Semanario

"TODAVIA TEN

El humorista se sometió a una operación de reconstruc­ción de uretra y en seis meses se tiene que volver a operar. Su esposa Mónica lo apoya, pero confiesa que ya no viven juntos y no le cierra la puerta a otra pareja.

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Dolorido, pero de buen humor, Jorge Corona (70) recibe a Semanario en la habitación del sanatorio de la Trinidad, del barrio porteño de Palermo, a pocas horas de salir del quirófano. Junto a él, Mónica, su esposa de 47 años con la que se casó en 1998, permanece en silencio y acota algún dato que Jorge no logra recordar. La vitalidad del humorista no es la misma que exhibe arriba del escenario, aunque hace lo posible para mechar, entre los detalles de la operación, alguna humorada.

El miércoles 15, Jorge Corona se sometió, durante cuatro horas, a una intervenci­ón quirúrgica que le reconstruy­ó parte de la uretra con injertos de piel extraídos de la mucosa bucal. “En los últimos tres años me operé tres veces para que me dilataran la uretra. Este año, cuando fui a consultar a mi urólogo me dijo que me iba a derivar a un especialis­ta. Los nuevos médicos vieron los resultados de los estudios y me informaron que tenía que volver a operarme”, explica Jorge con gesto de resignació­n. Si bien los médicos le habían informado que la recuperaci­ón no iba a ser traumática, al despertar de la anestesia los dolores lo atacaron sin pausa. “Las primeras noches me costaba mucho dormir, tengo una sonda y si me hubiesen contado que iba a sufrir tanto, lo hubiese pensado un poco mejor”. Por delante le queda una larga recuperaci­ón y si bien en los próximos días podrá volver a su casa, dentro de seis meses volverá a pasar por el quirófano. “En septiembre tengo que volver a operarme porque la intervenci­ón tiene dos partes. Si la recuperaci­ón va bien en un mes vuelvo a los escenarios”, dice confiado.

Las confesión de Mónica

En los días previos, durante y después de la operación, Mónica Corona estuvo acompañand­o a su esposo mañana, tarde y noche. Ahora, una semana después de la intervenci­ón, atiende el teléfono para informar las últimas novedades y se despacha con algunas confesione­s que hasta ella se sorprende al escucharse. “Los últimos años fueron muy duros, con Jorge pasamos por muchas cosas, él es una persona muy impulsiva y fuimos buscando las manera de superarlas”, dice abriendo la puerta para contar ciertos detalles de la relación que hasta el momento no había hecho públicas.

Las versiones de las sucesivas crisis de pareja y las adicciones del capocómico fueron rumores que nunca se terminaron de confi rmar, pero esta vez Mónica parece dispuesta a dar un paso más. “Hace dos años que vivimos en casas separadas. Algunas costumbres de él que yo pretendía cambiar nos terminaron de alejar,

“Con Jorge vivimos en casas separadas desde hace 2 años. Pero estoy cada vez que me necesita".

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