¿Acelerar el metabolismo puede ayudar a bajar de peso?
La palabra metabolismo significa cambio y la biología de cada célula tiene una infinidad de cambios en su interior, tanto químicos como físicos, que influyen en nuestros kilos.
El conjunto de los cambios de todas las células, su metabolismo, constituyen el proceso de la vida a escala molecular y permiten que se realicen todas sus actividades: crecer, reproducirse, responder a un sinfín de estímulos y finalmente morir. Así es el enorme capítulo de la vida y de los cambios que ocurren en la vida de una célula de cualquier ser vivo. Todos los seres humanos tenemos metabolismos muy semejantes -incluso todos los mamíferos-, porque compartimos un mismo tipo de evolución celular. A menor escala hay diferencias en los metabolismos, entre los seres humanos y las diferentes especies, desde el punto de vista genético. Por ejemplo, una persona tiene una genética para hacer actividad física o para ser sedentario. Pero estas son diferencias sutiles, porque todas nuestras células tienen un metabolismo básico prácticamente igual. De hecho, en biología se estudia el metabolismo de un ser unicelular, como la ameba, hasta el metabolismo de la rata, y eso se traduce al metabolismo del ser humano, con lo cual estamos compartiendo todos una misma base.
Las transformaciones
Los cambios bioquímicos, y también los físicos, de cada una de nuestras células van a ir enlenteciéndose con los años. Serán diferentes los de un recién nacido, que tiene una frecuencia cardíaca de 140 latidos por minuto, a una persona que llega a los 90 años con una frecuencia normal de 70 latidos por minuto. Es un tema de velocidad, no de cambio, porque lo que ocurre desde el principio hasta el fin de cada célula es semejante. Obviamente, cuando una célula envejece y muere, también ocurren cambios en su metabolismo, aunque la persona sea joven. Por ejemplo, la piel se recambia muy frecuentemente, o las células de nuestro tubo digestivo se recambian cada cuatro días; entonces, sus metabolismos tendrán velocidades mayores que aquellas células que viven un año en nuestro cuerpo. La diferencia entre hombres y mujeres es también sutil, pero las hormonas son las que producen estas diferencias.
Las mujeres, al tener hormonas femeninas, con un ciclo mensual a lo largo de toda
la edad reproductiva, van a tener un metabolismo ahorrador de energía. La grasa es la estructura en base a la cual se ahorra la energía. El hombre, por sus hormonas masculinas, tiene mayor masa muscular. Este es un tejido que gasta energía, por lo tanto, los cambios metabólicos de la masa muscular son mayores en el hombre. La mujer se prepara para el embarazo y guarda energía en las caderas, que será una grasa destinada a la lactancia. Esta forma de energía guardada, solo se gasta durante el período de lactancia, donde la mujer va a notar que sus caderas se achican si tiene una lactancia óptima. Cuando la mujer llega a la menopausia, ocurre la similitud con el hombre, porque pierde sus hormonas femeninas y va a tener una leve predominancia de las hormonas masculinas. En ese caso ocurre un envejecimiento rápido en la mujer no tratada en su menopausia.
La mujer, al tener un envejecimiento más rápido que el del hombre, va a tener un enlentecimiento metabólico por la edad y por su menopausia. La menopausia es el momento clave en donde hay que cuidar los hábitos alimentarios y de actividad física, más que nunca, dado que la mujer envejece mucho más rápidamente que el hombre con un gran enlentecimiento de su metabolismo. Si no se cuida y come de una manera muy parecida a como lo hacía antes, el metabolismo le va a cambiar y va a producir un aumento de la grasa en las partes masculinas, especialmente en el abdomen, cosa que también le ocurre al hombre que no tiene ningún tipo de cuidado de su cuerpo.
¿El metabolismo se hereda?
Por supuesto que sí, hasta cuatro generaciones atrás. El metabolismo no es el culpable de los kilos de más. Cuando una persona tiene kilos de más, sea hombre o mujer, y están almacenados en forma de grasa (que es como se guarda la energía en el cuerpo), es que hubo un desequilibrio en esa persona, primero mental y luego alimentario: comió más de lo que su cuerpo estaba gastando y, por lo tanto, depositó energía de más.
Los hábitos alimentarios, los hábitos de actividad física, como así también los hábitos de introducir drogas en el cuerpo, como el tabaco, el alcohol, la cocaína, la marihuana, son todos hábitos que podrán acelerar o enlentecer el metabolismo. No lo cambiarán en su estructura, pero sí pueden aumentarlo o disminuirlo.
Una buena alimentación va a mantener un metabolismo equilibrado, en donde gastará la energía, según sea consumida. Cuando existe un desequilibrio va a gastar más o menos de lo que consume, en su estructura el metabolismo no será modificado, pero sí acelerado o desacelerado. Es conocido por todos cómo el tabaco puede acelerar el metabolismo y esto lo viven las personas fumadoras, porque cuando dejan de fumar, sin comer ni una sola caloría de más, igualmente aumentan de peso y comienzan a tener almacenamiento de grasa. La cocaína es otro ejemplo claro de cómo la droga puede acelerar el metabolismo y por lo tanto hacer bajar de peso y especialmente hacer descender el tejido adiposo acumulado.
Desde el punto de vista médico, la hormona tiroidea hace lo mismo, acelera el metabolismo, de manera que el depósito de energía, la grasa, se queme de una manera más rápida y así bajen los depósitos. También la hormona tiroidea puede bajar la masa del músculo, por ser una hormona activa sobre los metabolismos de todas nuestras células. Por lo tanto, pueden ser nocivas si ese proceso no se da de forma muy responsable. Hay plantas, como el Citrus Aurantium y la Garcinia Cambogia, que también tienen acciones de acelerar el metabolismo, especialmente en algunas células del tejido adiposo llamado tejido adiposo pardo. La grasa parda es conocida en animales invernantes; los osos, por ejemplo, tienen mucha de esta grasa que se va a activarse fuertemente para dar calor, especialmente cuando están invernando, momento en el que duermen y no comen, pudiendo morir de frío sino fuera porque la naturaleza los protege de esa manera.
En el ser humano la grasa parda es escasa, pero está presente, por lo tanto, puede ser activada por estas plantas y de esta manera ser ayudado todo el metabolismo para perder peso.
Hay alimentos que producen un desvío del metabolismo ahorrador de energía: son todos aquellos que van a estimular la insulina. Hoy sabemos que la insulina es la única hormona que sintetiza la grasa. Por esta razón, necesitamos mantener la insulina dentro de niveles normales para no aumentar la grasa de nuestro cuerpo.
Los hidratos de carbono, especialmente las harinas refinadas, los dulces y el azúcar en general, son los alimentos que estimulan en forma desequilibrada a la insulina y hacen aumentar la grasa de nuestro cuerpo.
A los diabéticos tipo 1 o insulino dependientes, les ocurre lo contrario: adelgazan rápidamente por no tener insulina.
Hay sustancias que pueden activar el metabolismo, por la estimulación de las mitocondrias, como la cafeína del café, té verde, mate y cacao. Los alimentos que puedan aportar energía al cuerpo sin estimular la insulina, son alimentos que equilibran el metabolismo y disminuyen el tejido adiposo.
Los ejercicios que puedan acelerar el metabolismo son todos aquellos considerados aeróbicos: andar en bicicleta, nadar, caminar de manera rápida y correr. Estos ejercicios aumentan la velocidad de los cambios que van a ocurrir en todas las células, es decir, lo que se llama velocidad metabólica. Un metabolismo equilibrado comienza en el cerebro. Es nuestro cerebro el que va a determinar, según sus motivaciones, según cómo responde a los estímulos externos a lo largo de su vida, nuestros hábitos, nuestra alimentación, nuestra actividad física e intelectual. Por lo tanto, el primer equilibrio o desequilibrio se origina en el cerebro.
Luego, todos los cambios que van a ocurrir en cada organismo serán la consecuencia de los hábitos de vida. En ellos también se incluyen el sueño, el sexo, la vida social y espiritual