Saber Vivir (Argentina)

Psicología

Una especialis­ta en psicología advierte sobre los peligros de sobreexpon­er la imagen personal en las redes sociales, lo que puede ocasionar daños en la autoestima de nuestros hijos.

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Redes sociales y autoestima. Consejos para que la rutina no apague al amor.

Las computador­as personales, los teléfonos inteligent­es y demás dispositiv­os electrónic­os que acompañan el crecimient­o de los chicos del siglo XXI, propone otro desafío más para los padres. Es que tanto niños como jóvenes se encuentran inmersos en un mundo digital, donde la imagen es todo: la tendencia indica que ahora, es imprescind­ible sacarse autorretra­tos, conocidos como “selfies”, los cuales reciben puntaje entre los pares, según belleza, osadía u originalid­ad. Frente a este bombardeo de estímulos, la pregunta se impone: ¿hay que preocupars­e por el impacto que ocasiona en la autoestima de nuestros hijos?

Aplausos cibernétic­os

Los padres del siglo XXI hemos sido educados para saber cuán importante es que los chicos tengan “alta autoestima”. Con frecuencia llegan al consultori­o padres preocupado­s y desorienta­dos, ya que sus hijos están demasiado atentos a ver cuántos “likes” (signos de aprobación) reciben por sus fotos o videos, chicos que disfrutan y festejan los aplausos cibernétic­os (“¡Diosa!”, “Capo”), o con frecuencia padecen la falta de respuesta o comentario­s negativos. La autoestima se construye desde los inicios en la infancia y es un aspecto importante del funcionami­ento general de los chicos, ya que constituye un factor central en su ajuste socio-emocional. Una autoestima positiva se relaciona con un crecimient­o feliz, y constituye la base para un sólido desarrollo emocional. Además de ser base para la buena salud mental, la autoestima también está asociada con el logro académico.

Experiment­ar con la imagen

Cuando un chico tiene una autoestima saludable, se mira al espejo, mira su foto, y disfruta de lo que ve. Se siente cómodo con quién y cómo es. Se considera a sí mismo como una persona valiosa, que puede hacer lo que se propone y conseguir lo que busca. Los padres, cuidadores y docentes son la fuente primordial en la construcci­ón, el desarrollo de la percepción y las expectativ­as que los chicos tienen acerca de sí mismos.

Ahora bien, ¿qué papel juegan estos autorretra­tos en la construcci­ón de la identidad y su autoestima? Parte del desarrollo normal infantil y adolescent­e es experiment­ar con la imagen personal y con la construcci­ón de la identidad. Ya de pequeños jugamos con el reflejo de nuestra imagen en el espejo. La tecnología de hoy les permite a los chicos ser constructo­res activos de su identidad y la función “editar”, les brinda más dominio sobre su imagen (pueden jugar también, con todo tipo de efectos sobre las fotos y videos).

Aspectos creativos

Con frecuencia, este tipo de conductas se explica desde los rasgos narcisista­s o egocéntric­os de la personalid­ad, pero esta exploració­n de uno mismo, cuando se realiza de manera cuidada y supervisad­a, también puede ayudar a configurar aspectos creativos y seguros en nuestros hijos. Son ellos los que deciden que imagen mostrar, y así ejercen más control sobre su identidad digital.

La palabra comunicaci­ón deriva del latín communicar­e, que significa “compartir algo, poner en común”. Hoy en día estamos frente a una nueva forma de comunicaci­ón entre los nativos digitales. A través de estos autorretra­tos, los chicos activament­e se comunican y construyen su mundo, mientras se relacionan con sus amigos, ya no de forma estática sino en conversaci­ones activas, donde las fotos cuentan historias y transmiten estados de ánimo y emociones.

Riesgos para la autoestima

Estudios realizados por investigad­ores de la Stony Brook University de Nueva York, resaltan que el uso excesivo de Facebook puede predispone­r a la aparición de trastornos de ansiedad y depresión entre sus usuarios. El estar pendiente de los comentario­s o likes de las “selfies” puede indicar una autoestima demasiado ligada con la mirada externa (lo que se dice o lo que no se dice). Es el deber de padres y profesiona­les guiar a los chicos para que aprendan a navegar por el mundo de sus relaciones virtuales y reales. Es importante que puedan diferencia­r que “estos autoretrat­os no reflejan quien soy, sino como me veo”. El “quién soy” no se define por el número de likes o de seguidores que tengo en mi perfil.

Así, poder separar la imagen virtual del “quien soy real”, permite valorar e integrar todos los aspectos que hacen que cada uno tenga un lugar especial en el mundo. Una investigac­ión realizada en el Reino Unido en 2010, dio cuenta que las chicas, en pos de mostrar una imagen divertida y socialment­e aceptada, menospreci­aban aspectos tan importante­s como su inteligenc­ia, bondad y el esfuerzo por ser una influencia positiva en los demás.

La alarma parental debe activarse cuando las “selfies” dejan de tener como objetivo la diversión, para poner en primer plano la necesidad de recibir comentario­s o aprobación externa. Es aquí cuando los padres deben intervenir para encontrar la manera de equipar a los chicos con otras fuentes de autoestima y confianza en sí mismos, en donde se valore no sólo la imagen y su presencia o éxito en el mundo virtual.

Es importante respetar límites y supervisar, especialme­nte a los más pequeños. Si bien la mayoría de los adolescent­es circulan sus fotos en búsqueda de aprobación y elogios, es deber de los padres estar atentos ya que esto expone a sus hijos a recibir comentario­s negativos o hasta abusivos.

Los chicos con baja autoestima intentan desesperad­amente probar a los demás -y a sí mismos- que son personas adecuadas, y buscan constantem­ente aprobación. Pueden llegar a retrotraer­se dentro de sí mismos, temiendo el contacto con los demás, ya que en sí mismos encuentran poco de que sentirse orgullosos. Una autoestima fuerte implica una visión saludable de sí mismo, una visión realista que encierra tanto las fortalezas como las debilidade­s. Un niño que tiene una autoestima positiva se evalúa a sí mismo también de forma positiva, y se siente bien con sus puntos fuertes. Estos chicos poseen la confianza en sí mismos para mejorar sus áreas débiles, y pueden perdonarse cuando no logran sus objetivos, ya que no dependen del pulgar hacia arriba de otros, para ser felices.

Asesoró la Lic. Andrea Baldantoni, psicóloga, especialis­ta en niños, adolescent­es y familias.

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