El duro oficio de ser papá
El actor y su familia salieron a pasear por primera vez con su bebé, Milo, de apenas mes y medio. Aunque la paternidad le requiere trabajo, a Marianito le sale de taquito. Hombre experto.
La vida le sonríe a Mariano Martínez (34) y él le devuelve una sonrisa ancha. No sólo a la vida. También a la cámara.
Aunque la tarde asomaba fría y el sol se resistía bastante a hacer su tarea, el domingo 19 el actor y toda su familia salieron a disfrutar de la ricas pastas que hace "el Tano", su amigo de toda la vida y dueño del restó Apasionatto.
Junto a Juliana Giambroni (24), su esposa; la pequeña Olivia, con sus tres añitos revoloteando alrededor; y Milo, el gurrumín de apenas mes y medio, el actor embarcó los petates en su 4x4 y rumbearon para el barrio de Palermo. Olivia tenía asegurada la compañía: la hija del "Tano" tiene su misma edad.
En lo que fue una de las primeras salidas de Milo, el pequeño nació en marzo, la familia lució súper emponchada. Calzas coloridas y abrigadas, ellas. Gorrito cubre cabeza para Maria- no y Milo. La pareja se ocupó bien de que el benjamín estuviera a cubierto de los espiones y del mismo frío. Dentro de su mundo, desinteresado de las miradas ajenas, el chiquitito roncaba a pata suelta. Igualita a la de papá Martínez, la gorrita de Milo provocaba ternura, con tantas rayas.
Bajar carrito, subir carrito, arrastrar juguetes, cargar camperas. Mariano no se intimida. Mira la cámara. Le manda un cafecito a la fotógrafa. Regala un poco de la felicidad que lo sostiene. Como en las novelas, abraza a su mujer, la besa. Seguramente, le dice que la ama.