna de sus áreas, por ejemplo, el hipocampo es muy sensible al mismo.
●En sistema gastrointestinal no queda indemne: el colon se irrita y los dolores abdominales son frecuentes.
●Migrañas.
●Contracturas musculares.
●Baja de defensas: El estrés
provoca inmunodepresión ya que la liberación de hormonas de estrés inhibe la maduración de los linfocitos, encargados de la inmunidad específica.
●Cambios de ánimo; irritabilidad; reacciones imperiosas, impulsivas y agresivas son características de la inestabilidad que provoca este estado hormonal.
●Depresión, situaciones adictivas, alteraciones del comportamiento alimentario y diferentes desequilibrios emocionales como pérdida de deseo sexual y anteponía (incapacidad para sentir placer en las actividades cotidianas).
Cansancio de mitad de año
En esta época del año si nos sentimos cansados, desganados, irritables, es importante saber que nuestras glándulas suprarrenales pueden encontrarse exigidas, lo que les impide tener la reserva necesaria para permitirnos la adaptación a nuestras exigencias diarias. Las glándulas adrenales aparecen como“cansadas”. Hay personalidades más predispuestas
que otras a sentirse superados por situaciones que las perturban en mayor o menor envergadura. Pero también una mala alimentación (desbalanceada y
desordenada), el exceso de trabajo, la falta de orden, el sedentarismo, la falta de desconexión de nuestras tareas habituales, “alimentan” a este estrés crónico que termina
siendo un círculo vicioso de malestar.
¿Qué hacer entonces? Poner en práctica hábitos saludables (pasear al aire libre, practicar algún deporte, comer sano), descansar, buscar el soporte familiar y de amigos, organizar las tareas para evitar desbordes, aprender a relajarse, realizar actividades recreativas (salidas, hobbies, etc.).
“Se trata de proponerse pequeños cambios, que a veces parecen imposibles, pero que pueden ser nuestras metas a seguir para lo que queda del año”, dice la Dra. Laura Mafia. Y agrega: “Depende de cada uno lograr una mejor calidad de vida. Y de salir del peor aspecto del estrés crónico: que las personas se acostumbran a él, se olvidan de que no es un estado natural”. Lo natural en cambio es intentar recuperar el equilibrio y el estado de bienestar. Es un desafío de cada uno.
Cambios en la alimentación
La fatiga extrema y el estrés crónico también pueden combatirse desde la alimentación. En ese sentido, y según especialistas en el tema, una nutrición errónea no sólo favorece la aparición de enfermedades puramente físicas. También promueve cuadros de depresión, ansiedad y déficit de la libido sexual. Sabido es que los alimentos grasos pueden ocasionar enfermedades como un aumento descontrolado del colesterol en sangre, con todos los peligros que esto ocasiona: posibilidad de padecer obstrucciones en las arterias y riesgo certero de sufrir una enfermedad cardiovascular.
Así de sencillo: lo que comemos todos los días puede ser el causante de gran parte del estrés que sufrimos. Y, por el contrario, hacer algunos cambios en la dieta, puede significar un ahorro de energía y un plus de buena salud. “Ya que comemos varias veces al día, todos los días de nuestra vida, es importante conocer las propiedades de cada alimento, sus virtudes terapéuticas y su afinidad con otros productos de la tierra”, afirma la especialista Adriana Oremburgo es su libro Guía básica de los súper alimentos, comida para disfrutar de salud y vitalidad. Y continúa: “La salud empieza en la mesa, y si la adornamos con productos naturales y energéticos, viviremos más y mejor. De nosotros depende que los alimentos sean nuestros aliados o enemigos”.
Los más energéticos
Lo importante al elegir los alimentos que componen la dieta no es su nivel de calorías, sino su riqueza nutritiva. Los diez alimentos que le proponemos como los más energéticos, son los productos naturales con mayor índice de fitonutrientes, antioxidantes que frenan el envejecimiento y componentes que previenen los procesos inflamatorios y cancerígenos. ●Las algas. Estos sorprendentes vegetales de mar nos proveen de buena cantidad de vitamina E, provitamina A (betacarotenos) y ácidos linoleicos y alfa-linolénicos. Esta particular sinergia de sustancias contenidas en las algas, actúa contra el envejecimiento prematuro y protege la piel y las mucosas de la acción de los radicales libres.
●Batidos de frutas. La combinación de vitaminas y minerales que se puede lograr combinando jugos y pulpa de frutas como frutillas, bananas, kiwis, peras, duraznos, manzanas, ciruelas y damascos, entre otras, es altamente valorable. Tanto, que los batidos naturales son el segundo alimento más energizante de la lista. Las frutas poseen azúcares naturales, que brindan energía fácilmente asimilable.
●Crucíferas. Se llaman crucíferas a los vegetales de una familia con más de 390 géneros y 3.000 especies. Entre las más conocidas se encuentran el repollo (blanco y colorado), el brócoli, la coliflor, los rábanos o nabos y los repollitos de Bruselas. Las crucíferas son ricas en antioxidantes, fibra, betacaroteno (provitamina A), vitaminas C y K, zinc y selenio. Para aprovechar mejor sus nutrientes se recomienda comerlas crudas o cocidas al vapor. Si puede, incluya una ración diaria de crucíferas en su dieta, ya que:
●Protegen la salud reproductiva masculina, previniendo el cáncer de próstata.
● Ayudan a tener una memoria de lujo, retrasando el deterioro mental o la aparición de Alzheimer, entre otras enfermedades.
●Protegen la piel, impidiendo la aparición de cáncer y demás enfermedades de la epidermis.
●Levantan las defensas del organismo.
Estrés crónico: alimentos energéticos y muy nutritivos
●Ayudan a sobrellevar el cáncer de colon por ser ricas en fibra.
●Cítricos. La naranja, el limón y la lima, particularmente, contienen limoneno (sustancia natural que se extrae de los cítricos y da el olor característico a las naranjas y los limones) en abundancia. El limoneno es, además, una sustancia que estimula la producción natural de un tipo de enzimas destructoras del cáncer. Los cítricos también contienen glucarasa, un componente que desactiva los carcinógenos y los expulsa del organismo. Por otro lado, no podemos olvidar una de las vitaminas antioxidantes más reconocidas: la C, que el cuerpo humano no puede sintetizar, por lo que es necesario tener un aporte cotidiano externo. Comenzar cada día tomando el jugo de un limón disuelto en un poco de agua, es una excelente forma de prevenir el envejecimiento prematuro.
●Hamburguesas vegetales. Prepare hamburguesas o milanesas de verduras para reemplazar a las tradicionales de carne o pollo. Son sabrosas y aportan al organismo todas sus vitaminas y minerales. Las hamburguesas o milanesas de tomate, berenjena o calabaza son ideales para toda la familia, ya que son exquisitas.
●Jalea real. Este producto de las abejas mejora el estado general del organismo aumentando la capacidad física y mental. Mejora el humor y el optimismo. Está especialmente recomendada para optimizar la dieta de ancianos y niños. Provoca un aumento del metabolismo basal de un 2,4 por ciento, rebaja las tasas de azúcar en sangre un 34 por ciento tres horas después de ingerirla, y baja el colesterol.
●Pan integral o multicereal. Son altamente conocidas las propiedades y los beneficios que aportan los cereales al organismo. Brindan fibra, vitaminas y minerales. Al incluirlos en el pan que se consume a diario, estamos asegurándonos la ingesta de una ración de los cereales más beneficiosos, como centeno, avena y salvado, entre otros.
●Papas asadas. A pesar de lo que se cree, las papas no engordan: no aportan casi nada de grasas ni sodio y, en cambio, son fuente de una clase de fibra que ayuda a bajar el colesterol. Además, tienen un alto contenido de potasio, casi tan elevado como las naranjas. Por todo esto las papas son ahora incluidas hasta en los menús de las personas enfermas del corazón.
●Hongos shiitake y otros. En China y Japón se utilizan ciertas especies autóctonas para aumentar las defensas del sistema inmunológico. Son muy ricas en fitonutrientes: polisacáridos, triterpenos, fitoesteroles y lignanos. Los estudios realizados sobre los impresionantes efectos de estos hongos han sido tan elocuentes que ya es posible tomar cápsulas de setas como shiitake, maitake y reishi para beneficiarse de sus propiedades (no están aún disponibles en nuestro país).
●Tempeh. Es una “torta” de porotos de soja. Es suave, de consistencia parecida a la carne, lo que lo hace ideal para sustituirla. Puede consumirse asado, frito, horneado, ser rallado como queso y también cocerse al microondas. Se trata de una excelente fuente de proteínas de alta calidad y es bajo en grasas saturadas. Es también una buena fuente de fibra, calcio, vitaminas del complejo B y hierro. No aporta colesteroln
Una nutrición errónea no sólo favorece la aparición de enfermedades puramente físicas. También promueve cuadros de depresión, ansiedad y déficit de la libido sexual.