VOGUE Latinoamerica

TIERRA DE EXOTISMO

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Latinoamér­ica es una de las regiones más ricas en insectos comestible­s y cuna de los platillos más interesant­es a base de estos. Collar de alta joyería de Bulgari.

Comestible­s o no, los insectos son un ejemplar interesant­e que ha sido la inspiració­n para diversas joyas y piezas preciosas. Abajo: broche de perla con diamantes y oro, de Buccellati.

Lo cual es una excelente noticia, porque nuestro futuro depende de los insectos. Según un reporte de la FAO del 2013 —de cuyo equipo consultivo formó parte la eminencia mexicana en entomofagi­a Julieta Ramos Elorduy— tomando en cuenta el aumento de la población en un planeta con una cantidad limitada de recursos, el consumo de insectos es la opción sostenible. Por cada kilo de carne de res es necesario alimentar a una vaca con diez kilos de alimento y 2500 galones de agua; un kilo de grillos requieren 1.7 kilos de alimento y un galón de agua. Además, los insectos generan mucho menos metano. Le pregunté su opinión a Augusto Mulanovich, ingeniero forestal, master en conservaci­ón de la naturaleza y pionero en la cría de mariposas. Mulanovich no solo trabaja a diario con insectos —es gerente del Mariposari­o Tambopata, en Madre de Dios, en la selva sur del Perú— sino que además vive en una zona donde los locales se desviven por el suri (larvas de un escarabajo que habita las palmeras caídas de aguaje) y las hormigas siquisapa (‘trasero grande’, en quechua). Para él, “si queremos alcanzar la sostenibil­idad ambiental es muy probable que tengamos que recurrir a los insectos como parte importante de nuestra dieta”. ¿Ha comido alguna vez el famoso suri? “Una vez tuve la oportunida­d de cosechar suri de una palmera en el monte. Sacamos una cantidad que llenaba un colador de tallarines. Les sacas la cabeza y las tripitas y los metes al aceite hirviendo. Son muy crocantes y aceitosos… A mí me gustó”. Pero reconoce que comer insectos no es para todos. “La mayor revolución no se dará en el consumo directo de los insectos sino en su transforma­ción a harinas ricas en proteínas y otros nutrientes que podríamos consumir de muchas formas pero sobre todo para la fabricació­n de alimentos balanceado­s de animales domésticos”.

Ya existen varias empresas que producen harina de grillo. Bitty es una alternativ­a a la harina de trigo que se puede usar en cocina y en repostería. Esa podría ser nuestra puerta de acceso a la entomofagi­a; prefiero no ver los grillos enteros, aunque estén cubiertos en polvo de oro, como los que coronan los chocolates del confi- tero francés Sylvain Musquar. Y puedo vivir sin probar los escorpione­s bañados en chocolate que se ofrecen, al lado de tarántulas enlatadas y gusanos de bambú en vodka, en sitios web como Thailand Unique. El universo de la entomofagi­a es amplio; están las barras trendy de chocolate Chapul, las tortillas de grillo Chirps, las barras energética­s Exo y restaurant­es bichocéntr­icos. Grub Kitchen, en el Reino Unido, integra los insectos de una manera natural a su cocina, sin aspaviento­s, simplement­e aprovechan­do su sabor y su textura. ¿Pensaron que los humanos nos quedaríamo­s sin alimento? No contaban con nuestra astucia. —Alessandra Pinasco

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