Creatividad
Vibrante La artista Andrea Tregear conversa en exclusiva con Vogue sobre su pasión: el arte ¿Quién soy? ¿Qué hago? Todo se resume al acrílico... Este es mi medio de expresión y mi lenguaje
Reconocida por su particular trabajo en acrílico, Andrea Tregear se ha posicionado como la pionera en el uso de este material en Perú. Su formación empieza con arquitectura de interiores, luego diseño de muebles, más tarde diseño de indumentaria y después escultura. “Soy un conjunto de disciplinas que hacen que el acrílico sea mi segunda piel. Trabajo en esta industria desde hace 17 años y siempre trabajé con este material. Fue un crecimiento orgánico y totalmente consecuente. En un comienzo era como una investigación, como un juego y luego todo empezó a surgir. ¿Quién soy? ¿Qué hago? Todo se resume al acrílico... Este es mi medio de expresión y mi lenguaje”, comenta la artista. En una necesidad de mutar y evolucionar, Andrea confiesa que no ha logrado separarse del elemento por lo mucho que este provee: así comienza su búsqueda por combinarlo con distintas texturas como recientemente con el cemento. “Empecé mi investigación en base a un material vivo con uno totalmente inerte, tiene que ver hasta con la muerte y la vida: cómo lograr que se unan y mimeticen texturas y materiales tan distintos”, cuenta. Esta vida y muerte de la que habla la creativa va desde el colorido del acrílico contra el gris del cemento, hasta la flexibilidad del primero versus la intransigencia del segundo, constantemente jugando con el contraste para lograr una armoniosa confrontación. Un componente distintivo en las creaciones de la artífice es el color: una extensa paleta y vibrantes tonalidades la definen. “Hace muchos años alguien me dijo ‘reconozco tu trabajo por el color’… Muchas veces uno no lo ve porque el trabajo es instintivo, una cosa es lo que hace uno para uno y otra cosa es lo que ve el resto y cómo te identifican”, asegura. Desde los primarios hasta una serie de neones, su taller, ubicado en el barrio de Barranco, en Lima, se ve invadido por intensos pigmentos, dueños cada uno de una apasionante personalidad. A pesar de ello, y aunque el estilo de Andrea al vestir puede ser elocuente y atrevido, su elección de color es negro la mayoría de veces. “Me parece que tengo mucho color por dentro, y de alguna manera eso lo exploto en mi trabajo. Tengo suficiente color a diario
como para vestirme también de forma colorida, por eso siempre elijo los negros y C las tonalidades oscuras”, explica Tregear. onsidero que hay una evolución gigante con mi trabajo y el color. Hoy en día ya se utiliza este último como lo empleé hace más de 15 años. Ahora, los artistas toman riesgos más grandes, lo cual es maravilloso, pero también delicado… Hace falta tener en cuenta los procesos; me parece que es importante rescatarlos sobre todo en la actualidad cuando el estilo de vida es tan acelerado. Hay que caminar con pie firme en vez de ser tan impulsivos”. Para la creativa más allá del resultado es importante que detrás de una obra haya un trabajo de investigación, un proceso entre idear la pieza y hacerla realidad para darle un sentido a la misma, para que finalmente cuando llegue a las manos del comprador, este pueda entender la historia y sea perenne en el tiempo. “Cada obra tiene un poder emocional y personal del artista y es maravilloso cuando alguien se conecta con esa pieza, mas allá de lo que uno le dice”. Así como el arte es cada vez más osado, los seguidores de esta disciplina también, razón por la cual para Andrea es fácil poder crear sin límites, sabiendo que sus obras de arte van a lograr una recepción positiva. Aparte de desarrollar piezas propias, la artista ha colaborado con diseñadores peruanos como Jessica Butrich, Mozhdeh Matin, Andrea Llosa y Alessandra Petersen en la elaboración de accesorios para sus colecciones; el hecho de que haya estudiado diseño influye en que tenga cierta inclinación por la misma, y esto se refleja también en su trabajo. “Siempre he tenido mucha cercanía a la moda, me parece que es un símbolo de personalidad importante y genera cierto individualismo en cada uno de nosotros”, finaliza. —Romina Guiulfo