Salud: Probióticos
Son microorganismos y levaduras que forman parte naturalmente de la flora intestinal, pero que cumplen en nuestro organismo funciones inmunológicas. ¿Cómo podemos incorporarlos? En esta nota, todo lo que tenés que saber sobre estos aliados de la salud sobre los cuales se siguen descubriendo propiedades
Los estudios científicos sobre la microbiota –un conjunto de bacterias y levaduras que forman parte naturalmente de nuestro organismo, principalmente ubicados en la flora intestinal– vienen relevando nuevas e insospechadas funciones de estos microorganismos, beneficiosoas no solo a nivel local en los procesos digestivos, sino también en el sistema inmunológico, la regulación del peso y hasta en el humor.
Esos sorprendentes resultados de investigación han estimulado el desarrollo, la prescripción y el consumo de productos en base a probióticos que, "ingeridos en cantidad adecuada, ejercen efectos beneficiosos sobre la salud del huésped", explica la doctora Cristina Zemba Vieytes, médica dermatóloga española del Centro Médico de Laboratorio Ysonut, que acaba de presentar en Argentina sus novedosos Probiovance® I5 y Probiovance® D12, dos suplementos ricos en probióticos de alta calidad específicamente diseñados para regular la microbiota.
Las bacterias probióticas que más comúnmente se utilizan, según explicó, son las que pertenecen a la familia de los Lactobacillus (acidophilus, casei, reuteri y plantarum son las principales variantes) y las bifidobacterias (brevis, longum, infantis, animalis y otras variantes). También es muy utilizado el Streptococcus termophilus y la levadura Saccharomyces boulardii
Estos probióticos pueden formar parte de alimentos funcionales (yogur, kéfir o leches fermentadas), o consumirse como complementos alimentarios en forma de cápsulas, polvos o tabletas. "El hecho de ingerir una cápsula no quiere decir que sea un medicamento", explica la Dra. Zemba: "Sigue siendo un complemento alimentario, pero al no ser consumido como alimento no pone en marcha la digestión, con sus enzimas y jugos gástricos». Además, podemos saber exactamente la cantidad de cepas que estamos consumiendo y su variedad concreta".
Beneficios múltiples
El yogur y el kéfir son alimentos ancestrales elaborados y consumidos desde tiempos anteriores a la agricultura; Marco Polo los menciona en sus relatos. Pero fue el Premio Nobel Ilya Metchnikov quien, en 1908, comenzó a investigar los efectos de las bacterias ácido-lácticas en el organismo. En 2006, ya con la posibilidad de decodificar el genoma de las bacterias, comenzaron a descubrirse nuevas especies en la microbiota intestinal, y hoy existen más de 33.000 estudios con evidencia sobre el tema en la principal base de datos de estudios médicos del mundo. En 2018 la revista científica Nature realizó una publicación sobre el impacto de más de 1.000 fármacos diferentes de uso corriente sobre 40 cepas intestinales representativas. En 2020 publicó otro artículo, esta vez sobre el impacto de ciertos fármacos habituales (entre ellos los antibióticos, metformina, protecto
res gástricos y laxantes) sobre la composición y la función metabólica de la microbiota. "Esto no quiere decir que no se deben tomar esos fármacos si están indicados, sino que debe ponerse atención para proteger también la flora intestinal", agrega. "Hoy sabemos que los prebióticos mejoran la digestión, protegen frente a microorganismos patógenos, modulan el sistema inmunitario, mantienen la mucosa intestinal y ayudan en la regulación del humor y del peso", resumió la especialista. Por supuesto, no son una “cura milagrosa”, pero en las condiciones mencionadas, con la microbiota alterada, pueden servir de "rescate” temporal de la flora.
Combinados
Según la experta, lo importante para el largo plazo es modificar los hábitos y comer de forma saludable para que la microbiota mantenga su diversidad y su equilibrio. Los complementos de probióticos están diseñados para esas situaciones “de rescate” para plazos de 1 a 3 meses: "Como la composición de las fórmulas varía en cuanto a las cepas y otros activos utilizados, es importante saber para qué se los va a utilizar. Si tenemos infecciones invernales o urinarias frecuentes y queremos mejorar las defensas, se utilizan unas cepas que más concretamente se dirigen a esta acción. Si la intención es mejorar el tránsito intestinal o el estreñimiento, se utilizan otras cepas".
En algunos casos los productos que los contienen vienen acompañados por prebióticos, que no son más que fibra soluble que alimenta la propia producción de bacterias beneficiosas dentro del organismo. El consumo de fibra es muy importante para la salud, aunque en organismos que no están acostumbrados puede generar algo de hinchazón y gases al principio. "La elección del probiótico adecuado depende de la acción que se desea. Si queremos mejorar la inmunidad tomaremos un tipo de probióticos y si queremos mejorar la función digestiva tomaremos otros. De todas formas, es recomendable una mezcla de distintas variedades, y esto está bien estudiado al diseñar las fórmulas», agrega Vieytes.
Otra recomendación es que las cepas sean seguras (como las denominadas Categoría GRAS), de origen humano, no modificadas genéticamente y producidas con rigor farmacéutico.
No es posible decir que “llegaron para quedarse” porque siempre estuvieron ahí; pero hoy se descubre cada vez más la importancia de los probióticos regulando diferentes aspectos de nuestra salud. Como explica la Dra. Zemba: «Hoy en día se conoce ya el eje intestino-cerebro, intestinopiel, intestino-hueso e intestinohígado. Muchos profesionales se han hecho eco de estos avances científicos y han incorporado los probioticos como un acompañamiento a la homeostasis de órganos y sistemas. La población general también ha tomado conciencia de su importancia y piden información sobre su acción".