Saber Vivir (Argentina)

Psicología

A diferencia de la pareja o los amigos, a quienes se los elije, es imposible que ello ocurra con los vecinos, personas que en general vemos más que a nuestra propia familia y con los cuales a veces es un caos convivir.

- Lic. María Fernanda Cristofore­tti

Lidiar con el de al lado.

Para evitar conflictos lo mejor es prevenirlo­s y ser respetuoso, sin olvidarse de conocer los derechos y obligacion­es.

Perritos sin correa y sueltos por los pasillos o que quedan solos durante horas mientras ladran, lloran y rascan la puerta e impiden a los demás descansar, trabajar o simplement­e estar en silencio; mugre por todos lados, incluso papeles y colillas de cigarrillo­s que caen al piso “sin querer”; pasillos ocupados con objetos personales, dígase bicicleta o cochecito; falta de respeto a la seguridad del edificio por dejar las puertas abiertas o sin llave; música a todo volumen sin tener en cuenta horarios de siesta ni de descanso nocturno, o discusione­s, o refaccione­s, o portazos… Y la lista continúa porque vivir en un edificio implica convivir con el vecino de al lado, el de abajo, el de arriba, con los vecinos de todos lados quienes satisfacen sus necesidade­s y deseos personales sin respetar al otro.

Así es que la convivenci­a es uno de los aspectos más complicado­s de un edificio aunque exista un reglamento con sus reglas y normas que cada vecino debe respetar pero que, en la vida real, no ocurre. Sin embargo es fundamenta­l mantener un trato cordial con los vecinos porque, además de compartir un mismo edificio, gastos de agua, luz, seguridad, jardines, ascensores o espacios comunes, pueden ser de gran ayuda en caso de alguna emergencia médica, robo o accidente.

Las quejas más comunes

La convivenci­a entre vecinos fue, es y será un gran problema cotidiano del que nadie, que vive en un edificio,

Tener un trato educado con los vecinos facilita en buena medida la convivenci­a.

puede escapar. En este sentido, las discrepanc­ias y reclamos más comunes son:

●Morosidad. Es uno de los problemas más comunes de los consorcios que enfurece a aquellos vecinos que religiosam­ente pagan las expensas mes a mes y sienten que mantienen a los morosos, quienes son incapaces de dejar de pagar la luz, el gas o Internet por miedo a quedarse sin esos servicios, pero sí se atrasan con el pago de expensas y dejan en rojo el saldo de la cuenta en común y son obstáculo para realizar arreglos o reparacion­es que el edificio necesita. Solucionar este problema para siempre no es sencillo, pues aunque puede lograrse por vía judicial, lo cierto es que el moroso generalmen­te paga antes de llegar a este punto pero acumula la deuda inmediatam­ente, y así la situación se convierte en un círculo vicioso.

●Ruidos. ¿Quién no ha soportado los ruidos de los vecinos (música, ladridos, portazos, discusione­s, refaccione­s) sobre todo a deshoras? Es una de las quejas más comunes y que reflejan la absoluta falta de respeto hacia el otro.

●Suciedad. Parece que la gente aún no se dio cuenta que su “casa” comienza de la puerta de calle para adentro, y no sólo desde la puerta de su departamen­to. Entonces, si en su departamen­to no arroja papeles al piso o no deja chorrear la bolsa de basura, ¿por qué lo hace en los pasillos, escaleras o ascensor?

Otro tema vinculado con la suciedad lo sufren especialme­nte los propietari­os de planta baja que encuentran su patio con restos de fruta, chicles, envoltorio­s de caramelos, colillas de cigarrillo­s u otro tipo de basura.

●Uso de espacios y objetos comunes. Aquellos edificios que cuentan con salón de usos múltiples o gimnasios a veces terminan siendo un terrible dolor de cabeza que se refleja en el aumento de las expensas al momento de pagar un extra por roturas o cualquier tipo de mal uso de esas instalacio­nes comunes.

●Extraordin­arias. Ya se porque el edificio es antiguo y requiere cambiar los caños de agua o el sistema de electricid­ad, o porque es nuevo y producto de una mala construcci­ón se llenó de humedad, son problemas que requieren el pago de expensas extraordin­arias a las cuales varias veces los vecinos ponen resistenci­a.

Manual del buen vecino

Antes era más común que un vecino se convirtier­a en amigo, hoy en cambio hay casos en los cuales las personas que viven en un mismo edificio ni se saludan al cruzarse o, en el peor de los casos, se convierten en verdaderos enemigos porque aunque el tiempo pase, el rencor sigue latente por aquello que alguna vez ocurrió. No obstante es fundamenta­l encontrar un equilibrio en el trato con los demás a fin de lograr una buena armonía entre la educación, la privacidad y el respeto. Para ello algunos consejos básicos son:

●Prevenir los conflictos y ante situacione­s de falta de respeto (suciedad, ruidos molestos) lo fundamenta­l es saber cuál es la responsabi­lidad de cada parte y pensar en el bien común para no alterar el orden del edificio.

●Hay que ser educados y amables con los vecinos siempre que surja la ocasión (saludar al cruzarse con ellos, abrirles la puerta) y estar dispuestos a ayudar si tienen algún problema.

●En caso de algún vecino moroso lo más convenient­e es dialogar para solucionar el problema y negociar una manera de pago alternativ­a durante el tiempo que necesite.

●En caso de obras o refaccione­s es preciso informar al vecino que pueda verse afectado y obviamente respetar las horas de descanso.

●Si la fiesta de un vecino no deja dormir y ya son las 3 de la mañana de un sábado es momento de acercarse a su casa para hablar y, con una sonrisa y midiendo muy bien las palabras, pedirle que baje el volumen de la música y la charla.

●Conocer las normas de uso de las zonas comunes (piscina, salón de usos múltiples, gimnasio, jardín) y respetarla­s.

●Mascotas. Actualment­e la mayoría de los edificios es dog friendly por lo cual es esencial domesticar a la mascota para que aprenda a quedarse sola sin ladrar, llorar o rascar la puerta cuando sus dueños salen a trabajar. Otro detalle importante es que siempre deben ir con correa por las áreas comunes y si justo no llegó e hizo pipí en la entrada del edificio, un gesto muy gentil es limpiar su suciedad.

●Niños. Como sucede con las mascotas, en el caso de niños pequeños es fundamenta­l enseñarles que viven en un departamen­to, que debajo hay gente que le puede molestar los saltos o determinad­os juguetes (ya sea porque se arrastran o por ser ruidosos), y que no deben hacer berrinche por cualquier motivo.

●Si entre los propietari­os, que conocen las normas, existen conflictos cotidianos, el problema se incrementa aún más cuando se mudan inquilinos. Por ende, para evitar cualquier tipo de problemas, será necesario que la administra­ción les facilite las normas de convivenci­a y que obviamente las respeten.

●Las normas de seguridad son importante­s en todo lugar, ya sea referidas a fugas de gas o agua en los departamen­tos, hasta cerrar correctame­nte la puerta de entrada del edificio con llave. Si un ladrón entra, todos los vecinos se perjudicar­án.

●Evitar subir las escaleras o caminar por los pasillos haciendo ruido, sobre todo si es muy temprano en la mañana o muy tarde en la noche.

●Mantener siempre la compostura y aprender a ser tolerante; fomentar siempre primero el diálogo antes que la discusión

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