BUSINESS Z CON
Los miembros de la Generación Z, nacidos entre 1995 y 2010, están revolucionando la esfera de los negocios por sus hábitos de compra y su sorprendente capacidad de emprendimiento
Los expertos emplean diversos términos para describir costumbres y comportamientos de personas con edades específicas. Baby Boomers, Generación X y Millennials (también identificados como miembros de la Generación Y) han marcado distintas éticas de trabajo, relaciones con la tecnología, preocupaciones sociales y productos culturales. Hoy, los reflectores están puestos en la Generación Z, integrada por los nacidos entre 1995 y 2010.
Conforme pasan los años, aumentamos generalmente los elogios hacia nuestra generación y las críticas a las demás. Prodigamos así buenas dosis de condescendencia al saber que ya no somos el centro del universo. ¿Fuimos, somos o seremos mejores personas? ¿El Apocalipsis se desencadenó el día que nos brotó la primera cana? ¿El ser humano se dirige a un estado de plena realización? La sensatez debería impregnar nuestras respuestas a estas interrogantes, ya que después de todo, cada generación ha tenido sus claroscuros.
Actualmente, 26% de los habitantes del planeta forman parte de la Generación Z. El punto neurálgico de millones de niños y jóvenes es el ciberespacio: jamás conocieron una vida sin internet. De ahí proviene una crítica que suena con fuerza contra esta generación: tienen el rostro pegado con Kola Loka a la pantalla de sus dispositivos móviles. Sin embargo, no es el único señalamiento hacia ellos. Al parecer, están asociados a un alto individualismo y a un magro respeto hacia padres y profesores.
Demos vuelta ahora a la moneda: la Generación Z cuenta con elementos que merecen atención por buenas razones. De acuerdo a diversos estudios, sus miembros tienen alta capacidad de empatía, prestan menor importancia a diferencias sexuales o étnicas y se implican socialmente (por ejemplo, en temas como el cuidado medioambiental y la desigualdad). Pero los puntos positivos
de estos infantes y adolescentes tienen también como escenario el mundo de los negocios, donde están dejando una huella considerable.
Los miembros de la Generación Z muestran pocas ganas de estar atornillados a una oficina en horarios fijos y prefieren trabajar por proyectos. “Estos jóvenes no buscan insertarse en un único molde laboral. Piden que las firmas les den alternativas para desarrollar mejor sus ideas y favorecer sus libertades creativas”, comenta a Vogue Kerstin Kuyken, profesora del departamento de gestión y tecnología en la Universidad de Quebec en Montreal. Precisa que esta generación no cuenta con la estabilidad de antaño, por lo que el camino tomado por sus padres y abuelos, es decir, un desempeño laboral de déca- das en una sola empresa, les resulta extraño, aunque no permanecen cruzados de brazos.
Es una generación que toma riesgos, que se guía por la intuición y que aspira en muchos casos a no tener jefe. “Varios estudios señalan que uno de cada cuatro jóvenes desea empresa propia. Además, la tendencia es incursionar en dos o tres proyectos a la vez: participar en distintos ámbitos y no poner toda la energía en un solo plan”, afirma Kuyken.
Creativos e innovadores, estos jóvenes usan el mundo digital más allá de la diversión, ya que también representa una ventana de oportunidades empresariales: publicidad, micromecenazgo, comentarios de clientes, interacción con socios potenciales. De igual forma, son más autodidactas. Ya no esperan contar con un MBA para probar suerte en los negocios y sacan provecho de las aplicaciones que permiten dar rienda suelta al trabajo colaborativo. Kuyken agrega: “Los jóvenes ponen a prueba sus ideas con mayor rapidez”.
D rew Frank tiene 13 años y vive en El Paso, Texas. El año pasado inauguró una tienda especializada en calzado deportivo de edición limitada. Solo abre los fines de semana, debido a sus obligaciones como estudiante de secundaria. “He coleccionado tenis desde hace tiempo y en mi ciudad no había un lugar para comprar modelos específicos”, cuenta Drew a Vogue vía telefónica. Dice que ya conocía a algunos proveedores, así que consiguió embarcarse en esta aventura empresarial con el apoyo de sus padres y de las redes sociales. Sorprende la edad de Drew, aunque él señala que varios de sus conocidos tienen diversas ideas de negocio
para poner en marcha próximamente. Además de Kickpin Sneaker Pop Up, como se llama su tienda, el joven texano se ha implicado socialmente. Con el dinero que recaudó hace algunos meses en su ceremonia de bar mitzvah, adquirió 800 pares de tenis para alumnos de bajos recursos de una escuela primaria.
Los miembros de la Generación Z también se distinguen por sus hábitos de compra y su interacción con las marcas. “Buscan productos a escala mundial que pueden obtener gracias a la tecnología. Son consumidores globales”, subraya Kuyken. Su atención no está puesta necesariamente en poseer algo sino en usarlo. “Quieren mayor independencia y esta se pierde a veces con las cosas”, añade la experta. Son por ende más hijos de Airbnb y Uber que de las hipotecas y el automóvil pagado en abonos. Kuyken también afirma que la Generación Z busca marcas que reflejen sus valores, como es el caso de la protección medioambiental, y tiene la capacidad de promocionar K un producto o criticarlo a través de las redes sociales. erstin Kuyken aclara que si bien el término Generación Z sirve para agrupar características de una población con edades bien delimitadas, es necesario considerar los contextos culturales y la realidad socioeconómica de cada país. “Este aumento del emprendimiento resulta muy notorio en Norteamérica, en comparación con otras zonas del mundo donde se está dando a otra velocidad. Hay que apoyar a los jóvenes con programas e iniciativas que favorezcan las ideas innovadoras y el espíritu emprendedor”, comenta la especialista. Algunos científicos sociales hablan ya de la Generación Alpha, es decir, de los niños que vienen detrás de la Generación Z. Llegarán, por supuesto, con ideas y comportamientos criticables, aunque habrá que dirigir también la mirada hacia los puntos positivos. A este respecto, vale la pena citar las palabras del polaco Ryszard Kapuscinski, uno de los grandes periodistas de todos los tiempos: “Hoy en día, los mejores de entre los jóvenes saben muchas más cosas que nosotros. Por eso yo prefiero ser humilde y modesto antes que decir: soy más viejo, por lo tanto, sé más que tú”.