Cuando el dolor se vuelve cronico
Los sí y los no a la hora de tratar un malestar que se prolonga en el tiempo y no encuentra solución.
Algunos dolores crónicos están relacionados a una lesión o enfermedad. En otros casos no hay un suceso inicial que haya ocasionado el dolor. Este puede continuar durante semanas, meses o años, sin que la causa sea clara. Esto incluye dolores como el de espalda baja, de cabeza o incluso el dolor neurogénico (a veces llamado dolor neuropático), que es el que llega desde el sistema nervioso periférico o central. El dolor crónico (particularmente el dolor de espalda) es la causa principal de incapacidad e interfiere significativamente con la calidad de vida y la productividad. Si padece dolor crónico que no tiene una causa obvia, tenga en cuenta los siguientes desencadenantes.
Trauma emocional
Son pocos los que admiten que el dolor tiene un origen psicológico o emocional, pero hay bastante evidencia que lo respalde. Una teoría es que el trauma emocional (en conjunto con las lesiones físicas y las toxinas del medio ambiente) puede estimular moléculas en el sistema nervioso central, llamadas microglía. Estas moléculas liberan sustancias químicas inflamatorias al estresarse, lo que ocasiona dolor crónico y trastornos psicológicos, como ansiedad o depresión. Analgésicos
Parece raro, pero muchas veces los mismos medicamentos que se prescriben para tratar el dolor podrían empeorar la situación después de usarlos durante algunos meses. El abuso de estos medicamentos puede hacer que desaparezca la efectividad.
Dormir mal
Aquí no hay discusión que valga. Dormir mal afecta directamente a la salud y la razón de esto es que el ritmo circadiano (ciclo de dormir y vigilia) “impulsa” los ritmos de la actividad biológica a un nivel celular. Además, el cuerpo necesita el sueño profundo para el crecimiento y la regeneración de los tejidos, lo que es crucial para aliviar el dolor.
Intestino permeable
Los cambios en la alimen
tación son cruciales para controlar el dolor ya que influencian la salud intestinal. Las sustancias como los granos, por ejemplo, podrían aumentar la permeabilidad intestinal (es decir, el síndrome del intestino permeable), lo que permite que las partículas de alimentos sin digerir, bacterias y otras sustancias tóxicas se “filtren” al torrente sanguíneo. El intestino permeable puede ocasionar síntomas digestivos como
hinchazón, gas y calambres abdominales, así como ocasionar o contribuir a muchos otros síntomas, como inflamación y dolor crónico.
Deficiencia de magnesio
El magnesio bloquea los receptores cerebrales del glutamato, un neurotransmisor que podría causar que sus neuronas se vuelvan hipersensibles al dolor. Dos de los factores de estilo de vida más importantes que agotan más el magnesio del cuerpo son el estrés y los medicamentos por prescripción, lo que pone a los pacientes con dolor crónico en un mayor riesgo de esta deficiencia.
Enfermedad de Lyme
Algunos de los primeros síntomas de la enfermedad de Lyme podrían ser condiciones parecidas a un resfrío, con fiebre, escalofríos, dolor de cabeza, cuello rígido, dolor general y fatiga. Sin embargo, a menudo permanecen de manera crónica, en algunas personas durante más de una década y ocasionan dolor muscular y de las arti
culaciones.
Si padece dolor crónico y no sabe por qué, vale la pena considerar la enfermedad de Lyme, incluso si no cree que lo haya mordido una garrapata (su transmisor principal)
Tratar el dolor
Además de los medicamentos por prescripción, existen tratamientos naturales que pueden resultar efectivos para el dolor crónico. Ajustes quiroprácticos u osteopáticos
Masaje: Los masajes liberan endorfinas, que ayudan a inducir la relajación, aliviar el dolor y reducir los niveles de las sustancias químicas del estrés, como cortisol y noradrenalina – lo que revierte los efectos dañinos del estrés al disminuir el índice cardiaco, la respiración y el metabolismo, y reducir la presión arterial alta. Acupuntura: la acupuntura tiene un efecto definitivo para reducir el dolor crónico, como el dolor de espalda y de cabeza.
Terapia física: Puede ser una modalidad altamente efectiva para la rehabilitación del dolor ■
son los osteofitos, los quistes u otras lesiones espinales que se presentan cerca del nervio.
Las alternativas
Para muchas personas, el dolor es insoportable y altera su calidad de vida. Cada caso requiere un análisis particular de situación y tratamiento, pero en la mayoría de ellos no es necesario llegar a una cirugía. La fisioterapia puede ser una alternativa de tratamiento excelente y, con frecuencia, implica aprender estiramientos para mejorar la flexibilidad, técnicas para controlar el dolor y ejercicios para fortalecer y acondicionar los músculos que sostienen la espalda. Este tipo de fisioterapia ayuda a disminuir el dolor y reduce el riesgo de futuras lesiones. Además de la fisioterapia, permanecer activo con el tipo de actividad física que se tolere mejor puede también ayudar a aliviar el dolor intenso y otros síntomas.
Existen nuevos fármacos que funcionan muy bien para el dolor causado por la ciática y no son potencialmente adictivos como pueden ser los narcóticos o los opioides. Los fármacos como la gabapentina, la duloxetina, la nortriptilina y la pregabalina pueden servir para controlar el dolor fuerte que dificulta dormir. Los corticosteroides son otra alternativa. Esos potentes antiinflamatorios se administran mediante una inyección que deposita el medicamento justo donde se lo necesita. Se puede hacer un estudio por imágenes, como una tomografía computarizada o una resonancia magnética, antes de la inyección de corticosteroides, para que el especialista pueda ver dónde se debe administrar el medicamento. Las imágenes también sirven para guiar la inyección, a medida que se la administra, a fin de garantizar la seguridad y la exactitud.
Entre el 90 y el 95 por ciennervio to de los casos de ciática, el tiempo y los tratamientos tanto conservadores como no quirúrgicos resuelven exitosamente el problema. No obstante, cuando la ciática continúa pese a estos tratamientos, tal vez haya que considerar la cirugía, pero antes queda un extenso camino por recorrer Dr. Randy Shelerud Centro para la Columna Vertebral de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota.