La dieta que protege al corazón.
Es el órgano principal del aparato circulatorio, que a través de su acción de bombear sangre, permite que las sustancias nutritivas lleguen a cada uno de los rincones del cuerpo. Está comprobado que una dieta equilibrada y un estilo de vida saludable reducen notablemente el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
El corazón es el motor del organismo, que trabaja como una máquina que nunca debe detenerse. A través de su acción de bombear sangre, permite que las sustancias nutritivas lleguen a cada rincón del cuerpo, para que todos los órganos funcionen correctamente. En algunos casos el estilo y ritmo de vida actual pueden afectar la salud y el estado de este órgano vital. Así como impulsa la sangre y los nutrientes hacia los demás tejidos, su estructura muscular debe recibirlos en cantidad suficiente para latir aproximadamente 70 veces por minuto. Asimismo, las arterias coronarias constituyen el sistema de irrigación del corazón, que cuando se obstruyen producen las enfermedades cardiovasculares.
Estas patologías son aquellas que causan más muertes en los países desarrollados. Varias podrían prevenirse, dado que las cardiopatías generalmente se asocian al estilo de vida y al tipo de alimentación. En este sentido, el control del colesterol y de la ingesta de determinadas grasas son factores decisivos para reducir el riesgo cardiovascular. Dado que la alimentación es uno de los pilares que sustenta la salud de las personas, es prioritario desarrollar y mantener buenos hábitos dietéticos.
Factores que condicionan
Existen determinados factores que
aumentan el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Los principales son:
●En sobrepeso y la obesidad. La distribución de la grasa corporal implica un incremento del 10% del peso, especialmente a nivel abdominal, lo cual aumenta un 30% el riesgo cardiovascular.
●Exceso de sodio en la alimentación. Favorece el riesgo de hipertensión y, por lo tanto, de enfermedad cardiovascular. En este sentido, la presión sanguínea elevada incrementa el riesgo de un ataque cardíaco, un derrame cerebral (apoplejía) y una falla cardíaca. Asimismo, la hipertensión combinada con otros factores de riesgo, como fumar o el sobrepeso, aumenta aún más el riesgo.
●Niveles elevados de colesterol, triglicéridos y otras sustancias grasas en la sangre. Sus niveles elevados en sangre constituyen un factor de riesgo importante para el desarrollo de aterosclerosis, en particular de enfermedad cardiovascular, cerebrovascular y trombosis.
●Importantes niveles de ácidos úrico en sangre (ocasionados principalmente por dietas con un alto contenido proteico).
●Diabetes: mantener un adecuado control de la enfermedad es vital para prevenir cardiopatías.
●Tabaquismo. Fumar duplica el riesgo de un ataque cardíaco e incrementa la posibilidad de una muerte súbita cardíaca.
●Sedentarismo. La falta de actividad física constituye otro factor de riesgo.
●Estrés crónico.
●Antecedentes familiares de enfermedades cardíacas.
Una dieta equilibrada
Como se mencionó anteriormente, varias de las enfermedades cardiovasculares son consecuencia de una inadecuada circulación sanguínea por la acumulación de placa en las arterias, las cuales se endurecen y estrechan. Según esta premisa, consumir alimentos que favorezcan la circulación sanguínea es la mejor manera de prevenir riesgos cardíacos. Para ello hay que tener presentes los siguientes nutrientes:
●Grasas insaturadas. Se encuentran principalmente en dos formas: como grasas poliinsaturadas (ácidos grasos
omega 3, característicos del pescado azul) y monoinsaturadas (especialmente el ácido oleico, presente en el aceite de oliva y la palta).
Las grasas poliinsaturadas contribuyen a reducir las tasas de colesterol total y de triglicéridos en sangre e incluso se destacan por su capacidad de disminuir el riesgo de formación de trombos o coágulos. Por su parte, las monoinsaturadas reducen el colesterol total a expensas del LDL (malo), evitan su oxidación y
aumentan los niveles del HDL (bueno).
●Vitaminas. Especialmente las vitamina A, C y E, por sus propiedades antioxidantes, se asocian a un notable papel protector frente a las enfermedades cardiovasculares.
●Compuestos fenólicos. Son compuestos químicos presentes en los vegetales, vino tinto, uva y mosto, té, verduras y frutas que previenen este tipo de enfermedades.
●Minerales. El zinc (presente en carnes,